Del poeta Josecito Cuadra Vega
(97 años cumplidos en febrero)
Deciles a Danilo Aguirre y a Luis Rocha, que Josecito Cuadra Vega está realmente jodido, ahora sí, de verdad jodido, se jodió el poeta, cinco meses lleva en esta cama, de veinticuatro horas cada día.
Para colmo de males, Josecito tiene rato de no bañarse, de la manera en que siempre le gusta hacerlo, sentado en una silla, en el baño, con el chorro de agua cayéndole, porque, el agua potable ¿sabes qué es? No ha venido durante varios días a su casa en la Colonia Centroamérica, así que, con su balde y su panita, se echa a como puede, sus poquitos de agua por la escasez de la cual padece.
Es cierto que ahora le faltan muchas cosas, incluso casi está olvidando cómo se escribe la palabra “hambre”, no recuerda si es con “h” para decir: “ambre”, con “v” y “n” para sonar: “anvre”, porque para él, es una necesidad que ya ni siente, honestamente ya ni le interesa sentir.
Chepito ya no aguanta, ni al alma ni al cuerpo que le acompaña por noventa y siete años, no le hacen caso en nada; a veces hasta se le entromete, un tal “Aljaimer”, que le lleva a no recordar cosas tan importantes y cotidianas, como la que es casado con doña Julia; entonces ocurre algo imprudente, ha mandado a llamar a alguna para que lo acompañe en sus largas e insoportables noches, sin embargo, de repente, se percata del lamentable error, cuando vuelve la vista a su lado observa a su doña Julia dormidita y recuerda de repente todo, mientras al otro lado, está la otra.
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