El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 1 de noviembre de 2010

¿Por qué es tan rico Roberto Rivas?

Por: Humberto Belli Pereira

Humberto Belli PereiraRoberto Rivas, presidente del Consejo Supre- mo Electoral (CSE), no es de los ricos que ocultan su riqueza. En su flota vehicular destacan un Mercedes Benz S500, un BMW M3, y un Porsche 911. En Costa Rica posee un condominio, en la exclusiva zona Villa Real, donde habita una mansión valorada en tres millones de dólares. Allí lo atiende un personal de 15 personas. Para sus frecuentes viajes a Nicaragua utiliza un jet privado matrícula N444LB. En su país, además de poseer otra mansión amurallada, ostenta, entre otras cosas, un yate valorado en 118,000 dólares. Su estilo de vida, a lo magnate, iguala o excede al que muestran algunas de las familias más adineradas de Nicaragua. Es pertinente preguntarse entonces, ¿de dónde procede su capital?

A los ricos más fuertes del país se les conoce, en general, el origen de sus fortunas. Ellos son empresarios que han invertido y cosechado en grande en la industria azucarera, en el café, en la banca, y en múltiples comercios e industrias que están a la vista. ¿Cuáles son las actividades empresariales, bursátiles o de negocios, que le han reportado a Rivas un capital capaz de sortear semejantes gastos?

El perfil de Roberto Rivas no ha sido empresarial. En la década de los ochenta era director de Coprosa, la Comisión de Promoción Social de la Arquidiócesis de Managua. Era un trabajo de tiempo completo que implicaba administrar los bienes de la Arquidiócesis. Simultáneamente dirigía una comisión de Derechos Humanos cuyo sueldo financiaba la AID. Yo lo visité en junio de 1989 para solicitar acceso a los archivos de la misma, para un estudio que realizaba. Incómodo, trató de evadir mi petición. Ante mi insistencia no tuvo más remedio que dejarme entrar. Sorpresa: allí sólo existían dos gavetas de archivo con escasos expedientes. La llamada comisión era fachada.

Durante la década de los noventa Rivas fungió simultáneamente como director de Coprosa y rector académico de la universidad Unica, institución que se creyó propiedad de la Arquidiócesis de Managua, pero que en realidad resultó siendo patrimonio personal de la familia Rivas, el cardenal Obando, y otros socios. A estos cargos de tiempo completo se les añadió un tercero, en 1995, al convertirse en magistrado del CSE. Por un tiempo Rivas hizo la proeza de ostentar los tres puestos simultáneamente. Los tres salarios le daban para vivir cómodamente, pero juntos no lograban pagar el costo mensual de su jet, ni mucho menos para hacerse millonario. Las exoneraciones de impuestos que logró para la importación de su yate, vehículos y otros bienes, y el regalo de un terreno de la Arquidiócesis de Managua para edificar su mansión, le bajaron sus costos, pero nada más. Para sufragar su tren de vida, Rivas tiene que haberse involucrado fuertemente en otras actividades lucrativas o de negocios, lo cual hace el caso aún más sorprendente.

Los empresarios fuertes viven muy ocupados. Sus agendas son apretadas. Hablan de prisa y van al grano, pues deben atender continuamente las múltiples demandas que generan sus negocios. Difícilmente podrían asumir posiciones absorbentes o cargos de responsabilidad en otras empresas —a menos que estén en fase de retiro y vivan de sus rentas—. Pero también las funciones de Gobierno y, en general, la mayoría de los trabajos de tiempo completo, suelen dejar poco espacio para actividades “extracurriculares”. Un magistrado, rector o ministro, que toma en serio su trabajo, no tiene tiempo para atender muchas de sus cosas personales y menos para enfrascarse en negocios exigentes. Lo digo por experiencia y porque lo he visto en otras personas.

Por ésas y otras razones maravilla que Roberto Rivas, ocupando cargos de gran responsabilidad, haya podido prosperar tanto en el mundo de los negocios. Su éxito sólo admite dos explicaciones: o es un portento, capaz de atender con eficiencia sus obligaciones públicas y empresariales, en cuyo caso Cosep debería otorgarle el premio de “empresario del año” o es un ser torvo y oscuro, merecedor del premio “pillo del año”.

Él podría aclarar cuál de los dos premios merece. Contra la acusación de que malversó dinero podría mostrar documentalmente su éxito empresarial. Contra la acusación de que robó las elecciones podría mostrar los resultados del 30 por ciento de los votos de Managua que nunca publicó. Haciéndolo don Roberto cerraría la boca de sus críticos. De lo contrario estaría señalando, él mismo, el premio que le corresponde.

El autor fue Ministro de Educación 1990-1998.
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