Si hay una estadística oprobiosa, para un país., esa es sin lugar a
dudas, la cantidad de ciudadanos que se ven obligados a buscar mejores
horizontes de trabajo y progreso material fuera de las fronteras de su patria y
esto se convierte en sacrilegio cuando esa patria es inmensa en recursos
naturales y tenemos que emigrar a otras naciones porque tienen un mejor
estándar y calidad de vida que el que nosotros ofrecemos a nuestros
connacionales.
Daniel Ortega, en su doble rol de
Secretario General del FSLN y Presidente de la República, intervino
recientemente en el Foro de Sao Pablo, actividad que se celebro en la ciudad de
Managua. Las palabras del gobernante estuvieron dirigidas a cuestionar el
modelo democrático que impera en casi todos los países civilizados del mundo,
atacó sistemas, diciendo que convocar a elecciones generales no es
sinónimo de democracia. Manifestó que el modelo democrático es un invento del
imperialismo norteamericano, por lo cual exhortó a buscar nuevas formas
de democracia en el cual se garantice la amplia participación del pueblo.
Es deleznable que Ortega ataque y cuestione el modelo político del cual
se sirvió en bandeja de plata para llegar al poder, cualquier otro político con
sentido común estaría elogiando y no atacando el actual modelo, no se
concibe que quien se bebe la leche, maldiga a la vaca, y precisamente Ortega es
lo que está haciendo, tengan la certeza que si el Presidente de la República, llega
a tener el suficiente poder, sin duda
alguna cambiaría el modelo democrático, instalando otro que se ajuste a
sus caprichos e intereses muy personales.
Pareciera que en
Nicaragua se están cerrando los caminos que llevan a la democracia y al
ejercicio de los derechos de la ciudadanía. Una serie de medidas y actuaciones
del poder conducen a percibir, cada vez con mayor claridad, la decisión de
control de todas las instituciones del Estado, con el propósito de impedir que
la sociedad ejerza los derechos que le corresponden en un sistema democrático
regido por el imperio de la Constitución, la subordinación del poder a la ley,
el principio de legalidad, que es la condición para la existencia del Estado de
Derecho, y el principio de legitimidad, que es lo único que autoriza y
justifica la existencia del poder regulado por la ley y las instituciones que
provienen de la voluntad general.
Lo cierto es que los resentimientos, con los gobernantes abusivos, se
van acumulando poco a poco, hasta que llega el momento en el cual se produce un
choque de conciencia individual y colectiva y la gente estalla en diversas
acciones de rebeldía. A veces tiene que pasar mucho tiempo a fin de que se
acumule la ira, suficiente para hacer estallar la rebeldía popular. Y cuando
llega ese momento “una chispa puede incendiar toda la pradera”.
El próximo 6 de noviembre se realizarán las elecciones nacionales en las
que Daniel Ortega pretende imponer su reelección presidencial a pesar de que
está prohibida por la Constitución y por lo tanto su candidatura es ilegal e
ilegítima. Esto representa no solo la continuidad del actual régimen, sino
también la amenaza de un siguiente período de gobierno de Daniel Ortega en el
cual lo más probable es que empeoren las condiciones de vida de la mayoría de
los nicaragüenses y se haga más cruda la dictadura que de hecho ya se ha
instaurado en el país.
Las amenazas, la campaña de miedo, los carnavales y la toma de las
plazas con gente pagada con el dinero de Chávez y el dinero robado al pueblo de
Nicaragua, la manipulación y partidización de la Policía Nacional, las mentiras
de Daniel Ortega para impedirnos salir a las calles a expresar nuestra repulsa
a su reelección inconstitucional, no han servido de nada. La ciudadanía
nicaragüense ha demostrado una vez más que es capaz de vencer el miedo y las
dificultades y que no hay poder capaz de silenciarla. Con esas acciones Ortega
no limpiará la mancha de su candidatura ilegítima e ilegal, no ocultará los
trapos sucios de un Consejo Supremo Electoral corrupto, ocupado por usurpadores
y mercenarios a su servicio. Lo único que ha demostrado Daniel Ortega con su
prepotencia e irresponsabilidad es que le tiene terror al pueblo de Nicaragua,
hoy más que nunca decidido a poner fin a sus pretensiones dictatoriales.
No podemos ceder a la amenaza y el chantaje de Ortega de reelegirse a
como dé lugar, por las buenas o por las malas. Ninguna sentencia de la Corte
Suprema de Justicia, con magistrados de facto y obedientes a Ortega, ninguna
patraña legal, ninguna infamia jurídica, es capaz de reformar la Constitución y
legitimar su candidatura. A Ortega, y sus comparsas del pacto, por tanto le
decimos: Señor, usted no es dueño de
Nicaragua, el destino de la nación no lo decide nadie más que nosotros los
ciudadanos, su obsesión de poder y sus corruptos negocios no están por encima
de la voluntad del pueblo de tener una patria digna y soberana; usted no tiene
derecho a burlarse de la sangre derramada por miles de hermanos y
hermanas que lucharon por una Nicaragua libre en la que todos y todas debemos
ser iguales ante la Ley y tener iguales oportunidades. Nuestro voto ciudadano
nos otorga el derecho de elegir libremente un gobierno que respete nuestra
bandera azul y blanco, defienda la soberanía nacional y dignifique a la Patria.
Por esta razón, promovemos y apoyamos movilizaciones y marchas, nuestro
grito de protesta, nuestra denuncia incansable ante los medios de prensa y los
foros internacionales, para impedir la reforma anticonstitucional con la que quiere
legitimar su ilegal candidatura. Esto demuestra que nuestra lucha no debe ser
en balde, que unidos somos un poder capaz de vencer a los dictadores y
corruptos y a quienes atentan contra la República democrática.
Al igual que Anastasio Somoza, Daniel Ortega ha logrando hacer que la
Policía Nacional y el Ejército pierdan la incipiente neutralidad que estaban
consiguiendo, al “alinearlos” al partido que ha convertido en propiedad suya y
de su familia, y ha transformando a estas dos instituciones en cómplices de los
abusos de su gobierno y de sus “ turbas” que son utilizadas como “grupos de
choque” para atemorizar y desanimar, por medio del terror y la violencia
cualquier movimiento de protesta o manifestación pública que la ciudadanía
intente realizar en su contra.
El Presidente Ortega está legal y expresamente inhibido por el Artículo
147 de nuestra Constitución para
participar en las próximas elecciones. Por esa razón es que él y sus secuaces
se las han arreglado para hacer mil y una reformas a nuestra Carta Magna de
modo que pueda salirse con la suya y reelegirse para otro quinquenio, en lo que
claramente seria la entronización de una nueva dictadura: La de la familia
Ortega-Murillo, o como ellos la llaman, “El Pueblo Presidente” o “El Gobierno
de los Pobres”. Esto último está cobrando mucho más sentido ahora, ya que
este gobierno nefasto y corrupto ha convertido en pobres a todos los
nicaragüenses.
Es por todas estas razones que un grupo de nicaragüenses residentes en
diferentes países, incluida Nicaragua, pero con un sentimiento en común,
nuestro amor por nuestro país, decidimos conformar un grupo dedicado
exclusivamente a preservar, defender y promover la democracia, el respeto a las
leyes y a la Constitución de Nicaragua, y le llamamos “EL TIGRE AZUL Y BLANCO.
En este grupo no nos anima ni perseguimos ningún tipo de recompensa,
únicamente el deseo inmenso de ver a Nicaragua progresar, ver a su pueblo
contento trabajando por el bien común.
No buscamos ni prebendas ni posiciones, solo la satisfacción del deber
cumplido.
Hemos trabajado ardua y constantemente desde hace tres anos hasta
solidificarnos y creemos que ha llegado el momento de presentarnos ante
nuestros hermanos para animarlos públicamente a que despierten, se sacudan esa
indiferencia o apatía que los hace aceptar la situación como algo sin remedio.
Hermanos, ha llegado el momento en que como hace 32 anos, digamos BASTA
YA! El futuro de nuestra patria, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros
hijos esta nuevamente en peligro y esta vez el enemigo es más cruel y sin
escrúpulos y no vacilara ante nada para mantenerse en el poder indefinidamente.
POR UNA PATRIA VERDADERAMENTE LIBRE Y DEMOCRATICA
EL
TIGRE AZUL Y BLANCO
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