(17/09/2012)
Me ha llegado esta joya que desperdigo gustosamente.Siempre he dicho que, a pesar de todos los ataques del Vaticano y los católicos aliados políticamente con la derecha universal, con los protestantes fundamentalistas, con Wall Street y el Partido Republicano, la Teología de la Liberación no es una herejía, ni jamás la Iglesia Católica jerárquica se ha atrevido a llamarla herejía –yo digo que el Espíritu Santo no ha tolerado que la fobia llegara a cometer esa barbaridad, prueba de que todavía ese Espíritu sigue protegiendo a la Iglesia y asegurando la voluntad de Cristo de que su Iglesia permanezca hasta el fin de los tiempos sin que se desbarate por completo.
La Teología de la Liberación ha sido defendida por su fundador, Gustavo Gutiérrez, por sus teólogos, Ion Sobrino, Leonardo Boff, Frei Betto, Ernesto Cardenal, por el sacerdote Hans Küng, por el Padre Karl Rahner, innumerables sacerdotes, algunos obispos como Mons. Casaldáliga, teólogos de todo el mundo, por numerosos cristianos católicos y protestantes comprometidos con la predicación del Evangelio de Jesucristo. Fue la teología de San Romero de América, de los jesuitas y laicos martirizados por la salvaje derecha salvadoreña, de Mons. Méndez Arceo, de don Helder Cámara.
Ahora, alguien tan connotado en la Iglesia Católica como el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (el puesto que tenía Ratzinger bajo Juan Pablo II), nada menos, acaba de publicar una extensa declaración de respaldo completo a la Teología de la Liberación y a la persona de su, realmente santo, fundador, el Padre Gustavo Gutiérrez. Se trata del Padre, u obispo, tal vez Cardenal (¡ojalá lo fuera!), Gerhard Müller (alemán, como Ratzinger, cuyo antiguo puesto ahora ocupa bajo el mismo Ratzinger el Papa actual).
Creo que Müller ha hecho en esa declaración un análisis muy bueno de la Teología de la Liberación. Él mismo es un convencido converso a la Teología de la Liberación desde hace muchos años, como acá lo confiesa.
Otra noticia fresca de la resquebrajada Iglesia Católica jerárquica, después de que conocimos que existió un Cardenal tan aceptable como el Cardenal Martini. ¿Será posible que estas fuerzas renovadoras de la Iglesia Católica se impongan?, ¿no vendrá una destitución de Müller, “por haberse volado las trancas” –pero si eso pasa, muchos otros seguirán volándose las trancas, y ojalá lleguen a prevalecer.
Iván García Marenco
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