El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 2 de abril de 2013

El doctor Marx no tiene la culpa


Onofre Guevara López

Cuando aquí asomaron los movimientos sociales y políticos no tradicionales –años 20-30, Siglo XX—, no tenían una definición ideológica, pero se les acusó de “marxistas”, como pretexto para reprimirlos. Antes que surgiera el Partido Socialista (1944) solo existían nociones del marxismo y esfuerzos por dominarlo. Años después, lo intentó el FSLN y otros.
Todos crecieron con déficits de teoría marxista, pero en el Frente se hizo más obvio por haber sido el que asumió funciones de gobierno. Y se hizo notorio que –excepciones aparte— no se había entendido el pensamiento de Ricardo Morales de estudiar la realidad nicaragüense como marxistas y aplicar el marxismo a la realidad como nicaragüenses.
El Partido Conservador no necesitó de ninguna teoría progresista, porque su función histórica fue preservar el orden establecido; el Partido Liberal hizo reformas progresistas, pero se agotó en sus limitaciones, y llegó la restauración conservadora con las armas norteamericanas. Luego, los liberales devinieron en administradores del sistema restaurado bajo tutela gringa.
El Frente asumió el poder con pretensiones de hacer cambios estructurales al sistema político-social; pero, sus limitaciones coincidieron con la injerencia norteamericana –con sus aliados libero-conservadores—, y frustraron la revolución. En los 90 vino otra restauración, y hubo tres gobiernos ni chichas ni limonadas, pero cultores del viejo sistema social, y cobraron los agravios al Estado. Pero, aunque no tan voluntariamente, respetaron las libertades públicas que la revolución conquistó y no pudo administrar.
Hoy, ¿qué tipo de gobierno existe? Una farsa de revolución.
La DN de los ochentas, con su ejercicio colectivo del poder, encubrió los déficits teóricos, y resaltó errores, como dar un feudo estatal a cada señor y un señor a cada feudo. Y cada quien no siempre ejerció de acuerdo a las necesidades del proceso.
Daniel Ortega, quien se había sacado la rifa del gobierno, cobijó con la sombra del poder el cultivo de sus ambiciones, y después de 16 años mandando desde abajo, con astucia, golpes bajos y pactos volvió al poder, pero ya no con la revolución si no con su máscara.
Sus déficits teóricos marxistas ya no eran saldables con tanto poder y dinero; entonces “fusionó” el verbo revolucionario con los rituales míticos- religiosos; con frases alegóricas al socialismo y al cristianismo, es decir, frases como cáscaras sin frutos que guardar; su discurso es ecléctico. Y al unísono con sacerdotes y pastores exclama, entre otras consignas, somos “bendecidos, prosperados y en victorias”.
Los campos, las calles y las casas que un día se llenador de humo y sangre del pueblo combatiente, Daniel las llenó con sus iconos, convertido en líder único y omnisciente. Los que no aceptaron tal falsificación, fueron purgados; y quienes se quedaron los dejó como adornos del pasado revolucionario, decorándole el poder por buena paga. Y abrió los brazos a lo que llama “la juventud”, una masa de muchachos sin historial de lucha ni deseos de conocer el historial de anteriores generaciones, pero perfectos agitadores uniformados que le alaban sin medida ni razón, porque sus generosos recursos son su fuerza motriz.
Se supuso que con la teoría marxista se podría interpretar mejor la realidad social para transformarla; ahora, el eclecticismo orteguista trata de evitar los cambios. Ortega anatemiza al capitalismo salvaje, pero bien que se lo administra al FMI (las reformas al INSS, por ejemplo); se solaza y complace al FMI y al Cosep con una sana macro-economía, pero a los pobres les engorda ilusiones con las promesas de que acabará con su pobreza. Y solo ha puesto fin a su propia pobreza y a la de altos burócratas.
Desde la derecha pretenden combatir al régimen de Ortega, acusándole de  “marxista”. Favor que le hacen, y se los agradecerá, porque esa cobertura “marxista”, le será útil para seguir succionando recursos del Alba.
Últimamente, la segunda del clan Ortega-Murillo le arrancó secretos al movimiento de los astros para estructurar los “gabinetes de la familia”, pero no puede ocultar que, así como la “segunda etapa” de la revolución no es modelo de cambio social, su modelo de familia tampoco sirve para remodelar a las familias nicaragüenses.
Pero obliga a los maestros enseñar su modelo de familia por 500 córdobas más, echándoles a perder su fin de semana o los ingresos extras conseguidos con otras actividades. Daniel y Rosario deberían asumir esa labor de enseñar cómo se construye una familia feliz y bonita, porque su familia es el modelo. Pero tienen un problema: son muy recatados y no pueden practicar la inmodestia.  

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