Por Hugo J. Vélez Astacio
hugoveleza@yahoo.com
Durante el
mes de septiembre a lo largo de la historia nicaragüense, se han registrado acciones
y eventos de trascendencia relacionados con el devenir histórico de nuestra
nación, realizados por personajes mediante acciones heroicas, que han dado
lugar a ser tomados en consideración, para ser conmemorados en el mes
de la Patria.
En esta oportunidad, nos referiremos al poeta Rigoberto López
Pérez (RLP) y al significado de su acción acaecida en la casa del Obrero de la
ciudad de León, ante la visita del entonces presidente, Anastasio Somoza García
la noche del 21 de septiembre de 1956 con el objeto de celebrar haber sido declarado
ese mismo día por el Partido Liberal Nacionalista candidato presidencial para
ser reelegido en noviembre de ese año, a pesar de la prohibición constitucional
de entonces.
La Nación nicaragüense en
su Constitución Política al evocar en el preámbulo, reconoce con merito
histórico, “La
acción heroica de RIGOBERTO LOPEZ PEREZ, iniciador del principio del fin de la
dictadura” (dictadura de Anastasio Somoza García), sin
embargo los tributos se han limitado a menciones y manipulaciones con fines
partidaristas. Por lo general han obviado las virtudes del personaje como poeta visionario
y profético, que llevó a la práctica su deber patrio, muy por encima del
sacrificio de su propia existencia.
Entregar
su vida por el bien de la patria, es merito siempre de cualquiera en cualquier
lugar. “Si quieres que el mundo te
recuerde mañana, haz en la vida una obra pequeña de amor o de bondad”….”Quieres conocer la verdadera felicidad, haz
feliz a tu semejante” había escrito Rigoberto para llevar a la práctica, el
lema de: “Buscar el bien, actúa para desear
que desaparezca el mal” Una acción heroica en beneficio de la posteridad.
Rigoberto López
Pérez era un poeta que con consciencia patriótica actuó en consecuencia. Uno de
sus sueños fue buscar la libertad de su pueblo.
El poeta como
hombre lleva oculta graves penas en el corazón. Rigoberto, escribió en 1956,
pocos días antes de su martirio su angustioso pero bello poema “Ansiedad”:
“Yo estoy sufriendo/Yo tengo el dolor de
toda mi Patria/ y en mis venas anda un héroe buscando la libertad”.
Con buen y
acertado civismo el poeta Rigoberto en su ultima carta a su madre, que es toda
una gran lección, dice: “Lo mío no ha
sido un sacrificio sino un deber que espero haber cumplido…el deber que se
cumple con la patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de
bien como yo he tratado de serlo”.
Como poeta
siempre clamo su sufrimiento por la ignominia de quien era el germen de una
dinastía, –“yo estoy buscando el pez de la libertad / en la muerte del tirano”. – a
costa de su existencia. Consecuente mato la muerte. “La
muerte de lo muerto es la vida”.
El poeta
Rigoberto, en uno de sus poemas, inéditos o poco conocido como aquel que dice:
“Plegaria” de 1949, clama con angustia: “!
Señor, Señor, Señor! / calma mi acerbo dolor / y dame un poco de armonía / para
calmar la melancolía / que hay en la pobre alma mía / y que un divino canario /
Traiga luz a mi calvario…” e igual en su poema: “Añorando”: “!oh poeta! Que
hacia lo azul miras / Con ese inefable afán? / ¿Buscas acaso la rosa perdida” Sin
faltar la poesía a su amada patria:
Es Nicaragua mi Patria
querida
Es Nicaragua mi Gran Nación
Es por ella que sangra mi
herida
Que sangra la herida de mi corazón.
Nuestro Rubén como poeta
americano de España y español de América, tiene su estatua, tanto aquí como en España;
con satisfacción vemos que al poeta Rigoberto, como patriota, su monumento es
una realidad, por llevar a cabo la premonición
de Darío en donde “Todas las tiranías se
vendrán al suelo”.
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