El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 20 de abril de 2013

JUGÓ CON LAS MISMAS CARTAS


Yo pensé que Capriles era la excepción en la política latinoamericana. Pensé que tenía bien controladas las cartas marcadas con las que juegan los dictadores. Estaba seguro que no caería en el absurdo de razonar con quien se impone por medio del fraude y sigue una política depredadora para su pueblo. Capriles, me dije yo, va hasta el fondo con el argumento del fraude y con la exigencia del reconteo del 100% de los votos. Se va a sacrificar a la cabeza de los siete millones y algunos más que le dieron el voto para que pudiera ganar y Venezuela tuviera la oportunidad de cambiar.
Capriles no aceptó el fallo del CNE y dio sus múltiples razones para ello; le pidió a su pueblo que confiara en él a cambio de su apoyo y media Venezuela lo apoyó y confió en él. Los convocó a una marcha gigantesca con la que iban a cercar las oficinas del CNE e iban a estar allí hasta que los miembros del citado consejo aceptaran el reconteo total de los votos de la elección fraudulenta. Sus seguidores hubieran salido esa noche y Caracas se hubiera estremecido al son de los gritos de protesta del pueblo estafado. Pero el pajarito habló y dijo que iba a reprimir a quienes se opusieran al fallo. La contestación de Capriles era que reprimiera, que era preferible ser reprimido en busca de la justicia, que vivir reprimido por un gobierno falso. Pero no dijo eso, sino todo lo contrario. Le hizo caso a la amenaza del pajarito y le ordenó a su pueblo que se quedará en casa y que sonaran las cacerolas a la hora de la convocatoria.
Allí empezó el derrumbe del líder de la oposición, porque su obligación ante su pueblo era irse hacia el CNE a que les rompieran las cabezas y los arrestaran por insurrectos.
Capriles se fue por la tangente de los falsos líderes: el diálogo con la sin razón. Los dictadores y los tiranos jamás tienen la razón y jamás cumplen lo que prometen. El tirano te usa para sus mejores intereses y te reduce a una naranja chupada porque el pueblo pierde la fe en su líder.
Después de pedirle al pueblo que no marchara, siguieron las pláticas con los sicarios de la dictadura chavista, con el CNE. Al ponerse en sus manos la causa de la democracia se perdió irremediablemente. No sé por que Capriles acepta no auditar el 54% de los votos, ya que toda la votación está cuestionada y al aceptar un reconteo de solo el 46% está firmando la sentencia de muerte de Venezuela, porque aunque existan testigos de la oposición en ese reconteo, jamás va a salir airosa la democracia.
Las dictaduras lo que necesitan es tiempo. Tiempo para afianzarse y tiempo para que el pueblo se vaya tragando la píldora amarga de la derrota fraudulenta. En treinta días de reconteo del 46% de los votos, el pueblo ya se dispersó a causa de sus propias necesidades y la ira que pudo haber existido en el pecho de los patriotas, se esfumó por efecto de tener que salir a la calle a buscar el sustento diario de sus familias. Capriles le dio a Maduro ese tiempo precioso y eso le va a costar caro a la nación venezolana.
Capriles se suma a la cadena de líderes mal logrados que sucumbieron a la tentación de la vía civilizada. Los tiranos no son civilizados y por tanto Capriles tenía que ser un bárbaro para poder destruir la barbarie chavista.
Fue un buen sueño, pero la indecisión del líder hizo que siguiera la pesadilla.

Jorge J Cuadra V

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