Esas
fueron las palabras centrales del magistral discurso que el Presidente Barack
Obama pronunció en el cierre de la Convención Demócrata que lo postuló para
candidato a la reelección en las elecciones de Noviembre de 2012.
Y
se refería a la joven que teniendo una amenaza de deportación, ganó un premio
nacional en Biología; se refería al trabajador del sector automovilístico que a
pesar de haber ganado el premio de la lotería, siguió trabajando; se refería a
la fábrica del noroeste de Minnesota, que a pesar de la gran crisis del 2008,
no despidió a ni uno solo de sus cuatro mil empleados, pensando más en la
comunidad que en el negocio.
¿Y
a nosotros, el pueblo, quien nos da esperanzas? ¿Acaso el Presidente
inconstitucional de la República, que se reeligió violando la Constitución y la
sigue violando cada vez que sus intereses personales se los demanden y
desconoce las leyes, proclamándose él mismo la ley; acaso una oposición que no
solo no cumple su deber como representante de quienes votamos por ella, sino
que se convierte en principal colaboradora de la dictadura en sus planes de
perpetuarse en el poder; acaso un poder judicial cuestionado por malos manejos
financieros y por administrar la justicia de acuerdo a los deseos del poder
ejecutivo; acaso un CSE que perpetra fraude tras fraude para complacer la
ambición del dictador Ortega; acaso una policía involucrada en muchos delitos
con el crimen organizado, a la par que deja a merced de la delincuencia a la ciudadanía de las principales ciudades
de Nicaragua; acaso un ejército nacional indiferente que no cumple con el
juramento de defender la Constitución de la República; acaso la ausencia de un
Ministerio de Defensa, porque el ministro es el tirano presidente para
controlar mejor a las fuerzas armadas, con miras a que defiendan su dictadura y
atropellen al pueblo; acaso la amistad con sabor a alianzas con estados
terroristas cuya única meta es acabar con Estados Unidos, ilusión mortal que
solo va a conseguir ensangrentar nuestro país y perder al mejor aliado en la
exportación de nuestros productos?
A
nosotros nadie nos da esperanzas y por esa razón tenemos que crear nuestras
propias esperanzas del pueblo mismo. La esperanza de la unidad nacional bajo la
bandera azul y blanco; la esperanza de derrotar a los partidos políticos
pactistas y colaboracionistas, junto a la clase política, para poder encontrar personas
con un nuevo concepto de hacer política, adornadas con la cantidad necesaria de
honradez, interés y dedicación; la esperanza de que el gran capital salga de su
modorra y apoye con lo que tiene de sobra la lucha por la democracia, la cual a
quienes más favorece es al sector empresarial al brindarles el terreno adecuado
para invertir sus capitales; la esperanza de que renazca el espíritu de lucha
contra la dictadura que tenía en 1978 el CONSEJO SUPERIOR DE LA EMPRESA PRIVADA
(COSEP) hoy reducido a un triste papel de interlocutor aliado del gobierno
inconstitucional de Daniel Ortega y bajo la misma presidencia desde que está en
el poder. Se dice que mientras Ortega sea Presidente de Nicaragua, Aguerri será
presidente del COSEP.
“I
rather to be a dreamer, than a hope killer” dijo Barack Obama. Aquí el asesino
de la esperanza nacional, es el propio
Presidente de la República, que sueña con reducirnos a una masa amorfa sin
voluntad, sin ilusiones y sin sueños. Contra él vamos a través de la rebelión
cívica, con la bandera azul y blanco como única divisa mientras existan los
partidos políticos con sus mercenarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario