Jesús, vivió en medio de un pueblo que esperaba la restauración divina de "la soberanía de Israel', Por eso evangelizó en clave místico-política, Pablo evangeliza en clave místico-humanística, porque vive en un contexto de pequeñas comunidades cristianas dentro de un inmenso imperio pagano y lucha por la emancipación y la madurez humana dentro de ellas. Por eso, pocas veces habla del Reino, un reinado de Dios que es un proceso de profunda transformación de la vida humana, del mundo y del universo, es decir, un proceso personal y social humanizador ya en marcha. Mayor importancia tiene que sea precisamente en relación con la resurrección de Jesús cuando Pablo habla del Reino dos veces seguidas: la segunda, cuando dice que "la carne y la sangre", es decir, la condición humana corruptible, "no pueden heredar el Reino de Dios". Quiere decir que las fuerzas humanas, con tanta ilusión de grandeza y tanta realidad de frágil pequeñez, no se bastan, sin la mística que produce una "nueva criatura", para transformar el mundo. Pero
antes, por otro lado, para elmismo Pablo, al fin de los tiempos, cuando sea la muerte "el último enemigo en ser destruido" Jesucristo, es decir Jesús resucitado y, por ello, acreditado como Cristo (como "Ungido" o Mesías), entregará "el reino a
Dios Padre" y habrá vencido ya "todo principado, autoridad y
poder". Son palabras fuertes, No se puede entregar un reino que no haya sido buscado. Esto tiene una consecuencia: la frágil condición humana de su comunidad, en lucha con los poderes de este mundo, estará siempre acompañadapor la autoridad de Jesucristo: "Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra…Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.
Se trata, pues, de una autoridad en la cual se apoyan creyentemente todos los cristianos, también los que compromete su esperanza en la política. Es una autoridad que, de tejas abajo, no da a los cristianos ningún poder y, mucho menos, algún tipo de fuerza preferente o privilegiada, Lo único que les da es la responsabilidad de luchar desde su fe por el bien común y, por consiguiente, con una formulación de políticas públicas que tengan como objetivo fundamental la superación de la miseria y de la pobreza y el cierre razonable de la abismal brecha creciente entre pobres y ricos, que caracteriza alinhóspito mundo de hoy. En esta lucha, el corazón de los cristianos que tengan una vocación política y a la que cuiden como un carisma de amor deberá latir al lado de los pobres de este mundo.
IGLESIA VIVA: Sección ecuménica de EL CORREO, con selección de textos de cristianos comprometidos con el Evangelio, y por ello con la esperanza, la justicia y la libertad.
El texto de hoy es tomado con la autorización de su autor del libro “NO SEA ASÍ ENTRE USTEDES: ensayo sobre política y esperanza”, de Juan Hernández Pico, S.J. UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2010.
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