Mañana domingo 23 de septiembre, a las nueve y media de la mañana, en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC) se le tributará un merecido homenaje a la coherencia militante en el socialismo, es decir a Domingo Sánchez Salgado, “Chagüitillo”.
Toda una época rodea las historias, así en plural, de este hombre sencillo, campechano, y “güegüence” en el mejor sentido del nicaragüense que no se somete a colonialismo alguno, a imperialismo, capitalismo salvaje o explotación del hombre por el hombre, sea la que esta fuere o bajo cualquier disfraz.
La picardía en sus gestos y mirada matrera desconcertaba a cualquier señor Gobernador Tastuanes, quien, llamándose Somoza, lo envió a la cárcel en innumerables ocasiones, junto con Ambrosios y Forsicos.
Su típico sombrero parecía haber nacido con él a la hora de asomar su rostro optimista a la salida de sus carceleadas. Y con él iban épocas de trabajo político, de organizar huelgas y de convertirse en una obligada referencia en Nicaragua de la lucha contra la dictadura, y como escribió Onofre Guevara López, quien fuera secretario general del Partido Socialista, fue Domingo “un militante de la causa socialista y prototipo del dirigente del movimiento sindical obrero y campesino independiente de Nicaragua”.
Por eso mañana en su homenaje convergen supuestos ausentes como Francisco Bravo Lacayo, quien llegará como el primer presidente general de la Confederación General del Trabajo; y ahí estarán Manuel Pérez Estrada, Francisco Hernández Segura, Juan Lorío, Mario Flores Ortiz, Armando Amador, y la CTN, y Manolo Cuadra, y todititos esos hombres que cargaron con su tiempo como hombres que llevan un pan al hombro.
El asunto es que en Domingo Sánchez Salgado, a punto de cumplir 97 años el jueves 20 de diciembre, converge no únicamente la época de la estirpe sangrienta, sino el pragmatismo que no le impidió, sin abandonar sus convicciones ideológicas, luchar contra la dictadura a la par de héroes de la Patria, como el Mártir de las Libertades Públicas Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
Yo pienso que si a “Chagüitillo” le hubiera tocado vivir en España en la época de la dictadura de Franco, hubiera sido, a la hora de dialogar por la Patria y establecer una Constitución inviolable, un hombre de la transición hacia la democracia, al igual que lo fue el recién fallecido Santiago Carillo.
La inmortalidad de hombres así radica en su respeto profundo al concepto de civilización y en deponer intereses personales en aras de que nada pueda vulnerar la democracia conquistada. Eso se llama aprender de los errores de la historia, y no repetirlos. Eso, aquí en Nicaragua, se llama Domingo Sánchez Salgado.
Es por eso que al escribir de su persona, digo y sostengo que me estoy refiriendo al esplendor del socialismo. Cuando el esplendor político es cívico por honesto, y pasa por el filtro de las conciencias de hombres íntegros, y no por las mentes de hombres corruptos que pagan por alternarse en el poder primero, y cuando aniquilan a su rehén, roban para perpetuarse en ese poder para siempre.
El concepto del homenaje de mañana, es el principio de la no reelección. Por ello, con tantos hombres y mujeres que rechazamos la aberración de una tiranía, digo también que en este homenaje a Domingo, en un puesto de honor está Sandino.
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