El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 14 de septiembre de 2012

EN EL MES DE LA PATRIA



Con motivo del mes de la patria, es necesario  preguntarnos por qué se le ha dado tanta importancia a la Batalla de San Jacinto y no a la Batalla de Rivas.
La pedrada de Andrés Castro a un soldado yankee  no expulsó a William Walker de Nicaragua. Los fieros flecheros de Matagalpa, no expulsaron a William Walker de Nicaragua. La victoria de San Jacinto, no expulsó a William Walker de Nicaragua.
La valentía del General José Dolores Estrada en San Jacinto, no fue la que lo convirtió en héroe nacional, ni  expulsó a William Walker de Nicaragua.
Según las palabras de William Walker, San Jacinto fue una  escaramuza cuyo objetivo era averiguar el volumen de fuego que había en la Hacienda San Jacinto.
A través de estos 156 años, hemos estado repitiendo el mismo error histórico sin señales de enmendarlo.
El único daño que recibió William Walker en San Jacinto, más sentimental que militar, fue la muerte de su amigo y socio, Byron Cole. Por lo demás, el famoso filibustero siguió su actividad mercenaria, hasta llegar a proclamarse Presidente Vitalicio de Nicaragua.
Ese es el punto cumbre de la Guerra Nacional, con un Walker decidido a convertirnos en un estado esclavista más del sur de Estados Unidos. Eso provocó la consolidación de la alianza entre los países centroamericanos para combatir al filibustero oriundo de Tennessee y su eminente derrota.
Es la ciudad de Rivas la que debería ser el símbolo  de la derrota de William Walker, a quien no se puede llamar invasor, sino aliado de Máximo Jerez para derrocar al Presidente conservador, Fruto Chamorro Pérez, motivado por intereses mezquinos que tienen su razón de ser en la ambición de poder.
La pedrada de Andrés Castro ha pasado a la historia como el acto heroico más notable de nuestra historia, sin embargo, la tea encendida de Emanuel Mongalo con la que  prendió fuego al mesón de Rivas, cambiando radicalmente el curso de la guerra, ha pasado desapercibida todos estos 156 años de historia.
El acto heroico de Mongalo impide el avance de las tropas de Walker y prepara el terreno para su liquidación en la batalla de Rivas, ejecutada principalmente por el ejército de Costa Rica al mando de su Presidente, Rafael Mora.
William Walker fue derrotado y obligado a refugiarse en una fragata de bandera extranjera, en la cual partió  derrotado hacia su país.
No sé por qué razón no se proclamó héroe nacional al  vencedor del filibustero, pero si se que el General José Dolores Estrada lleva ese honor, no por su participación en la que llamamos Batalla de San Jacinto, sino por su inquebrantable fe en la Constitución de la República, por la que se opuso, como Jefe del Ejército, en 1863  a la reelección inconstitucional de Tomás Martínez y en 1869,  al golpe de estado que Tomás Martínez y Máximo Jerez le querían dar al presidente constitucional, Don Fernando Guzmán.
San Jacinto le dio al General José Dolores Estrada Vado, el exilio político, la pobreza y el olvido, mientras que la defensa de la Constitución de la República en 1863 y 1869, le dio la gloria, la fama y la inmortalidad.
La quema del mesón de Rivas y no la hacienda San Jacinto; la tea encendida del profesor Emanuel Mongalo y no la pedrada de Andrés Castro y la Batalla de Rivas y no la escaramuza de San Jacinto, fueron los que derrotaron totalmente al filibustero Walker.
Honor a quien honor se merece.

Jorge J Cuadra V

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