El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Carta a la juventud (sandinista y no sandinista)

Andrés Pérez Baltodano | 6/9/2010


La semana pasada propuse que le tomáramos la palabra a Daniel Ortega y que lleváramos a la práctica la sugerencia que él hizo durante la celebración del II Congreso Nacional de la Juventud Sandinista, para que los y las jóvenes nicaragüenses se enfrascaran en lo que Ortega llamó una “lucha de ideas”.

Hice la propuesta a sabiendas de que Daniel Ortega nunca ha dado muestras de ser un hombre que valora el diálogo o la discusión seria y responsable de las ideas. Basta señalar que se negó a debatir su programa de gobierno con los candidatos presidenciales en las pasadas elecciones; que no ofrece conferencias de prensa para no tener que responder las preguntas de la prensa nacional e internacional; y que jamás ha condenado la violencia de sus partidarios cuando éstos han agredido a los que critican su gobierno.

Pensé, sin embargo, que era importante endosar su sugerencia. Valía la pena hacerlo porque es urgente poner fin a las pedradas y los morterazos que han dominado la práctica política de una buena parte de la juventud nicaragüense.

Con este mismo propósito, el programa Esta Semana que dirige Carlos Fernando Chamorro, organizó un encuentro entre jóvenes de diferentes orientaciones políticas. Éste fue conducido por Camilo de Castro y televisado el domingo de la semana pasada.

No fue fácil realizar este encuentro. Ni los líderes de la Juventud Sandinista ni los de la Federación de Estudiantes de Secundaria aceptaron participar en este evento. Dijeron estar muy ocupados en sus actividades políticas.

El blog Generación XXI, en nombre de los y las jóvenes que a través de diferentes medios han expresado su interés en el encuentro propuesto, va a seguir insistiendo en la necesidad de organizar un encuentro serio y responsable entre los diferentes sectores de nuestra juventud. Lo que proponemos no es la realización de un vulgar “mano a mano”. Proponemos la creación de una instancia de diálogo permanente en donde ustedes, la juventud nicaragüense, pueda explorar --con la seriedad que demanda la grave situación del país--, las posibles bases de un acuerdo social que nos incluya a todas.

Tampoco proponemos un encuentro organizado sobre la tonta simplificación que hacen los que dividen a la juventud de nuestro país entre sandinistas y no sandinistas; concientizados y “confundidos”; oligarcas y revolucionarios; “culitos negros” y “culitos rosados”.

Somos un país fragmentado en mil y un pedazos. Peor aún, somos un país polarizado. Esta condición no es producto ni de la maldición del Güegüense, ni de la herencia genética de Pedrarias, ni de las maquinaciones del “imperialismo yankee”, ni de la lógica del “Capitalismo Salvaje”. Nuestra condición y nuestros fracasos son el producto de nuestra incapacidad para armonizar los intereses y las aspiraciones de los diferentes sectores que componen nuestra sociedad dentro de un consenso social, un modelo justo y efectivo de relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad, y una estructura de obligaciones y derechos ciudadanos. De ahí, la necesidad del diálogo entre los hombres y las mujeres jóvenes de nuestro país. Ustedes son los herederos de nuestros fracasos y los únicos que pueden hacer renacer la esperanza de una Nicaragua digna, libre y justa para todas.

A Daniel Ortega no le interesa poner fin a la fragmentación y la polarización que sufre nuestra sociedad. Él y su socio Arnoldo Alemán se han beneficiado y siguen beneficiándose de nuestras divisiones. Por eso Ortega prefiere distraer la atención de la juventud haciéndola pensar –como lo hizo en el discurso que pronuncio durante el Congreso de la Juventud Sandinista --, que nuestros problemas nacionales son el resultado de la influencia de fuerzas “globales”. “¿Quién es el enemigo?” preguntó retóricamente Ortega en esa ocasión. Su irresponsable respuesta: “El enemigo es la tiranía del capitalismo mundial.”

Lo que Ortega llama “la tiranía del Capitalismo Mundial” es una amenaza real. El mundo –y especialmente los países pobres, fragmentados y polarizados como el nuestro-- enfrenta hoy el peligro que representa la entronización del imperio de la racionalidad del mercado. Pero es una mentira decir que “el Capitalismo Mundial” es nuestro principal enemigo. Nuestro principal enemigo somos nosotros y, especialmente, nuestra incapacidad para definir una estrategia nacional que nos proteja contra los peligros de esa tiranía; una estrategia nacional en donde los costos y los beneficios del desarrollo se distribuyan con un sentido de justicia humanista y verdaderamente cristiano; una estrategia que nos integre y nos solidifique como sociedad para resistir las tendencias desintegradoras de la globalización neoliberal.

Nuestro peor enemigo ha sido nuestra incapacidad para entender la soberanía no solamente como un derecho territorial, sino como un principio que nos obliga a co-existir con nuestros adversarios políticos dentro del marco espacial y legal del Estado nacional, y a negociar con ellos protegiendo el bienestar general de la sociedad, en vez de pactar con ellos en detrimento del bien común.

Nosotros, aceptémoslo, hemos sido nuestro peor enemigo porque somos nosotros –no los europeos, no los estadounidenses-- los que hemos violentado con más frecuencia la idea de la soberanía nacional, fomentado una cultura política que rechaza la idea del consenso doméstico y que privilegia el uso de recursos externos para aplastar a los que no piensan o sienten como nosotros. Así lo hicieron los liberales del siglo XIX y terminamos bajo la bota de William Walker. Así lo hicieron los conservadores y los liberales del siglo XX y terminamos convertidos en un protectorado virtual de los Estados Unidos bajo la bota de los Somoza. Así lo hicieron los sandinistas en los 80s y terminamos convertidos en un peón del ajedrez de la Guerra Fría. Cuando colapsó la Unión Soviética –después de la muerte de miles de jóvenes como ustedes y de la destrucción de nuestra economía-- colapsaron también los sueños de los pobres que creyeron que el amanecer había dejado de ser una tentación.

No hemos aprendido estas lecciones. Por lo menos Daniel Ortega las sigue ignorando y en vez de construir un proyecto de país que fundamentalmente dependa de nosotros mismos, ha puesto todas las fichas de nuestro futuro en la ruleta del impulsivo Hugo Chávez y su llamada Revolución Bolivariana.

El final del experimento de Ortega es harto predecible: el proyecto de Chávez colapsará porque es política y económicamente insostenible. Cuando eso suceda, se secarán los fondos del ALBA y los pobres en Nicaragua volverán a sufrir los efectos de nuestra incapacidad para vernos reflejados como un todo en el espejo de la historia.

Caerá el orteguismo y, casi seguramente, regresará la retrógrada derecha nicaragüense que ha convertido la idea de la democracia en un garrote para mantener a los pobres “en su lugar”.

Seguirá entonces la crisis y la confrontación a menos que ustedes, la juventud sandinista y la no sandinista, decidan rechazar la oferta de la democracia que niega la justicia social; y la oferta de la justicia que niega la libertad e impone como condición, el precio de la corrupción.

Nicaragua merece vivir en justicia y libertad. Ustedes, la juventud, pueden lograr la armonización de estos dos principios y poner fin a la sequía de la imaginación que se expresa en el discurso político actual y en los estériles programas de gobierno que ya han empezado a circular. Nosotros, desde este blog, se los recordaremos y los apoyaremos.

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