“Los fondos Alba tienen que ser canalizados
para
promover
la productividad, no para crear
empresas
que hagan competencia al sector privado.”
José
Adán Aguerri Ch
Presidente del COSEP
Si
existía una tregua entre el gobierno orteguista y la clase empresarial, el
título de este escrito, podría ser el comienzo del fin de esa tregua.
Como
por arte de magia empezaron a cuestionar el precio de la cajilla de treinta
huevos producida por los empresarios nicaragüenses. El gobierno, regulador
lógico de los precios de los productos de primera necesidad, no se tomó el
tiempo, ni demostró un genuino interés por investigar la razón de esa alza en
los huevos. Simplemente se dedicó, a través de sus testaferros, a desprestigiar
a los productores de huevo resaltando su egoísmo y avaricia, cuya víctima
directa es el pueblo pobre de Nicaragua y mientras lo hacían vino una importación masiva de huevos
hondureños con un precio más bajo. Inmediatamente las bodegas de nuestros
productores se quedaban llenas de huevos por su precio más alto.
La
fiebre del huevo hondureño puso en riesgo el futuro de esa actividad y los
nubarrones del desempleo empezaron a oscurecer el horizonte de los trabajadores,
por lo que la estabilidad laboral de ese sector comenzó a sembrar la
incertidumbre entre los cabezas de familia que trabajan en esas empresas.
Luego
vino la fiebre del pollo americano. Siguiendo la misma estrategia, los
testaferros empezaron a propagar lo caro del pollo nicaragüense cuando
empezaban a soplar los aires diciembrinos, que por tradición de años, se
impregna con el olor a pollo cocinado. De nuevo, sin investigar las razones por
las que la libra de pollo nicaragüense anduviera por los veintisiete córdobas,
se fueron por el camino fácil y el importador anónimo inundó de pollo
imperialista los negocios de Managua a C$18.50 la libra.
Así
como nos preguntamos quien está detrás del negocio de los huevos hondureños,
nos preguntamos también quien está detrás del pollo gringo. Por supuesto no son
los voceros que vemos en las pantallas de televisión pontificando a favor del
producto extranjero, esos se llevan las migajas del negocio de las
importaciones. Los productores de pollo entraron en riesgo de cerrar sus
empresas por falta de mercado y de nuevo sus trabajadores empezaron a sentir el pánico del desempleo y
por ende la desestabilización económica de sus hogares. De nuevo la inquietud
hace presa de los productores de pollo al hacer público el aumento de un
córdoba en la libra del pollo nacional y al minuto siguiente el señor sin
cabello apareció con la nueva de que ya venían en camino no sé cuantas miles de
libras de pollo americano a C$18.50 y de nuevo los polleros nacionales aparecen
en la televisión explicando las razones de ese aumento. Pero eso es como echar
en saco roto, porque ante la ganga del pollo, no hay razones que valgan.
Está
empezando la fiebre de la leche y sin investigar ni platicar, ya se está
hablando de la importación de miles de libras de leche en polvo barata desde
Canadá y Estados Unidos, para mezclarla con la leche de vaca y evitar que el
litro suba de precio, pronosticando otro buen negocio para los testaferros oficiales.
Conclusión:
El gobierno de la dictadura conyugal se va por el camino fácil de la
importación, para no decir nada sobre las alzas de los combustibles, verdadera
razón de las alzas de los precios, porque su distribución está a cargo de la familia presidencial y
estos nunca van a ir contra sus intereses económicos, lo que demuestra que este
gobierno es enemigo de los empresarios y de los trabajadores porque fomenta la
desaparición de ambos sectores.
Recordemos
lo que les decía Don Vito Corleone a sus vástagos: Never take side against the
family.
Jorge
J Cuadra V
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