El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 1 de septiembre de 2012

HOMENAJE A SERGIO RAMIREZ EN LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MANAGUA (UAM)


Vidaluz Meneses
Presidenta Centro Nicaragüense de Escritores

El Centro Nicaragüense de Escritores se ha integrado con mucho orgullo al Comité de Honor  para celebrar los setenta años de vida de Sergio Ramírez, uno de nuestros miembros más distinguidos a lo largo de  sus cincuenta años de creación constante y aportes relevantes  a la rica tradición literaria de nuestro país.

Sergio Ramírez es para nosotros/as, un escritor e intelectual trascendente, cuya obra sólida, prolífica e  innovadora, abarca novela, cuento, ensayo, testimonio, memorias, guiones de cine y artículos periodísticos.  Premios de gran prestigio internacional con los que ha sido galardonado, como el de Alfaguara 1998 o el Iberoamericano de Las Letras José Donoso, 2011, entre otros,  así como la traducción de sus obras a 17 idiomas, lo sitúan  en lugar señero del panorama literario latinoamericano. 
Sus ensayos y artículos político-creativos se difunden a través de periódicos, revistas y medios digitales por muchos países del mundo y ahora, gracias al apoyo editorial de la Universidad de Nuevo León, México y de Hispamer, ya están contenidos en la obra que hoy se presenta. Esta es digna de celebrarse y lo digo por mi doble condición de bibliotecóloga y Presidenta del Centro Nicaragüense de Escritores. Al respecto, quiero mencionar una reciente intervención de nuestro homenajeado, Sergio Ramírez, mientras se dirigía al Colegio de Periodistas de Nicaragua:
Si ya no leeremos más los periódicos de papel, debemos entonces advertir que se trata también de un cambio en los conceptos filosóficos que tiene que ver con la materia misma, que se gasta, envejece y desaparece, o se recicla,  y con el sentido que tiene la palabra copia, nuestra copia del diario. Lo que tendremos pronto en la mano será una tableta flexible en la que las noticias cambiarán frente a nuestros ojos, videos en lugar de fotos, y que apagaremos y doblaremos antes de meterla en el bolsillo”
Por esa razón agradecemos la recopilación de artículos de Sergio Ramírez que hoy se presentan en un libro lo que nos permitirá conservarlos y leerlos en páginas de papel.
Cuando Sergio publicó su primera novela, Tiempo de Fulgor, yo escribí y publiqué  en La Prensa Literaria un entusiasta comentario juvenil sobre ella.  Ya había arrancado el boom de la novela en el sur de América y el joven escritor nicaragüense  encontraba lo real maravilloso en la vida de León,  la ciudad colonial  donde cursó sus estudios de Derecho.  Fue en 1972, siendo Directora de la Librería universitaria de la UCA, que bajo el sello de El Pez y la Serpiente, apareció la segunda edición de la obra De tropeles y tropelías, (la primera había sido publicada en El Salvador, posiblemente por razones de seguridad),  en la que a través de bandos, viñetas, relatos,  en los que hace gala de humor negro, refleja la tenebrosa figura del dictador. Su estilo conciso y humorístico posiblemente contribuyó a que se convirtiera en un best seller,  sobre todo entre profesores y estudiantes de la Facultad de Derecho.
Considero esta ocasión propicia para trasmitirle a nuestro admirable colega y compartir con la comunidad universitaria de la UAM, así como a nuestro público en general, unas cuantas valoraciones sobre su obra, que integrantes de nuestra Junta Directiva y Presidentes honorarios del Centro Nicaragüense de Escritores han expresado.
En esta ocasión, Guillermo Cortés Domínguez, periodista y narrador,  nos da unos apuntes para un estudio:
“La principal característica de la novelística de Sergio Ramírez es que se trata de un gran embustero que nos engatusa con sus mentiras y que, además, se disfraza de serio para burlarse, presentando sus burlas como si no lo fueran. También pincha al lector, lo provoca, pero como un esgrimista que está escondido o que aparenta reposar.”

Mientras, la escritora y crítica literaria Margarita López Miranda, nos dice:

“Desde sus inicios en los años sesenta, el escritor Sergio Ramírez Mercado ha ido construyendo su pensamiento y palabra sobre dos ideas e intuiciones básicas:  la búsqueda de una literatura propia, y el cambio social.

La novela ¿Te dio miedo la sangre?, caracterizada por su realismo crítico, es ejemplo de esta conjunción reflexivo-creativa.  El humor, propio de su sensibilidad e ingenio, contribuye a resaltar esta visión crítica.  El tema fundamental presenta la realidad nacional con sus complejidades, contradicciones humanas, ideológicas, políticas y sociales, en un período histórico que abarca un cuarto de siglo, entre el asesinato de Sandino fraguado por Somoza García (1934) y la masacre de El Chaparral (1959).  Mediante un complejo diseño artístico;  grupos de personajes representativos de distintas mentalidades y ubicación político-ideológica y social; tiempos, estilo y lenguajes novelescos concordantes con esa compleja y contradictoria realidad, el autor va suscitando nuestra curiosidad e interés por la intriga que se teje y se expresa, tanto en la voz del narrador general (omnisciente) como en las voces de los personajes.  Vidas, sufrimientos, pasiones, luchas, derrotas, torturas, asesinatos, heroísmo.  Con todos esos ingredientes, Sergio Ramírez recrea la realidad de Nicaragua y de alguna manera, de Centroamérica, mediante una ficción narrativa que constituye, como expresa el Profesor Fidel Coloma González, en un lúcido y ejemplar análisis didáctico de esta obra, “un momento de madurez en la novelística nicaragüense” .

Carlos Tünerman Bernheim, ex Presidente del Centro Nicaragüense de Escritores,  escritor y  entonces joven rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en la época estudiantil de Sergio,  se refiere a su libro   “Adiós muchachos”, así:
“Bajo el nostálgico título Adiós muchachos (Memoria de la revolución sandinista), Sergio Ramírez nos ofrece su testimonio de ese sueño colectivo, que sembró a la vez ilusiones y frustraciones, y que sigue teniendo, pese a todo y a todos, un lugar en nuestros recuerdos y en nuestra historia: la revolución sandinista. Esa revolución tan cautivante como decepcionante, y que, para quienes tuvimos en ella alguna participación, marcó de algún modo para siempre nuestras vidas y no quisiéramos, como no lo quiere Sergio, de manera alguna, habérnosla perdido “de haber nacido un tanto antes, o un tanto después de este siglo de quimeras”.
Este libro de Sergio, uno de los protagonistas principales de la revolución en todas sus etapas, es un documento escrito con la fuerza de quien asume, con entereza y valentía la ardua tarea de dar un testimonio honesto, franco, de esa revolución, tal como él la vivió, sin ocultar ni justificar errores, desviaciones o debilidades, y de todo lo que significó aquel proceso, tan hermoso en sus inicios, devenido luego en trágica confrontación, como pocas veces en nuestra historia, y que desgarró a la nación y a las familias nicaragüenses.
Adiós muchachos sí, pero no adiós a los mejores ideales de antaño, siempre vigentes, y que ojalá algún día florezcan de nuevo en un proyecto verdaderamente democrático, fiel al legado ético de Sandino y tantos otros revolucionarios honestos, que haga posible la construcción de una Nicaragua más justa y humana”.
Angela Saballos, periodista y narradora opina:
“Desde sus primeros cuentos publicados en Ventana a los dieciocho años, Sergio Ramírez sorprende con la madurez de su factura. La lucidez, temática, detalles descriptivos del entorno y personajes y desarrollo de El estudiante y La tarjeta muestran que los temas pueden encontrarse en cualquier momento, en cualquier parte, en cualquier situación que pudiera ocurrir en la vida; todo está en reconocerlos y apropiarse de ellos. Esto abre la puerta para escribir y tocar al lector con lo cotidiano, con lo real.
Así, Sergio narra la historia de un joven que debe empeñar  sus libros y hasta su recién logrado anillo de bachiller para solventar su situación económica en la ciudad donde inicia sus estudios universitarios, porque su padre fue repentinamente apresado, en su pueblo, por problemas políticos. O nos presenta la distancia emocional y física que puede producir  “la civilización” entre una madre planchadora y su hijo que ya salió del barrio de pescadores y vive en el centro de la ciudad. Mientras el hijo distanciado piensa congraciarse con una tarjeta perfumada que envía por correo el Día de la Madre, la mamá, analfabeta pero práctica, le comenta a la hija, que se la lee, que “con eso no se come”; dos percepciones diametralmente opuestas ante la propia realidad de los individuos.
En su producción tanto de ficción como de opinión, puede percibirse que quien escribe es una persona ética, brillante, bien leída, estudiosa, perspicaz, de intelecto chispeante, mordaz, con mucho humor, conocedor de sus aptitudes y de las necesidades sociopolíticas de Nicaragua, pues Sergio aprovecha este arsenal para producir obras capaces de interesar a quienes las leemos, de introducirlas en las más importantes antologías o periódicos del mundo, o de ganar importantes premios internacionales. Pienso que a lo largo de su extensa obra literaria, Sergio Ramírez nos ha convencido de la trascendencia de su obstinada y divertida labor que no solamente lo ha convertido en uno de los pocos escritores de profesión que existen en Nicaragua, sino que con su ejemplo impulsa a jóvenes y a viejos a seguir y a depurar este sendero con la eficacia que él demuestra”.
Su amigo y ex compañero de estudios universitarios, el poeta Luis Rocha,  rememora:
“Recientemente Sergio dijo que en un momento dado sintió que no estaba dotado para la poesía. Sería lo digo, interpretando  su muy personal opinión, para escribir poesía, la que precisamente comenzó escribiendo en su juventud y publicando en los primeros números de la revista VENTANA, que en la década del sesenta dirigió junto con Fernando Gordillo. Años después, el autor de "Mentiras Verdaderas" confesaría que como novelista se nutre de la poesía. Me recuerda a Salvador Cardenal Argüello proclamando con orgullo que él era "un poeta consumidor", y me recuerda a Sergio de muchacho acompañado de nosotros sus contemporáneos, junto con él poetas por unanimidad.

Mariano Fiallos Gil, su mentor, se refiere al Sergio inicial, como poeta. Fue, como lo sabemos sus cercanos amigos, un poeta tímido teniendo a su musa, Tulita, al lado. Cuando se decidió a conquistarla, o mejor dicho, a involucrarse como un personaje suyo como conquistador, ha sido para ser una vida verdadera. No que la timidez fuera una mentira, sino que la verdad de ser aquel un amor de verdad, lo intimidaba. Así fue con la narrativa y se casó con ambas, con la Tulita, y con la Narrativa, y rodeados de poesía viven felices para siempre”.

Concluyo con un párrafo de las Décimas del cantautor Luis Enrique Mejìa Godoy que dice:

Reinventando cada día / sus mentiras verdaderas  /este escritor sin fronteras / nos llenó de fantasía. /  De Tropeles y Tropelías /  son cuentos que me impactaron /                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       y en la juventud  preñaron  /  su conciencia y su razón  / de poesía y de pasión /                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        y de patria la llenaron “                                                                                  
Managua, agosto 22, 2012.-

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