El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 13 de marzo de 2011

LA CRUZ A CUESTAS

Eso neutro que llaman gobierno, yo lo escribo con minúsculas, aunque sea máquina de maldades mayúsculas, el gobierno, digo, tenía la culpa. Para demostrar con demostración exacta que es padre y maestro del pueblo, por todas partes y por la razón maravillosa de los de los impuestos, permitía que se abriesen casas malditas donde se venden los licores que embrutecen. ¡Qué compra y qué venta! ¿Di, quieres tú ser animal, ser bruto? Pues entra en la casa de la esquina y paga y bebe. i Y viva la república y viva el pueblo soberano y el sufragio de los hombres venidos a menos!
Conozco a uno de estos infelices venidos a menos por la magia negra quién sabe cuántas es maldita del licor. Va por las calles, aunque pudiera decirse que no va, sino que lo llevan muy débil, muy torpe, (antes no lo era), muy tembloroso. Cuando podía trabajar, y a posar de nuestros salarios centroamericanos tan reducidos, tenía dinero hasta de sobra, para él, su mujer y sus hijos, ropa, alimentos, colegios hasta uno que otro paseo a Poneloya. Ahora, y esto es precisamente lo más lamentable, quiere trabajar y no puede. El trabajo es una bendición de Dios y Dios no puede bendecir al que apaga su lámpara bebiendo. No hay bendiciones obscuras.
Si ponéis sobre un animal pequeñito un peso grande, lo aplastáis. Si echáis sobre las espaldas de un joven aprendiz la carga que llevan los jornaleros de los puertos, lo veréis cómo, ebrio se tambalea, da luego unos pocos pasos, vacila y cae. El bebedor está aplastado bajo su propio peso, está caído bajo su propia carga. Va con la cruz a cuestas, y ¡qué cruz!
Como en una de las tradiciones peruanas de Ricardo Palma, alguien había hecho una costura espantosa, sobre las espaldas del bebedor iba cosido, por el más milagroso de todos los desdoblamientos, pálido, marchito, su propio cuerpo.

Nota:
Artículo para nuestra sección dominical IGLESIA VIVA. Tomado de "El Libro de las Palabras Evangelizadas", del poeta y sacerdote Azarías.H.Pallais


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