“El gran testimonio de un evangelizador es aprender a dar la vida por sus amigos. Nosotros, cuando hablamos de Cristo Crucificado, estamos hablando de ese Cristo de la Pascua que es al mismo tiempo Cruz y esperanza. Muerte y resurrección. Y todo evangelizador tiene que ser un hombre que aprende a morir. Es fácil dar la vida de una vez para siempre. Es mucho más difícil darla cotidianamente”. [1]
[1] Eduardo Francisco Pironio, cardenal al servicio de la Iglesia (1920-1998), cit. en José F Marins, 2000, p. 460
No hay comentarios:
Publicar un comentario