Onofre Guevara López
La mayoría de los nicaragüenses sustenta alguna
fe en las divinidades que desde el cielo norman la vida y la muerte de los humanos
en la tierra. Y otra mayoría de entre esta mayoría de creyentes, forma el
rebaño de los jerarcas católicos y de su iglesia.
El resto es de una multitud de denominaciones
cristianas, con “iglesias” de nombre bíblicos y otros de raras mezclas con elementos
terrenales, como “Tabernáculo de santidad, espíritu santo y fuego” que incendia
mis días y sacrifica mis noches. Son muchas
las opciones para la salvación y todas respetables, ¿pero cuál es la opción
para salvarse de sus ruidos? (Punto y aparte).
Para la jerarquía católica, no hay suceso ni
problema de nuestra vida social en crisis que carezca de sus análisis,
conclusiones y consejos que señalan el
camino del bien, los peligros del mal y las soluciones mágicas que nunca
llegan. Prédicas esópicas ayer; esotéricas hoy; eufemísticas siempre, llueven
desde las sacristías. Leídas, oídas y desoídas que son, las autoridades dizque laicas
siguen irrespetando olímpicamente los derechos constitucionales, y hasta robándole
a la iglesia los ritos, los símbolos y el lenguaje.
La última santa ira la causó la emisión de la
moneda de cinco córdobas sin la frase: “En Dios confiamos”. Celeste reacción clerical como si,
efectivamente, estuvieran salvando a Dios mismo. Por eso un miembro de la
jerarquía sentenció que: “Los nicaragüenses de Fe, hombres y mujeres
cristianos, deben tener muy en cuenta que este tipo de intenciones, y en último
extremo, una persona en conciencia, hasta no debería recibir esa moneda cuando
la vea que no tiene la frase `En Dios confiamos`, porque está delante de una moneda
falsa”.
No concluyó con el Amén hebreo, porque a lo
mejor él no está seguro de que, en verdad, Así Sea de justa la reacción de un
pobre frente a una moneda que le resuelve dos viajes en bus, y la compra de las
tortillas para darle fin a unas dos onzas de queso que pudo comprar con otra moneda
de cinco córdobas… con o sin “En Dios confiamos”.
Algo que asombra, es que el origen de la
frase nunca causó el enojo cristiano de los jerarcas de la iglesia católica. En 1912 –hace cien años exactamente— cuando
los banqueros de la intervención armada gringa fundaron el “National Bank of
Nicaragua”, le imprimieron la frase al naciente córdoba, traducida del “In God
we trust” de su moneda imperial.
¿Vale la pena tan celeste reacción de ahora, por
la falta de una frase traducida del inglés y de la divisa de la potencia
imperial? A lo más que puede llegar esta
ira podría ser al nivel de crítica contra el acto arbitrario del gobierno de
cambiar aspectos de nuestra moneda sin consultarle a nadie, como ya se acostumbró
a hacer hasta con lo fundamental de nuestro orden jurídico, como es la Constitución.
Parece que la fe no protege contra las
incongruencias, pues cuando el jerarca proclamó que la frase En Dios confiamos
“era un signo de la presencia cristiana de nuestro pueblo”, no quiso acordarse
de que más bien lo cristiano fue signo de la presencia extranjera en nuestro
pueblo. Otra incongruencia: critican justamente
el estilo autoritario y antidemocrático del gobierno, pero su institución es histórica
e inflexiblemente autoritaria y antidemocrática. Y una más: el jerarca católico se asusta de que:
“A veces por seguir una corriente que viene de Europa, se llega a nuestros
pueblos sencillos que tienen historia cristiana.”
Nuestros pueblos
sencillos no siempre tuvieron una historia cristiana, si no que esa historia les
vino de Europa, y la trajeron los invasores. ¿Alguien que no sea analfabeta puede
ignorar esa sencilla historia? Solo queda
por verse si el reelegido presidente del Cosep, José Adán Aguerri, va a romper
el idilio que con el orteguismo ha logrado sostener, por la falta de la
susodicha frase en la moneda. Sería una incongruencia
mayor, pues con la frase o sin ella, Ortega y Aguerri ya celebran con mutua complacencia
el bien que les ocasionan las monedas acumuladas… ¡y no precisamente de cinco
córdobas!
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