Muchos son los poetas, narradores y personas que han intentado definir, describir o explicar lo que es la poesía y quizás todos tengan o tengamos razón. Es la suma de todo eso porque es lo que cada uno quiere que sea. Ahí reside parte de su milagro. Al fin y al cabo, como dijo Victor Hugo, "un poeta es un mundo encerrado en un hombre".
¿Pero cómo reconocarla? Federico García Lorca lo intenta con un juego de palabras que eñade más misterio: "Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tiene todas las cosas".
Pero ¡cuidado!, suena fácil, pero es una trampa. Y Walt Whitman lo advierte cuando nos susurra que "un gran poema no no es el fin para un hombre o para una mujer, sino más bien el principio".
Entonces, la voz de Gabriel Celaya, de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento, hace su aparición con una clave: "La poesía es un arma cargada de futuro".
Revolotean sus palabras hasta que Derek Walcott trata de resolver el misterio vistiéndolo de enigma, ironía y lo que cada uno quiera ver: "Un poema es un debate con Dios, y me imagino que Él entiende esto".
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