Sobre la Península Ibérica se abaten innumerables
escándalos de corrupción
Rodrigo Soto
Escritor
Durante
años, asumí con resignación que en materia de corrupción política los latinoamericanos
y los africanos éramos insuperables, pero ahora reconozco que me equivoqué, o
al menos ya no estoy tan seguro.
En contra de
lo que sugiere el título, esta nota no trata de la antigua presencia beréber en
España, ni de cómo Gibraltar ha sido desde siempre una frágil frontera que
invita a saltar sobre ella, como lo mostraron hace siglos almorávides y
almohades, y hoy las tristísimas “pateras” cargadas con migrantes hambrientos..
Ni siquiera la crisis galopante que se abate sobre Europa los ha detenido por
completo, aunque desde luego su flujo disminuyó en los últimos tiempos.
Si hablamos
aquí de la sombra africana sobre España es más bien para evocar a Idi Amín
Dada, Laurent Kabila, el togolés Eyadema, el inefable Bokassa , el
incombustible Bongo o los astutos Mubárak y Gadafi, entre otros celebérrimos
pillos africanos... Pues como los males nunca llegan solos, de la mano de la
crisis del Euro se abatieron sobre la Península Ibérica innumerables escándalos
de corrupción política que involucran a personajes conspicuos de los dos
principales partidos políticos, y hasta a algún familiar político del rey.
Aeropuerto sin aviones. Se trata de un colorido ramillete de picardías que,
si no hubiera millones de por medio, cabría calificar de tragicómicas, como la
del aeropuerto de Castellón, una pequeña ciudad en la comunidad de Valencia. El
aeropuerto se construyó a un costo cercano a los 150 millones de euros, y al
momento no ha recibido un solo avión ni se prevé que lo haga en el futuro
próximo. De la factura, al menos 300.000 euros corresponden a la estatua de 24
metros de altura que se mandó hacer su promotor, Carlos Fabra, presidente de la
diputación local, quien declaró el día de la inauguración: "Hay quien dice
que estamos locos por inaugurar un aeropuerto sin aviones. No han entendido
nada. Durante mes y medio cualquier ciudadano que lo desee podrá visitar esta
terminal o caminar por las pistas de aterrizaje, algo que no podrían hacer si
fueran a despegar o a aterrizar aviones. Es un aeropuerto para las
personas". Ah, bueno, ya entendimos, menos mal... Rescindir el contrato
con la concesionaria costaría 80 millones, mientras que mantenerlo, aun sin
recibir aviones, representará una cuarta parte de ese monto. Por ello, es
probable que en el futuro cercano el aeropuerto sin aviones de Castellón se
convierta en una atracción turística al estilo de los pueblos fantasmas del
oeste norteamericano... Al menos eso aportaría algunos reales a las desfondadas
arcas de la comunidad valenciana, hoy en plena bancarrota.
Otro caso
pintoresco, por decir lo menos, es el del exdirector general de Trabajo de
Andalucía Francisco Guerrero, que administraba un fondo de más de 647 millones
de euros, de los cuales cedió generosamente cientos de miles a su suegra y a
otros familiares, así como a varias cónyuges de dirigentes sindicales
andaluces. Guerrero no tuvo reparos en disponer alrededor de un millón para que
él y su chófer los consumieran en cocaína, alcohol y francachelas, según
declaró al juzgado el segundo. Así cualquiera es socialista... Las
irregularidades superan los 10 millones de euros.
“El caso de los trajes”. Los expresidentes de comunidades autónomas de
Valencia y Baleares, Francisco Camps y Jaume Matas, respectivamente, ambos del
Partido Popular, también encaran sendos procesos penales por corrupción,
prevaricato, tráfico de influencias y otras lindezas. El primero comparece en
un rocambolesco caso que la prensa suele llamar “el caso de los trajes” o “la
trama Gurtel”. Básicamente se lo acusa de favorecer a una red de empresarios
corruptos en la concesión de millonarias obras, a cambio de unos cuantos trajes
de lujo para su guardarropas y de alguna cosa más. Lo de su colega Matas es
similar, aunque el embrollo jurídico se centra en irregularidades en torno a la
contratación de un periodista encargado de escribir sus discursos. Más allá de
los escándalos de corrupción alrededor de estos conspicuos personajes, bajo su
presidencia se impulsaron obras públicas faraónicas, a menudo de dudosa
utilidad y a costos extravagantes, en el supuesto de que de esa forma
colocarían a sus regiones en el mapa internacional e impulsarían el desarrollo
local. Hoy por hoy, Valencia es la región más endeudada de España (¡lo que ya
es decir!); el Gobierno central ha debido acudir en su auxilio para pagar bonos
vencidos, calificados como “bonos basura” por las calificadoras de riesgo.
La joya de la corona –y nunca mejor dicho esto– es el escándalo alrededor
de Iñaqui Urdagarin, esposo de la infanta Cristina y yerno del rey don Juan
Carlos, formalmente llamado a declarar en relación con la apropiación indebida
de varios cientos de miles de euros de las arcas públicas y de notorias
irregularidades en sus declaraciones impositivas, valiéndose tanto de empresas
como de fundaciones pretendidamente benéficas.
Así las
cosas, lo de los expresidentes de Costa Rica parece apenas un juego de niños,
la obra de aprendices aplicados y, como siempre, deseosos de emular a sus
maestros del mundo desarrollado y rico. Ya lo decía el conocido Pedro Navajas:
¡La vida te da sorpresas...!
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