¿SERA POSIBLE QUE DE NUEVO…..?

La ofensiva contra la corrupción en los años setentas debido a las llamadas inverosímiles, a través de la voz y de la pluma de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, fue brutal y directa. Una a una se fueron desenmascarando las negociaciones del dictador y sus allegados, por medio de los editoriales del director mártir del diario La Prensa. Hoy salía denunciando el tráfico de influencias con la venta de los terrenos que de ante mano Somoza sabía que iban a ser usados en la reconstrucción de Managua. Para él los millones que producía la venta de los predios por donde se iban a construir las primeras radiales del post terremoto y para sus allegados las concesiones para construir las fábricas de adoquines y los contratos de venta para las nuevas avenidas y calles de la ciudad terremoteada. Al día siguiente las voces de denuncia se enfocaban en el inmoral tráfico de sangre humana para hacer plasma en Plasmaférises y así toda una cadena de delitos aberrantes cuyo origen era la muerte de miles de nicaragüenses pobres.

Pero esas inverosímiles no son nada comparadas con las de hoy en día. Las cantidades de millones de dólares que maneja la familia gobernante con ALBANISA, no tienen nada que ver con los millones de córdobas del tiempo del somocismo. Lo que la dinastía Somoza hacía en veinte años de rapiña, la dinastía Ortega-Murillo lo hace en una semana. No ha habido gobernante que haya manejado tanto dinero a lo largo de los 200 años de vida republicana, como Daniel Ortega Saavedra. A estas alturas se puede decir que no hay empresario, por grande que sea, que tenga más dinero que los nuevos dinastas.

En el programa de Carlos Fernando Chamorro B, del domingo seis de Marzo, todas esas especulaciones dejaron de serlo ante la cantidad de datos sobre el manejo de los negocios de ALBANISA. Hace poco fuimos testigos de los cargos de robo contra Roberto Rivas Reyes. La primera plana del Nuevo Diario pasó toda una semana desenmascarando los latrocinios del presidente del CSE de una manera cruda y diáfana. Sin embargo, lo que se presentó y contra quien se presentó en el programa de Carlos Fernando, es mucho mayor y también, mucho más peligroso, letal se podría decir sin ninguna exageración. La respuesta de Roberto Rivas fue el silencio. La respuesta de la dinastía del siglo XXI puede ser el silencio, pero con la sonoridad del peso de la ley, porque esta también les pertenece.

Por eso el título de este escrito, que se queda en el suspenso de la incertidumbre. Carlos Fernando Chamorro nos dio una lección de coraje y determinación al hacer públicos esos detalles científicamente preparados para estafar. Las empresas de ALBANISA declaran pérdidas y de esa forma evaden los impuestos y canalizan a través de un laberinto contable, las fabulosas ganancias que a diario entran en el haber del dinasta. Cuando un hombre llega tan lejos, es porque está decidido a soportar las consecuencias que le puedan venir. Y no se crea que esa denuncia vaya a ser la única. No, con toda seguridad vienen otras más de la misma fuente creíble que salieron las de este domingo. Carlos Fernando da la cara, pero detrás de él hay héroes anónimos que se juegan el puesto y la vida filtrando los datos de la contabilidad que esconde la gran fortuna de los Ortega-Murillo.

¿Se puede así ser el protector de los pobres? Imposible, sin embargo, el señor Presidente y la primera dama lo proclaman a los cuatro vientos entre flores y música con el cinismo propio de los que se creen intocables porque están sepultados en billetes verdes.

Hagamos un pequeño recorrido por la historia reciente de los dictadores latinoamericanos y sus fortunas. ¿Qué se hizo la fortuna de Trujillo, de Pérez Jiménez, de Batista, de Perón, de Somoza? Se desvanecieron en el solitario exilio y de una forma u otra regresaron a su lugar de origen, como sello lapidario de una dictadura más que se desvanece entre las brumas del olvido. Pero el hombre no aprende y de nuevo empieza un nuevo círculo vicioso de una nueva dictadura.

Muchos se preguntaran el por que de esa actitud peligrosa de Carlos Fernando y la única contestación que cabe es que a Carlos Fernando le importa el destino de su país y se entrega con valentía a vivir el sueño de su padre: NICARAGUA VOLVERA A SER REPUBLICA. Cosas del código genético, imposibles de evitar.

Jorge J Cuadra V