*Juan Ramón Flores
Algo que dejaron en claro las pasadas elecciones, y que se concreta este 10 de enero, fue la confirmación de que a Daniel Ortega le tiene sin el más mínimo cuidado la suerte o el sentimiento de “su militancia”, digo su militancia, porque su organización política, el FSLN actual, creada, después de la desaparición del FSLN histórico (en el lapso de 1991 a 1994), a imagen y semejanza de sus intereses personales y patrimoniales, ha demostrado una vez mas que la honorabilidad de “sus militantes” le vale gorra, para eso están, para obedecer, Daniel Ortega es el propietario del único partido de “militantes” que hay en el país, los demás son partidos de ciudadanos.
Con la finalidad de robarse las elecciones para perpetuarse en el poder, a Daniel Ortega no le bastó violar la Constitución, sino que mandó a toda su gente a robar de la manera mas descarada, y éstos tuvieron que actuar desde todos sus cargos ya sea en las estructuras del CSE, como magistrados, directores, presidentes de CED o CDR, CEM o como “Coordinadores de CV" o como miembros de mesa de JRV o como fiscales o policías electorales, a todos los mandó a actuar como sicarios, a ejecutar órdenes aunque éstas estuvieran en contra de la ley, y todos pusieron la cara en vergüenza por hacerle el capricho a él; los mandó a robar y quedaron como ladrones y así los ven hoy y los seguirán viendo sus vecinos, amigos y conocidos, con pena, con lástima, teniendo que actuar como ladrones para defender “un pegue” o para conservar un privilegio.
Igual labor hizo la Policía desde sus máximos mandos, aunque la Comisionada Granera se embuzonó, en la calle vimos al consuegro Poquito Díaz asegurando que nadie del PLI respondiera a las ilegalidades fuera de la Ley en caso de que los fiscales del PLI no quisieran salir de la JRV de donde eran expulsados ilícitamente (porque de lo contrario ordenaba la represión con antimotines) o para evitar que entraran a las JRV donde el CSE con toda la mala intención hizo las credenciales con errores; ahí vimos también al Comisionado Avellán emitiendo criterios partidarios para justificar la actuación de la policía, y al comisionado Avalos coordinando la represión de las turbas paramilitares del Orteguismo fascista contra la gente que salía a las calles a reclamar contra el Fraude. Vimos también a muchos oficiales de la policía tratando de hacer “méritos” represivos con sus jefes comportándose como verdaderos esbirros somocistas.
Si antes de las elecciones del 6 de noviembre los sandinistas veníamos cargando con el estigma de la piñata, y lo seguimos cargando luego de que Daniel Ortega se apoderara de las signos, los colores y del FSLN histórico para ponérselo a su organización política personal (porque se siguen denominando sandinistas, aunque su actuación sea más propia del somocismo) por ello ahora TODOS los sandinistas, los que somos pagamos indirectamente, y los que se dicen aunque no lo son (porque son ORTEGUISTAS), pagan totalmente el costo de una imagen nefasta, pero más temprano que tarde la población sabrá diferenciar entre los sandinistas dignos y los que como ladrones tratan de justificar lo injustificable y arrastran la vergüenza del FRAUDE de las elecciones municipales del 2008 y de las generales del 2011, fue a ellos, a quienes Daniel Ortega mandó a actuar como sicarios.
Sin duda, el mayor daño que Daniel Ortega le ha hecho al sandinismo, y eso lo juzgará la historia, es haber convertido al FSLN en una guarida de ladrones, criminales, cínicos, mafiosos, rufianes y pragmáticos extremistas que no son más que viles oportunistas que para encubrir las penas ahora se disfrazan de fanáticos religiosos, con un afán de lucro desmedido solo comparable con el de los narcotraficantes. ¿Y los héroes y mártires que dieron la vida por el Sandinismo?, eso siempre le ha quedado chingo a Ortega y a la mafia que rodea, ¿y los miles de muchachos del SMP que cayeron en los ochentas?, eso importa menos, para él al igual que para Mao, ¡el poder, es lo único que tiene sentido, lo demás es ilusión!.
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