El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 26 de abril de 2013

HEROES Y MARTIRES; VILLANOS Y OPORTUNISTAS


¿Qué tienen que ver entre sí el basurero de detrás de la morgue del antiguo hospital San Vicente de la ciudad de León y un lujoso compoun situado en las playas del Océano Pacífico de Nicaragua llamado, El Tránsito? En que es la diferencia entre el sacrificio y el oportunismo.
Hay que darle para la comida y el fresco al que está cuidando la entrada del Hospital San Vicente de León, para   que te deje entrar. Una vez dentro, uno se encuentra en el lugar en el que eminencias como el Dr. Jaime Granera,  sanaron las dolencias de la humanidad.
El lugar ahora solo son ruinas, pero ruinas que contienen secretos tenebrosos como el cementerio que se hizo en el basurero de la morgue. Los estudiantes acostumbraban a tirar los desechos de los cuerpos en los que estudiaban la anatomía humana, para después honrar la memoria de Hipócrates.
Pero también le dieron otro uso los esbirros del somocismo comandados por el chacal Gonzalo Everts durante la guerra de liberación. Ahí echaban los cadáveres de los jóvenes asesinados por la guardia nacional. Una lista de los héroes que allí fueron lanzados a la basura, tendría que estar encabezada por el mártir responsable de la toma de la  Veintiuno, Tito Castillo, seguido por los mártires de Veracruz, Roger Deshón, Edgard Lang, Oscar Pérez Cassar, la bella Araceli Pérez, Idania Hernández, ambas violadas antes de ser asesinadas por el esbirro Everts. Hay más héroes y mártires que fueron a parar a esa fosa común  cuyos nombres es imposible registrar. Lo único que se podía ver, era el pequeño promontorio con una cruz en su cima, que los padres de Tito Castillo construyeron cuando años más tarde lograron visitar el basurero donde botaron el cuerpo de su hijo mártir. Ahora ni ese promontorio se puede ver y el basurero se comió los restos de los cuerpos  que la asesina guardia nacional llegó a sembrar.
Un lugar que debería ser santuario del patriotismo, fue borrado de la historia de la revolución por quienes la usufructuaron para su beneficio personal. Al gobierno de Ortega le conviene que esa memoria histórica se olvide por completo para que no resalten las actitudes contrarias entre los que se sacrificaron y murieron por Nicaragua y los que vivieron y se enriquecieron a costa de Nicaragua.
Para el régimen  de Ortega, ese lugar nunca existió, pero el pueblo nicaragüense no debe olvidar que si existió y es la prueba del sacrificio de los patriotas.
Sufrió un tsunami, que en ese tiempo se llamaba maremoto. Hubo muertos y desamparados, pero sigue enclavado en una playa del Pacífico nicaragüense, en el municipio de Nagarote, se llama, El Tránsito. Sus playas solo las puedo comparar con las de Jiquilillo antes que se adentrara el mar en las casas de verano de los viejanos.
Ahí existe un compound rodeado por las murallas de Jericó, detrás de las cuales se tratan de esconder los que quedaron vivos después de la guerra contra el somocismo y se convirtieron en vivianes sobre la sangre derramada de los verdaderos mártires de esa cruenta guerra.
El acceso es súper restringido y lo que pasa dentro de esos muros, solo es conocido por el patriarca y la matriarca de la familia reinante.
Tito, Roger, Oscar Araceli, Edgard, Idania y los que cayeron en la toma de la 21, no son invitados a las francachelas que hacen los que sustentan el poder contra los mandatos de la Constitución.
Ese es el monumento a la traición, escondido a los ojos de los nicaragüenses comunes, quizás por un reflejo de vergüenza que brota del inconsciente de sus dueños, porque saben que sus bases están apoyadas en los cuerpos de los patriotas que derrocaron a la dictadura y lo que forma la argamasa que une su estructura es la sangre de los caídos y las lágrimas de sus seres queridos.
Nicaragüenses, cuando pasen frente a las ruinas del hospital San Vicente en León, quítate el sombrero y reza una oración por los mártires que yacen en un basurero de ese lugar y si te das una vuelta por El Tránsito, conoce como viven los que se aprovecharon de una revolución para edificar su fortuna. Reza también por ellos, tal vez así Dios los perdona.

Jorge J Cuadra V

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