El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 13 de marzo de 2011

Entronización del terror en Nicaragua: Consecuencias de una dictadura

*Irving Cordero
En una sociedad civilizada nos debemos a la tarea de asumir la responsabilidad de rescatar la dignidad en Nicaragua, digo esto porque transitamos por un proceso aletargado, como efecto de una cultura impositiva del Estado del terror, que impide alzar la voz ante los abusos repetitivos de una dictadura en gestación y sus consecuencias en el proceso desregulador.
En la actualidad, el oficialismo hace uso de la violencia iconográfica en las instituciones públicas, como maras que marcan su territorio para impulsar el terrorismo de Estado, creando fronteras imaginarias entre los nicaragüenses en un país, de hecho, históricamente fragmentado.
Los servidores públicos se transforman en serviles estatistas, siendo cómplices del proyecto dictatorial de la oligarquía orteguista, postergando la democracia y, para mantener el supuesto orden de la jerarquía vertical, cuentan, al mejor estilo del feudo, con su guía espiritual, con hijos de casa, hijos de crianza, hijos naturales, amas de llave para los contrincantes, mandadores en el Alba, capataces en el Poder Judicial, mediadores en el Poder Electoral, creándose el padrino/patrono alrededor de la familia principal.
Sin embargo, todavía no pasa nada, quizás por tres razones elementales: la confusión con lo religioso, político y social que permite la supeditación al poder; la indiferencia y pasividad social y la falta de involucramiento ciudadano en los procesos políticos, o ¿será que nuestra fe está depositada en la marginalidad?
Menciono esto último por el fenómeno de ebullición social que causara quien fuera en vida José Garmendia, alias “Yajob”, que supuestamente comandaba tropas alzadas en contra del Orteguismo. Asimismo, recuerdo el ruido social ocasionado por la supuesta integración del Comando Rigoberto López Pérez para la Liberación Nacional, como si la única manera de resolver los conflictos no superados y creados a base de violencia fueran engendrando más violencia.
Estos proyectos históricamente han demostrado poner en riesgo nuestra maltrecha seguridad nacional, por ejemplo: “Los Somozas ansiando la reelección firmaron cuatro pactos políticos con su adversario histórico el partido Conservador, lo que permitió a la dinastía continuar “legalmente” en el poder por 43 años consecutivos a cambio de cuotas en los poderes legislativo, judicial y electoral” (Emilio Álvarez Montalván). Cualquier parecido con nuestra realidad actual no es pura coincidencia, recordemos el pacto de los dos caudillos celebrado en 1998 que ha traído como consecuencia el deterioro institucional y por ende mayor segmentación social que históricamente terminan en levantamientos populares y guerras.


Frente a una Estado deslegitimado, con elevada exclusión social, afrontamos las nuevas amenazas del crimen organizado internacional, ya que en países carentes de institucionalidad y con enormes inequidades sociales se propicia la creación de Estados márgenes que con el pretexto de rescatar la paz social, permiten el flujo del comercio de narcóticos creándose las narcoguerillas.
“Esta simbiosis suele florecer de manera tal que muchas veces los intereses de ambos llegan a confundirse en uno solo, y resulta imposible saber si se trata de movimientos políticos que se dedican al tráfico de drogas como una fuente colateral de ingresos o si son traficantes que tienen preocupaciones de índole política.” (Wilkipedia).
Insisto, rescatemos la dignidad, esto implica afrontar los nuevos retos con una ciudadanía responsable, evitando las escaramuzas mentales y adentrándonos a procesos cívicos modernos, mediante la formación y organización de grupos celulares multiplicadores, responsabilizados en impulsar el vehículo histórico que dignifiquen a nuestra nación y sirvan de ejemplo a la clase política “opositora” que obtuvo pírricas victorias en todo el período dictatorial de los decretazos.

*Poeta, narrador, ensayista y abogado.

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