A luz de las múltiples irregularidades y denuncias de fraude electoral, no cabe duda para cualquier observador informado, que en las elecciones municipales del 2008 y presidenciales del 2011 hubo fraude. No obstante, los énfasis y las modalidades de ambos fraudes fueron distintos.
En el 2008 los fiscales del Frente Sandinista impugnaron las Juntas Receptoras de Votos donde el Frente Sandinista ha perdido históricamente con una diferencia porcentual igual o mayor al 10 por ciento de los votos.Se expulsaron a los fiscales de la oposición para que no pudieses observar el escrutinio de las Juntas Receptoras de Votos. La lógica electoral del fraude del 2008 fue eliminar o alterar la mayor cantidad de Juntas Receptoras de Votos donde ganaba la oposición al Frente Sandinista. Todos los partidos perdían votos anulando Juntas Receptoras de Votos, pero la oposición perdía más porque había sido más votada.
Los miembros de las Juntas Receptoras de Votos del Frente Sandinista y sus aliados provocaron la mayor cantidad de errores posibles para impugnar y pedir la nulidad de las Juntas Receptoras de Votos escogidas para el fraude. Ejemplos, alteraron los códigos de seguridad y las firmas de los miembros en las boletas electorales, cambiaron los códigos de las Juntas Receptoras de Votos en las actas de Apertura, Cierre y Escrutinio.
No obstante lo anterior, la mayoría de las irregularidades se dieron en los Centros Municipales de Cómputo donde los funcionarios de los Consejos Electorales Municipales y los fiscales del Frente Sandinista se coludieron para el fraude. Estos impugnaron de forma ilegal Juntas Receptoras de Votos en los Consejos Electorales Municipales, que por ley sólo pueden ser impugnadas en las Juntas Receptoras de Votos, y aquellos aceptaron dichas impugnaciones para eliminar las Juntas Receptoras de Votos donde perdía el Frente Sandinista. Ambos, en complicidad, alteraron, cambiaron y desaparecieron Actas de Escrutinio.
Una práctica muy burda, pero extendida fue alterar los resultados agregando un número 1 ó 2a la izquierda de los resultados donde el Frente Sandinista había perdido. Ejemplo, si el Frente Sandinista había recibido 85 votos en una Junta Receptora de Voto le ponían un 1 ó un 2 a la izquierda para que en el acta pareciera que el Frente Sandinista había recibido 185 o 285 votos.
Funcionarios del Consejo Supremo Electoral anularon votos y Juntas Receptoras de Votos en los Consejos Electorales Municipales y en los Consejos Electorales Departamentales y nunca se conoció ninguna causal de porqué se anularon esos votos o Juntas Receptoras de Votos.Indistintamente, se omitieron Actas de Escrutinio en las Actas Sumatorias de los Centros Municipales de Cómputos y de los Centros Departamentales de Cómputo. Como corolario, los Consejos Electorales Departamentales aceptaron todos los recursos interpuestos por los fiscales sandinistas en los Centros Municipales Cómputo, aun sabiendo que su recepción y resolución era ilegal. La estrategia básica en el 2008 fue restar la mayor cantidad de votos a la oposición utilizando la anulación de votos y de Juntas Receptoras de Votos en los Centros de Municipales de Cómputos a través de las impugnaciones infundadas.
El fraude electoral del 2011 fue más sofisticado y contó con la colaboración no sólo de los funcionarios del Consejo Supremo Electoral y de los fiscales del Frente Sandinista, sino de los micros partidos políticos. Muchas de las piezas de este rompecabezas se fueron tejiendo en los meses y días anteriores a la elección y fue muy poco detectado por la Alianza PLI y el Partido Liberal Constitucionalista. Fueron muchas las irregularidades pero el fraude descansó en 6 pilares fundamentales de los cuales se derivaron todos las demás:
El primer pilar fue el control casi absoluto del Frente Sandinista de todas las instancias del Consejo Supremo Electoral: Consejos Electorales Departamentales, Consejos Electorales Municipales y Juntas Receptoras de Votos.
El segundo pilar del fraude fue la infiltración y sustitución de los miembros y fiscales de las Juntas Receptoras de Votos de la Alianza Liberal Nicaragüense y la Alianza por la República por miembros y fiscales del Frente Sandinista. Con esta estrategia, se aisló y controló a los fiscales de la Alianza PLI y del Partido Liberal Constitucionalista el día de la elección para que el Frente Sandinista contara solo los votos. El Frente Sandinista controló estas Juntas Receptoras de Votos através de miembros, fiscales, policías electorales y coordinadores de centro.
Un tercer pilar fue que a miles de fiscales propietarios (más 5000) y suplentes de la Alianza PLI no se les entregaron sus acreditaciones. Por tanto, no pudieron ejercer su labor fiscalizadora en esas Juntas Receptoras de Votos. Esto sucedió, mayoritariamente, en las Juntas Receptoras de Votos donde el Frente Sandinista ha perdido por amplios márgenes. A los fiscales de la Alianza PLI se les impidió acreditarse, impugnar o se les expulso de estasJuntas Receptoras de Votos al momento del escrutinio. Incidente gravísimo fue el impedimento para que los fiscales de la Alianza PLI estuvieran presentes en la recepción del material electoral y en la apertura de las Juntas Receptoras de Votos. En muchas JRVs, al momento de la apertura, ya las urnas contenían boletas introducidas ilegalmente por los miembros de las Juntas Receptoras de Votos en complicidad con las fiscales del Frente Sandinista, Alianza por la República y Alianza Liberal Nicaragüense.
Un cuarto pilar fue que los miembros de las Juntas Receptoras de Votos se negaron a contar las boletas recibidas en la apertura de la Junta Receptora de Votos y las boletas no utilizadas en el cierre de la votación; por tanto, fue imposible contrastar el número de boletas recibidas, utilizadas y no utilizadas para verificar si correspondieron con el número de personas que votaron, como mandata la ley electoral en su artículo 123. Con este procedimiento anómalo, los miembros de las Juntas Receptoras de Votos controlaron, exclusivamente, el número de boletas que se utilizaron en la elección y hace imposible reconstruir el número de boletas que se convirtieron en votos.
En un quinto pilar podemos agrupar las alteraciones de casi todos los procedimientos, históricamente utilizados en las Juntas Receptoras de Votos: el Consejo Supremo Electoral diseñó una sola boleta electoral para las cuatro elecciones cuando le ley electoral obliga tener una boleta por cada elección; las boletas venían con un código de seguridad preestablecido, contrario a la tradición de hacerlo antes de la apertura de las Juntas Receptoras de Votos; 400 boletas fueron entregadas en libretas por peso, cuando su número era definido por el padrón de la Juntas Receptoras de Votos;se eliminó la práctica de que al menos dos miembros de la Juntas Receptoras de Votos deben firmar y poner el número de seguridad en cada boleta para que sean legales.
Finalmente, el Consejo Supremo Electoral nombró un Coordinador de Centro de Votación a último momento. Este es un miembro del Frente Sandinista que aparece mimetizado como funcionario del Consejo Supremo Electoral, al cual, obedecen todos los miembros de las Juntas Receptoras de Votos. Este funcionario, que no está definido en la ley electoral, violentó a su entender,la mayoría de los procedimientos de la elección definidos por la Ley Electoral. De todo lo anterior, podemos extraer algunas conclusiones:
La Alianza PLI, mucho menos el Partido Liberal Constitucionalista, no tuvo la capacidad de construir un ejército de fiscales que hiciera frente a las nuevas condiciones que demandaba el fraude. Enfrentaron las nuevas condiciones con los viejos métodos, con menos recursos y capacidades. No fueron capaces de prever la pérdida de control, en las Juntas Receptoras de Votos, de las boletas electorales y mucho menos proteger lasJuntas Receptoras de Votos estratégicas donde siempre han ganado.
La lógica del fraude del 2008 se centró en los Centros Municipales de Cómputos, en la impugnación y anulación ilegal de votos y Juntas Receptoras de Votos. En el 2011 la lógica fue el control de las Juntas Receptoras de Votos a través de miembros, fiscales, policías electorales y coordinadores de centro del Frente Sandinista y sus aliados que neutralizaran a los fiscales de la Alianza PLI. Esto permitió al Frente Sandinista contar y preñar las Juntas Receptoras de Votos con más votos que los que históricamente había recibido.
José Antonio Peraza Collado
Politólogo
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