El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 13 de noviembre de 2010

CON JOSE CORONEL URTECHO LA CULTURA NICARAGUENSE SIEMPRE HA NAVEGADO POR EL RIO SAN JUAN

(Fragmentos para relacionarse)

Ante la literatura hay que ser humilde como ante el mar.

J.C.U.

I

Citando a Rubén Darío, decía en mi saludo a los escritores concurrentes a este encuentro, que cada palabra tiene un alma. Por ello, antes de emprender este viaje y de alguna manera relacionarlo con aquel saludo, vale la pena recordar que José Coronel Urtecho en sus anotaciones dice que: El alma es el lugar donde acontece la vida interior. Lo que hace al hombre se llama alma. Los cuerpos son totalmente en el alma y sólo se unen totalmente cuando se unen en el alma. De manera que la poesía acontece en el alma. La cultura, por lo tanto, se gesta en la vida interior, en un silencio primigenio, como el Génesis, que luego abarca ríos y mares a donde van a parar los ríos porque nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir. Es el silencio original, de soledad casi sagrada, donde se gestan las palabras con alma: la lengua.

Al respecto José Coronel Urtecho afirma: Todo está en la lengua. No sólo las palabras son cosas, sino que todas las cosas son palabras. El silencio es la esencia más íntima de la lengua, su invisible substancia, su espacio y su sostén. Refiriéndose a Rubén Darío, encontramos en dichas Anotaciones, esto: En español, Rubén Darío libertó a la literatura de la literatura Quiero decir que por lo menos hizo posible hacerla... Rubén Darío fue el mayor músico de la lengua española que ha tenido la misma. El hombre orquesta que ejecutaba todos los instrumentos. Pero para llegar a ser esto, Rubén, tuvo que navegar. Porque vivir no es necesario, pero sí navegar, cita Ernesto Cardenal al final de su introducción a la "NUEVA POESIA NICARAGUENSE", en la que dice: "En 1880 había un niño en Nicaragua, en la Costa de Corinto, soñando con el mar: Cuántas veces me entraron ansias desconocidas y misteriosos sueños -dice él- las fragatas y bergantines que se iban por el golfo azul, con rumbo a la fabulosa Europa".

"Había nacido en un país fogoso y turbulento que desde hacía siglos pugnaba por salir de sus fronteras. La misma anatomía geográfica de la tierra le da una configuración de puente, de tierra de paso, de tránsito, no de permanencia, y toda nuestra historia es una historia de viajes y aventuras de mar. -Ernesto vuelve a citar a Rubén-. Otras veces eran los viajes a la orilla del mar, en la Costa de Poneloya... Yo me apartaba frecuentemente de los regocijos, y me iba solitario, con mi carácter ya triste y meditabundo desde entonces, a mirar cosas en el cielo, en el mar".

"Con Rubén Darío, Nicaragua respiró, por fin, viento de mar. El nos dio de verdad el estrecho azul que soñábamos. Darío fue la salida al mar, el acontecimiento geográfico más grande en Nicaragua. Desaguadero de todas nuestras reprimidas navegaciones... "Porque para un escritor, la cultura, su vida, significa navegar, buscar nuestro propio desaguadero, nuestro Río San Juan, y ya frente al mar, ante la literatura, ser, como dice Coronel, humilde, y sin envidia alguna. Conjuremos el que, como anotaba Coronel: Entre nosotros la única forma de admiración es la envidia. Y aceptemos lo que también nos dice en sus ya citadas Anotaciones: La envidia tiene el honor de tener por contraria a la mayor de las virtudes: la caridad... La envidia es el malestar que en nosotros produce toda superioridad... Aprender de otro quiere decir aprender uno mismo lo de uno mismo gracias al otro... La humildad no es la pérdida del respeto a sí mismo... Unicamente puede ser humilde el que conoce su valor.

Estando pues punto de abordar el barco por el Río San Juan, llevando por equipaje lo anteriormente dicho, debo aclarar que cuando no se pretende hacer un inventario de todos quienes han escrito en y sobre el Río San Juan, son inevitables y forzosas las exclusiones, por enojosas que resulten a los excluidos en este viaje (que no es el único) y hasta a mí mismo. Me parece que los cuatro pasajeros que he escogido para esta navegación abordaron primero y que más que pasajeros son unos verdaderos almirantes en hacer esta travesía del río en materia cultural: el Padre Angel Martínez Baigorri, José Coronel Urtecho -alrededor de quien figura todo el viaje-, Ernesto Cardenal, y Fernando Silva. Sin embargo la realidad es que con ellos vamos todos, y no nos quedamos como el escolar de José Coronel Urtecho:

CANCION PARA

EMPEZAR A NAVEGAR

El escolar que salía

por la mar

cada día se perdía

sin cambiar de lugar.

El ángel que lo miraba

llanto había de llorar.

la brisa del mar soplaba

y giraba el escolar.

El señor que nos espera

pronto se hubo de cansar.

¡Pobre galera velera

sin navegar!

El escolar que salía

por la mar

cada día se perdía

sin cambiar de lugar.

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