El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 13 de enero de 2012

La Nueva Gaceta


Número XXVI
Este número no  estará dedicado esta vez a cazar errores, sino a ofrecer una explicación sobre la ausencia de la columna Don Procopio y doña Procopia –si es que acaso ha merecido ser notada por ustedes— desde el lunes 9 de enero en la página 4 de END. Esta columna ya cumplió los 16 años de ser publicada diariamente, en los primeros años de lunes a domingo, con muy pocas interrupciones, casi siempre por razones ajenas a su autor. No solo, pues, la columna desaparece, sino que con ello se rompe un récord en el periodismo nacional. Puntualizo las razones de su desaparición, sin entrar en conjeturas de tipo político, que sí valen la pena comentarlas, pero no me interesa hacerlo en la presente edición: 
1)   Después de una serie de elogios, tal vez inmerecidos a su autor, en reuniones con la dirección, lo cual ustedes conocen mejor que yo, porque no estuve presente, sucedió lo siguiente:
2)   El día viernes 6 de enero, el señor Douglas Carcache, me comunicó la decisión de sacar la columna de la página 4 a la página Opinión, por razones de contenido, lo cual me pareció bien, además de que esa columna nació ahí, en Opinión.
3)   De acuerdo a eso, la primera columna debía aparecer en la edición del día lunes 9 de enero, pero como yo sabía que esa página queda echa desde el viernes, no esperé que saliera ese día; sin embargo, se la envié a los dos editores de ambas páginas, sólo por costumbre.
4)   El día lunes, actualicé el contenido de la columna y se la envié al editor de Opinión para que saliera en la edición del día martes 10 de enero. No salió, pero ese mismo día por la mañana, recibí un correo del señor Carcache, donde me comunicó que se había decidido que la columna saliera sólo dos días a la semana.
5)   El día miércoles recibí un correo del editor de Opinión, informándome que por orden de la dirección, la columna sería publicada solamente un día a la semana. Ante el evidente proceso de exclusión, pues no se puede pensar otra cosa después de esa escalada de decisiones, sin que antes se cumpliera ninguna, ya sólo cabía esperar que el siguiente aviso sería que no se publicaría ningún día más, por lo cual me adelanté a lo que venía… y no la volveré a escribir.
6)   Se me propuso también que la columna debía de firmarla, lo cual no tiene importancia para mí, por cuanto no la hago anónima por temor, dado que firmo los artículos que son igualmente críticos, y  quizá más, sino porque así la creó el poeta Luis Rocha, y así la he dejado porque no tengo ningún complejo de figuración. Y se propuso finalmente, que debía desaparecer el logo de la columna, sin los viejitos jodedores que la han caracterizado. Todo significa, pues, que debe hacerse otra columna.
Sólo agregaré un pequeño comentario:
Es posible, que los señores directores piensen que las columnas no tienen que ser obligadamente de publicación diaria, y tendrían razón, pues las hay de uno o más días. Está el caso de la excelente columna de Fabián Medina. Pero no todas las columnas tienen que ser del mismo estilo, y además de que la mía ya tenía una tradición de 16 años, la columna Don Procopio y doña Procopia tiene un estilo conversacional de acuerdo al acontecer diario del país, por lo cual resultaría un absurdo dialogar, por ejemplo, el día sábado sobre lo que ocurrió el día lunes, o en cualquier otro día, porque siempre saldría desactualizado.  
Claro que se podría cambiar el estilo de la columna, pero, además de que ya no sería la misma, un cambio de cualquier tipo, más siendo un cambio radical, es una iniciativa forzada o por imposición, y pienso que debe nacer de una iniciativa propia y suficientemente meditada para ser auténtica en su estilo.
La aceptación de una iniciativa imprevista, aunque se trate de  personas autorizadas, sólo cabe aceptarla a personas… ¡de “nuca flexible”!
Y de esa clase de personas nunca he sido ni lo voy a hacer    

Firma: el Fundador, Director, Editor, Redactor y Distribuidor de La Nueva Gaceta.
Onofre Guevara López

Managua, 13 de enero de 2012.

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