Nos
estamos acostumbrando a decir mucho esa frase engañadora. La decimos porque es
parte del nicaragüense tomar el atajo más fácil para evadir las cosas difíciles
que tenemos que hacer. Las cosas buenas que ha hecho el gobierno son tan
volátiles como la exhalación que surca el firmamento oscuro. No hay que
llamarse a engaño y menos usar lenidad con los actos de un gobierno que tienen
como fin exaltar la figura del tirano y no combatir la terrible miseria que
padece el pueblo pobre. No es acto bueno lanzarse a los municipios de Nicaragua
a regalar 10 láminas de zinc para improvisar un techo a cambio de un voto; no
es ser magnánimo recorrer el interior de la Nicaragua profunda regalando
animales de corral para venderse como un presidente empapado de equidad social.
Esas vacas y esos cerdos y hasta esas gallinas no contribuirán a formar una
granja que sea capaz de resolver las pobrezas de la familia campesina, por la
sencilla razón que después que termina el carnaval regalón, personas y animales
se quedan viviendo en la misma miseria. Por eso esas reses y esos cerdos y esas
gallinas van a ir desapareciendo a medida que va apretando el hambre por la
espera de unos insumos que nunca llegan y que son necesarios para que se
engorden y estén aptos para reproducirse. Si se reprodujeran correctamente,
nace la granja, pero como no tienen posibilidad de llegar a eso por el abandono
y la falacia de un gobierno mentiroso que para lo único que busca al pueblo
pobre es para comprarles sus votos manipulando el hambre en la que los mantiene
sumidos, terminan en las ollas de la familia para no morirse de hambre.
Si
el Gobierno hiciera cosas buenas, construiría casas y no solo techos sin piso y sin paredes; financiaría a los
campesinos beneficiados con los animales de corral para que cuenten con los
insumos necesarios para terminar siendo propietarios de granjas productivas;
suprimiría el bono solidario y elevaría los salarios de los maestros, de las
enfermeras, de los policías usando los fondos del ALBA para incrementar el
presupuesto nacional y respetaría la Constitución de Nicaragua para darle paso
a la democracia y al progreso.
Al
no hacer nada de eso, todo se queda en la vanidad y en la ambición de poder.
Todo se queda en espejismos de confusión para engañar a propios y extraños con
la colosal mentira de la sensibilidad social de la pareja presidencial.
Los
nicaragüenses no nos debemos llamar a engaño y debemos tener las agallas de llamar a las cosas por
su nombre. Nos confundimos unos a otros cuando hablamos de las cosas buenas que
hace el gobierno, porque en realidad no ha hecho ninguna cosa buena. Todo lo
que hace, desde instalar en la plaza de la Fe un parque de diversiones para que
gocen los niños pobres, cuando en realidad lo hace para impedir que las
multitudes que lo adversamos podamos usarla y llenarla de bote en bote, hasta
cuando nos pone en los recibos de la energía eléctrica la ayuda generosa que
gracias al señor Presidente nos dan los fondos del Alba, pero no nos aclaran
que esa ayuda electorera la vamos a empezar a pagar a partir de Enero de 2012.
Todo es mentira, todo es ilusión, todo es espejismo. Todo se hace con un
propósito malsano para ablandar conciencias débiles o acosadas por la pobreza,
el abandono o la ambición.
Entonces,
hay que tener claro que este gobierno no hace nada sin un propósito, que tiene
que ver con las instalación de la dictadura Ortega-Murillo y la creación de
otra dinastía con el sello de la estirpe sangrienta. Tenemos que comprometer nuestro
talento y nuestra voluntad para desenmascarar las verdaderas intenciones de la
pareja presidencial para exponerlas ante el pueblo. Por eso no hay que hablar
de “las cosas buenas que hace este gobierno,” porque sencillamente, no existen.
Jorge
J Cuadra V
No hay comentarios:
Publicar un comentario