El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ahora sí, la esperanza vuelve a Japón

Ryu Murakami

YOKOHAMA.- Salí de mi casa, en la ciudad portuaria de Yokohama el viernes pasado temprano por la tarde. Poco después de las 15, me registré en un hotel del barrio de Shinjuku, en Tokio. Habitualmente paso tres días a la semana allí para escribir y ocuparme de otras tareas.

El terremoto se desencadenó justo cuando entraba a mi cuarto. Pensando que podía terminar atrapado entre los escombros, agarré una botella de agua, una de brandy y un paquete de galletas y me zambullí debajo del escritorio, sólido y bien construido. Ahora que lo pienso, creo que no habría tenido tiempo de paladear un último sorbo de brandy si el edificio de 30 pisos se hubiera derrumbado. Pero el sólo hecho de adoptar esas medidas precautorias bastó para mantener mi pánico bajo control.
Al poco tiempo, un anuncio de emergencia dijo por los altavoces: "Este hotel está construido a prueba de terremotos. No hay peligro de que el edificio se derrumbe. Por favor, no intente abandonar el hotel".

El anuncio fue repetido varias veces. Al principio, me pregunté si sería cierto. ¿No sería que la gerencia pretendía mantener a la gente tranquila? Fue en ese momento, sin pensarlo, cuando adopté una postura respecto del desastre: por el momento, confiaría en las palabras de las personas y de las organizaciones que disponían de mejor información de la situación que yo. Decidí creer que el edificio no se caería. Y no se cayó.

Se dice con frecuencia que los japoneses cumplen fielmente las reglas del "grupo" y que tienden a formar sistemas cooperativos frente a las adversidades. Esa descripción sería difícil de negar hoy. Los valerosos esfuerzos destinados a rescatar y auxiliar son incesantes y no ha habido noticias de ningún saqueo.

Pero lejos de los ojos del "grupo", somos proclives a ser egoístas, como si nos rebeláramos. También estamos experimentando eso: artículos de primera necesidad como arroz, agua y pan han desaparecido de los supermercados. Las estaciones de servicio se han quedado sin combustible. El pánico se manifiesta comprando y acaparando. La lealtad al grupo es puesta a prueba. No obstante, nuestra mayor preocupación es la crisis de los reactores de Fukushima.

Hay al respecto una enorme masa de información confusa y conflictiva. Algunos dicen que la situación es peor que la del incidente de Three Mile Island, pero no tan grave como Chernobyl; otros dicen que los vientos que acarrean yodo radiactivo soplan en dirección a Tokio, y que todo el mundo debe permanecer en su casa y comer mucho kelp (una variedad de alga), que contiene gran cantidad de yodo saludable, que contribuye a impedir la absorción del elemento radiactivo.

Un amigo estadounidense me aconsejó escapar al oeste de Japón. Algunas personas se están marchando de Tokio, pero la mayoría se queda.

"Tengo que trabajar", dicen algunos. "Aquí tengo mis amigos y mis mascotas". Otros argumentan: "Aun cuando se convierta en una catástrofe tipo Chernobyl, Fukushima está a 250 kilómetros de Tokio".

Mis padres viven en el oeste de Japón, en Kyushu, pero yo no planeo escapar a su casa. Quiero quedarme aquí, junto a mi familia y a mis amigos y a todas las víctimas del desastre. De alguna manera, quiero infundirles coraje, tal como ellos me lo infunden a mí.
Por ahora, quiero persistir en la postura que adopté en el hotel: confiaré en las palabras de las personas y organizaciones mejor informadas que yo, especialmente si se trata de científicos, médicos e ingenieros cuyas opiniones leo en Internet y que no reciben una amplia cobertura por parte de los medios. Pero la información que ofrecen es objetiva y precisa, y creo más en ella que en el resto de las cosas que escucho.

Hace diez años, escribí una novela en la que un estudiante de la escuela secundaria, pronunciando un discurso ante el Parlamento, dice: "Este país lo tiene todo. Aquí pueden encontrar cualquier cosa que se les antoje. Lo único que no podrán encontrar es esperanza".

Hoy se podría decir lo contrario: los centros de evacuación enfrentan una grave escasez de alimentos, agua y medicamentos; faltan productos y energía en Tokio. Nuestro estilo de vida está amenazado, y el gobierno y las empresas de servicio público no han respondido adecuadamente.

Pero pese a todo lo que hemos perdido, la esperanza es, por cierto, algo que nosotros, los japoneses, hemos recuperado.
El gran terremoto y el tsunami nos han robado muchas vidas y gran cantidad de recursos. Pero nosotros, que estábamos tan intoxicados con nuestra propia prosperidad, hemos vuelto a plantar una vez más la semilla de la esperanza. Por eso elijo creer.

Ryu Murakami

"Some men and women are superior to me in some sense; that is why I do not hesitate a moment to learn from them."

"Algunos hombres y mujeres que conozco son superiores a mi en algun sentido; por eso no vacilo ningun momento para aprender de ellos."

Emerson

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