El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 2 de octubre de 2011

EL PERSONAJE DEL SIGLO

JOSE ESTEBAN GONZALEZ RAPPACCIOLI

REFLEXION TESTIMONIAL
SOBRE LAS
ACTUACIONES PÚBLICAS
DE
SU EMINENCIA
EL CARDENAL MIGUEL OBANDO BRAVO

INTRODUCCIÓN

Guardo hacia el Cardenal Obando Bravo un profundo reconocimiento por sus bondades hacia mi persona, por la confianza con la que siempre me ha honrado y por el apoyo que me brindó mientras fui Coordinador Nacional de la CPDH, desde su fundación en 1977 hasta mi exilio forzado, a partir de 1981. Cuando a fines de 1981, el Estado controlado por el FSLN, me acusó formalmente de estar implicado en un supuesto plan terrorista para “volar la Refinería Nacional y asesinar a dirigentes de la revolución”, la Dra. Martha Patricia Baltodano, mi abogada defensora y mi sucesora al frente de la CPDH, solicitó al Arzobispo Obando Bravo ser testigo de mi buena conducta personal y ciudadana. Éste, sin titubear, accedió a testimoniar en mi favor lo cual, es excepcional en un Arzobispo por las implicaciones posibles, pero no impidió que los inicuos jueces sandinistas terminaran  condenándome in absentia a 14 años de cárcel. Su objetivo era impedirme regresar a Nicaragua suponiendo que así se acabaría la CPDH, en lo cual se equivocaron estrepitosamente.

      ALMORZANDO EN “EL INFIERNO”

Durante mis 19 años en el exilio - 3 en Venezuela y 16 en varios países europeos - me encontré con el Arzobispo Obando sólo dos veces. La primera fue en Caracas, probablemente en 1982 ó 1983. Ambos habíamos sido invitados a almorzar por mi muy querida y respetada amiga Margarita Palacios, a la sazón, Comisionada del Presidente de Venezuela Luis Herrera Campins para Asuntos Internacionales. Margarita tenía hacia Monseñor Obando una verdadera veneración como también el propio Presidente Herrera. Fuimos a un restaurante italiano curiosamente llamado “L´inferno”. Mientras recorríamos el Menú, mi amiga Margarita comentó, sonriendo, con su proverbial picardía: “No lo tome a mal, Monseñor, lo traje aquí por ser uno de los mejores restaurantes italianos de Caracas. Sé que Usted, como salesiano, estudió en Italia, como también mi amigo José Esteban….” A la hora de ordenar, Margarita escogió unos “Raviolis alla puttanesca” y yo unos “Tallarines alla diávola”, mientras Monseñor, prudentemente, se contentaba con unos “Espaguetis a la boloñesa”.   

Después de reirnos del inquietante nombre tanto del restaurante como de los platos escogidos, pasamos a temas de fondo. Monseñor Obando nos habló de la situación de los derechos humanos y de las presiones y amenazas que se cernían sobre la Iglesia, con la complicidad o el silencio de sacerdotes de la llamada “iglesia popular.” Me impresionó la serenidad con la que nos habló Monseñor, visiblemente preocupado por las amenazas del régimen sandinista contra su rebaño. Como eficaz funcionaria, Margarita tomaba nota de todo para transmitírselo al Presidente Herrera.

Hacia 1988, me lo encontré nuevamente, esta vez, en Roma. Ambos habíamos sido invitados a cenar en un espléndido “penthouse”, por Anna María Cervone, Presidenta Mundial de la Internacional de Mujeres Demócrata Cristianas, quien era muy solidaria con nuestro pueblo. Nos pusimos a platicar en el  balcón, teniendo como telón de fondo las impresionantes ruinas iluminadas del Palacio de Tiberio. Expuse al ya entonces Cardenal Obando las actividades que yo realizaba en Europa como encargado de derechos humanos en la Internacional Demócrata Cristiana (IDC) y cómo, durante mis frecuentes viajes, dando charlas sobre la verdadera situación de Nicaragua, siempre salía a relucir el papel de la Iglesia y el suyo, en particular, como su dirigente más prestigioso y valiente. Me habló, con visible preocupación y tristeza, de la persecución que sufrían los obispos y sacerdotes fieles a la Iglesia y al Papa. Al contarle que, con frecuencia, tenía que debatir con sacerdotes europeos que apoyaban al régimen sandinista o con sacerdotes nicas pro-sandinistas, que eran regularmente invitados a Europa con todos los gastos pagados… me dijo: “Hay que denunciar a los sacerdotes de la “iglesia popular” que están al servicio del sandinismo y se están prestando para dividir al pueblo de Dios… Hay que mencionar sus nombres. Ahora el gobierno está apoyando a Monseñor Areas a quien presenta como “el Monseñor de los Pobres” y quien comparece junto con Doña Rosario o Doña Lidia Saavedra de Ortega (madre del Comandante Ortega) para enfrentarlo a nosotros, sus superiores eclesiásticos” Luego, recalcó: “Don José Esteban: no olvide mencionar los nombres de esos sacerdotes que nos están causando grandes problemas”.

PERSONAJE DEL SIGLO

Aunque lo haya dicho en un contexto poco afortunado, después de abrazar con notoria efusión al comandante Daniel Ortega en un acto de masas en Dolores (Carazo), tuvo razón mi amigo el Padre Neguib Eslaquit al calificar al Cardenal Obando Bravo como “el personaje del  siglo”.  

En efecto, el Cardenal Miguel Obando Bravo no solo ha sido importante cuando estaba en la fuerza de la edad y era Arzobispo de Managua sino que, todavía hoy, cuando ya ha cumplido 85 años y no tiene cargo específico ni poder jurisdiccional en el gobierno eclesiástico, sigue ocupando las primeras planas, ya no como valiente adversario del Dictador Ortega de la década de los 80, sino como figurante destacado – aunque altamente controvertido - en las enfloradas tribunas del régimen que Pablo Antonio Cuadra, acertadamente, llamó la “revolución de los engaños”. Después de Don Daniel Ortega y de su esposa co-gobernante, el Cardenal Obando es el personaje que, hoy en día, aparece con mayor frecuencia en las ceremonias oficiales y en los programas del complejo mediático propiedad de la familia gobernante, al lado de la pareja Ortega-Murillo e interviniendo en ceremonias de propaganda a favor del mismo personaje a quien dedicó, justo antes de las elecciones presidenciales de 1996 que ganó   Arnoldo Alemán, su célebre “homilía de la víbora” (ver apéndice).

Sus actuales comparecencias en los medios oficialistas suscitan perplejidad, confusión y tristeza entre los fieles católicos y en todos aquellos que, otrora, dirigían sus ojos hacia la recia figura del Cardenal Obando Bravo, cuyo liderazgo moral y cívico trascendía a los partidos y a las ideologías políticas. Cuando el 15 de noviembre de 2010, el Presidente Daniel Ortega reunió a los Presidentes de los Poderes del Estado, Ministros y altos funcionarios en ocasión del diferendo con Costa Rica sobre el Río San Juan, el Cardenal Obando compareció al lado del Presidente Ortega como si fuera un miembro más de su Gabinete. Debemos reconocer que este es un hecho absolutamente inusitado ya que hace aparecer al Cardenal Obando Bravo como funcionario del Estado y/o del Gobierno en una simbiosis sin precedentes en la historia contemporánea de la Iglesia Católica a nivel mundial. En efecto, su desconcertante identificación actual con el régimen sandinista excede incluso el comportamiento de eclesiásticos colaboradores de regímenes autocráticos y dictatoriales del siglo pasado y del actual.

Por el carácter controversial y por la repercusión que tienen sus actuaciones actuales -  después de consultar a personas de reconocida sabiduría y prudencia - me ha parecido importante y útil abordar este tema tan delicado y lo hago con el mismo respeto con el que un hijo abordaría actuaciones cuestionables de su padre con la esperanza de encontrar la clave y la solución a una embarazosa situación familiar. Así considero al Señor Cardenal, como un padre que sus hijos deseamos y debemos rescatar de las manos impías que están manoseando y explotando su prestigiosa figura con fines manifiestamente partidistas y electoreros. 

No voy a examinar los discursos recientes del Cardenal Obando que, extrañamente, nunca hacen referencia a las Pastorales de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Voy, simplemente, con el debido respeto y objetividad, a examinar su comportamiento público a la luz de su trayectoria, de su relación con la Santa Sede, el Colegio Cardenalicio y la Conferencia Episcopal de Nicaragua. También examinaré las repercusiones actuales o potenciales de actuaciones suyas desconcertantes para todos los nicaragüenses, cualquiera que fuere su pertenencia religiosa o política.
 
DATOS BIOGRÁFICOS

El Cardenal Miguel Obando Bravo nació en La Libertad (Chontales) el 2 de febrero de 1926. Por lo tanto, al momento de realizar el presente estudio, el Señor Cardenal tiene 85 años cumplidos. A temprana edad ingresó en la Orden Salesiana, hizo sus estudios sacerdotales en casas de formación salesianas en El Salvador, Guatemala y Colombia. Fue Consagrado Obispo de Matagalpa el 31 de marzo de 1968 y promovido a Arzobispo de Managua el 16 de febrero de 1970. En Matagalpa, se le recuerda como un pastor abnegado y celoso, identificado con los problemas y dificultades particularmente de los campesinos. Todos recordamos la primera foto suya publicada en los diarios nacionales en la que aparecía, vigoroso y sonriente, cabalgando un caballo criollo, durante una de sus giras pastorales. Su actuación como Arzobispo de Managua, bajo el régimen somocista, fue ejemplar, valiente y oportuna tanto en sus delicadas funciones como Arzobispo de Managua, como en calidad de Presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, cargo que desempeñó con competencia, coherencia e intachable dignidad en tres oportunidades. Mi admiración y cariño hacia él me motivó a dedicarle, en 1979, una breve y modesta composición musical titulada “Las coplas de Miguel” que fue grabada en un disco de 45 rpm por la empresa INDICA, se San José, Costa Rica, bajo el sello “Producciones Patria Libre” y que durante varios años se difundía algunas veces en Radio Corporación.

Aunque al inicio, Mons. Miguel Obando Bravo aceptó y utilizó un Mercedes Benz que tradicionalmente el Dictador Somoza regalaba al Arzobispo de Managua, al poco tiempo tomó la sabia decisión, aplaudida por todos, de devolverlo. A partir de entonces, se desplazaba en un Jeep Land Rover o en una sencilla camioneta pick-up, sentado en el asiento delantero, al lado de su fiel chofer y asistente de confianza.

Activo defensor de los derechos humanos durante la dictadura de Somoza y durante los once años del primer gobierno de Daniel Ortega (l979-1990), ha sido galardonado con el “Premio Bruno Kreisky por la Paz y la Libertad” (Viena, Austria, 1979) y con la “Orden Francisco de Miranda” otorgada por el Gobierno de Venezuela, durante la Presidencia del Dr. Luis Herrera Campins (1981), así como con otros prestigiosos reconocimientos tanto eclesiásticos como académicos. Fue elevado a la dignidad cardenalicia por S. S. Juan Pablo II el 25 de mayo de 1985, siendo el primer nicaragüense que forma parte del Sacro Colegio Cardenalicio.

SU ACTUAL SITUACIÓN EN LA ORDEN SALESIANA

El derecho canónico establece que los obispos pertenecientes a una orden religiosa son sustraídos de la obediencia de los superiores de su congregación respectiva pasando a depender directamente del Papa. Por lo tanto, desde su designación como Obispo y luego como Cardenal por Juan Pablo II, el Cardenal Obando Bravo no se encuentra sometido a los superiores de la Orden Salesiana con la cual, sin embargo, conserva tanto en Nicaragua como a nivel mundial, una relación muy estrecha y cordial. Con sobrada razón, los salesianos se enorgullecen de contar entre sus filas a un hombre que ha encarnado la dignidad no sólo de la Iglesia Católica sino también la reciedumbre del pueblo de Nicaragua que se sentía protegido por él y le correspondía con total confianza e inconmensurable respeto, lo que, lamentablemente, ha dejado de ser el caso. El Cardenal Obando es uno de los 5 miembros de la Orden Salesiana pertenecientes al Colegio Cardenalicio. Los otros cuatro son los Cardenales Tarcisio Bertone (Italia, actual Secretario de Estado),  Oscar Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), Raffaele Farina (Italia) y Joseph Zen Ze-Kiun (chino, Obispo de Hong Kong). Cabe mencionar que los Salesianos ocupan el tercer lugar en cuanto al número de cardenales, sólo superados por los Jesuitas y los Franciscanos. Por otro lado, como Secretario de Estado del Vaticano, su Eminencia el Cardenal Bertone es una de las personas con mayor poder y responsabilidad en el Gobierno de la Iglesia, ya que sus funciones son asimilables a las de Ministro de Relaciones Exteriores del Estado Ciudad del Vaticano.   


SU SITUACIÓN RESPECTO AL EPISCOPADO NICARAGÜENSE

Al ser consagrado Obispo, Miguel Obando Bravo recibió la plenitud del sacerdocio convirtiéndose en sucesor directo de los Apóstoles de Cristo y no perderá jamás su calidad de obispo: “Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedec”. Sin embargo, al aceptarle el Papa la renuncia, por razones de su edad, dejó de ser Arzobispo de Managua dejando de poseer potestad de jurisdicción y poder territorial aún cuando conserva intactos todos los poderes sacramentales como obispo, cuyo ejercicio está regido por el obispo de cada diócesis. Además, por cortesía, debe consultar o coordinarse con el obispo respectivo cada vez que desee actuar en cualquiera de las diócesis en las que está dividida la Provincia Eclesiástica de Nicaragua. El título de ”Arzobispo Emérito” es únicamente un título honorífico que no conlleva ningún poder ni función específicos, así como las personas que han ejercido la Presidencia de la República conservan hasta el fin de sus días el título de “Presidente”. Actualmente, la titularidad, plena autoridad y potestad de jurisdicción sobre todos los sacerdotes, religiosos, fieles y bienes, junto con todos los asuntos legales, administrativos y financieros, etc. de la Iglesia Católica de la Arquidiócesis de Managua (que abarca los Departamentos de Managua, Masaya y Carazo),  corresponden al actual Arzobispo de Managua  Monseñor Leopoldo Brenes cuyo Obispo auxiliar es Mons. Silvio Báez.

SU SITUACIÓN  RESPECTO A LA CONFERENCIA EPISCOPAL

El Cardenal Obando ya no pertenece a la Conferencia Episcopal, como tampoco pertenece Mons. Hombach porque, según las disposiciones canónicas, son miembros de las conferencias episcopales únicamente los obispos con potestad de jurisdicción sobre determinada diócesis, abarcando los aspectos territoriales y pastorales. Aunque, por ser miembro del Colegio Cardenalicio, su superior inmediato es el Papa, el Cardenal Obando Bravo tiene la obligación moral y canónica de acatar y hacer propias las posiciones de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. De ningún modo puede ignorar, desconocer y, mucho menos, contrariar las orientaciones, opiniones y disposiciones adoptadas por la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Todo lo contrario, está obligado a hacer propias, a difundir y a defender las cartas pastorales y cualquier otra manifestación clara, escrita o no, de la opinión y voluntad de la Conferencia Episcopal, sobre todo, aquellas relativas a asuntos graves en materia de fe o de moral o que afectan a la población en su conjunto. Es el caso de los documentos sobre el derecho a la vida desde el momento de la concepción y aquellos en los que la Conferencia Episcopal ha denunciado el fraude electoral en las elecciones municipales de 2008 y pone en guardia ante el deterioro institucional, el abandono y desprecio de valores, la agresividad, la violencia ejercida o tolerada por autoridades que deberían proteger los derechos humanos de cualquier persona y otras irregularidades graves del actual o de cualquier gobierno. Seria teológica y canónicamente inaceptable que el Señor Cardenal contribuya con su presencia, actuaciones y discursos a apoyar a un Gobierno que, de toda evidencia, está - permítaseme la expresión – “en estado de grave pecado institucional”, agravado por la contumacia y la reincidencia.
 

SU SITUACIÓN EN EL SACRO COLEGIO CARDENALICIO

Es evidente, que el Cardenal Obando no puede apartarse del comportamiento propio de los miembros del Colegio Cardenalicio, cuerpo al cual todavía pertenece (con las restricciones mencionadas y otras que la brevedad del espacio no nos permite abordar). Según nuestra información, el Cardenal Obando no ha consultado a sus hermanos Cardenales en general ni a los Cardenales salesianos en particular (ver arriba) antes de involucrarse de manera notoria en los planes de gobierno y el posicionamiento político personal de la pareja gobernante. Según información reservada, varios cardenales lo han exhortado - unos con delicadeza, otros con energía, pero siempre con la discreción de rigor - a tomar distancia del régimen sandinista no solamente por razones estrictamente religiosas y morales sino por el daño que su comportamiento le está causando a la buena imagen de la Orden Salesiana y de la Iglesia. Es motivo de escándalo la manipulación que hace el gobierno sandinista de la persona del Sr. Cardenal, acentuando la confusión de los fieles católicos y entristeciendo al rebaño de Cristo al verlo asociado al Presidente Daniel Ortega que durante los años 80 se caracterizó por un desprecio sistemático de los derechos humanos y que, actualmente, pretende reelegirse en abierta violación de la Constitución de la República de Nicaragua. Canonistas y expertos en teología  moral que he consultado opinan que violar la Constitución, como lo está haciendo el Presidente Ortega, es una violación grave del orden moral ante la cual el apoyo explícito que le presta el Sr. Cardenal es - lo digo con todo respeto y profunda preocupación - injustificable y éticamente vituperable. Expertos en derecho me han comentado que el Cardenal Obando podría - más aún, debería - exigir que se retiren todos los carteles donde se lo presenta junto a Don Daniel Ortega y su esposa y co-gobernante, Doña Rosario Murillo, con los lemas, símbolos y colores de la propaganda re-eleccionista anti-constitucional del Presidente Ortega. Afirman, igualmente, que autoridades eclesiásticas o, incluso, grupos de católicos asociados, los obispos en sus diócesis o los simples católicos en sus parroquias respectivas tendrían derecho a exigir aclaraciones y a deslindar responsabilidades por la vía judicial, tema éste sobre el que, no siendo abogado, no puedo pronunciarme en este momento. 

SU PARTICIPACIÓN EN EL GOBIERNO DE LA IGLESIA UNIVERSAL Y DEL ESTADO “CIUDAD DEL VATICANO”

El Cardenal Obando Bravo fue durante varios años miembro de la Congregación del Clero pero nunca, salvo mejor información, fue designado por el Papa Juan Pablo II como Presidente de alguna de las Congregaciones o Dicasterios Romanos que - guardada la distancia - son comparables a los Ministerios de los Gobiernos seculares. Algunas de esas Congregaciones o Dicasterios abarcan responsabilidades de Gobierno propiamente dichas en el Estado de la Ciudad del Vaticano mientras otras son de carácter estrictamente eclesial y de carácter universal por delegación pontificia. Un ejemplo de las primeras es la función de Secretario de Estado que equivale a la de Ministro de Relaciones Exteriores, y ejemplos de las segundas es el cargo de Prefecto de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe (Propaganda Fidei) que se ocupa de las misiones o la Congregación para la Defensa de la Fe que ejerciera con particular inteligencia, prudencia y energía el Cardenal Josef Ratzinger hasta su elevación al pontificado como Papa Benedicto XVI. Precisamente, por haber ejercido un cargo que implicaba ocuparse de los errores doctrinales y disciplinarios suscitados por la llamada Teología de la Liberación y las mal llamadas Iglesias Populares, el entonces Cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, tuvo que ocuparse específicamente adquiriendo profundo conocimiento de la situación de Nicaragua y manteniendo una relación  regular con el Cardenal Obando y los demás obispos de nuestro país. Ignoramos si el Señor Cardenal ha tenido alguna vez la ciudadanía del Estado de la Ciudad del Vaticano y si ha viajado o todavía viaja con pasaporte diplomático del Vaticano y si recibe algún estipendio de las arcas de la Iglesia. Ignoramos también si, siendo actualmente un alto funcionario del Estado con rango ministerial, recibe algún emolumento o reembolso de gastos y si debe o no presentar una declaración de probidad.
 
SUS PRERROGATIVAS COMO ELECTOR DEL PAPA

El Derecho Canónico establece que, al cumplir 80 años, todos los obispos deben presentar la renuncia a sus funciones jurisdiccionales, lo que tenemos entendido que el Cardenal hizo en tiempo y forma. Igualmente, por razón de su edad (mayor de 80 años), el Cardenal Obando Bravo ha perdido la facultad de ser elector del nuevo Papa (en caso de muerte o renuncia) y tampoco puede ser elegido Papa. No hemos podido confirmar si el Cardenal Obando Bravo participó por concesión especial en el Cónclave que eligió al actual Papa Benedicto XVI. Aunque el voto en la elección del Papa es absolutamente secreto, es razonable suponer que, de haber podido votar, el Cardenal Obando habría votado a favor del Cardenal Ratzinger, entre otras razones, porque éste fue uno de los miembros de la Curia Pontificia que apoyó con mayor claridad, fraternidad y eficacia a la Iglesia, al Episcopado nicaragüense y al propio Cardenal Obando durante los años 80, lo cual incluye el generoso apoyo financiero que la Iglesia Católica nicaragüense recibió de instituciones del Episcopado europeo, particularmente alemán, especialmente de Misereor - “Bischöfliches Hilfswerk (Fondo de Ayuda Episcopal)  y “Adveniat” - Lateinamerika Hilfswerk der Katholiken in Deutschland (Fondo para America Latina de los Católicos de Alemania), así como de varias diócesis de los Estados Unidos y de países latinoamericanos, particularmente del Episcopado venezolano.

Es razonable pensar que los mensajes de Juan Pablo II en sus dos visitas históricas a Nicaragua, fueron de alguna manera consultados e incluyeron enfoques sugeridos por el Cardenal Ratzinger. Es probable que éste tuvo alguna influencia en la escogencia de los temas enfocados por el Papa ya que el actual Sumo Pontífice coincidía con la apreciación de Juan Pablo II al calificar los 10 años del primer gobierno del Comandante Ortega como la ”noche oscura” de la historia de Nicaragua.

¿FUE EL CARDENAL OBANDO BRAVO AUTORIZADO POR EL PAPA BENEDICTO XVI PARA ACEPTAR CARGOS Y/O FUNCIONES EN EL GOBIERNO DE DANIEL ORTEGA?

¡Todo indica que no! En efecto, cuando, a su regreso de Roma a donde el Presidente Ortega lo envió para que regresara con la  autorización explícita del Papa Benedicto XVI para presidir la Comisión de Reconciliación y Paz, varios periodistas nacionales y corresponsales extranjeros le preguntaron al Cardenal Obando Bravo: “¿Lo autorizó el Papa para aceptar el cargo de Presidente de la Comisión de Reconciliación y Paz del gobierno de Daniel Ortega?”, su respuesta fue siempre imprecisa. Algunas veces su respuesta revelaba lo contrario de lo que aparentaba decir ya que, en lugar de contestar con un “si” o un “no” rotundo, siempre, contestó, en esencia, lo siguiente: “El Papa nos pide a todos lo obispos que promovamos la paz y la reconciliación”. Su respuesta no era una falsedad pero, obviamente, el Cardenal Obando recurría a una respuesta tangencial que, sin decirlo, revelaba que no había sido autorizado. Además, desde hace un par de meses he sabido que, en una de las reuniones mensuales del clero de la Arquidiócesis de Managua, varios sacerdotes plantearon públicamente al actual Arzobispo de Managua Leopoldo Brenes si el Santo Padre había autorizado al Cardenal Obando a aceptar la Presidencia de la Comisión Gubernamental de Justicia, Reconciliación y Paz.  Mientras varios sacerdotes hacían propio de manera insistente el mismo interrogante, Monseñor Leopoldo Brenes que escuchaba con la cabeza entre las manos, en una de sus poses características, sin levantar la cabeza se limitó a mover su índice en clara señal negativa. Desde ese momento la pregunta ha dejado de plantearse y ha sido remplazada por las preguntas siguientes: ¿Qué hacer para deslindar la responsabilidad de la Iglesia y de los fieles católicos de las actuaciones del Señor Cardenal? ¿Cómo podemos los católicos ayudar a su Eminencia a recuperar su independencia y a apartarlo de la influencia y/o condicionamientos que le imponen personas o familias dominantes del Gobierno?  

Ahondemos un poco en lo anterior. Si el Papa le hubiese dado su autorización, esa noticia le habría dado la vuelta al mundo y el propio gobierno de Daniel Ortega se hubiese apresurado a pregonarla a los cuatro vientos. Muy probablemente, habría sido anunciada oficialmente por el Ossevatore Romano (Diario del Vaticano, en el cual se publica la agenda y actividades del Papa) y por la Radio Vaticana más o menos en estos términos: “El día de ayer, su Santidad el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia privada a su Eminencia Cardenal Miguel Obando Bravo de Nicaragua, a quien autorizó aceptar (o asumir) la presidencia de una Comisión de Reconciliación y Paz… creada por el Gobierno del Presidente Daniel Ortega, de Nicaragua”. La verdad es que, salvo, error de memoria, no recordamos que se publicara en ningún medio, ni del Vaticano ni de Nicaragua, que el Papa hubiese recibido en audiencia al Señor Cardenal. Es más bien posible, considerando lo sensible del asunto y conociendo la experiencia y los recursos protocolarios de los que dispone la Santa Sede, que el Cardenal Obando se haya tenido que contentar con reunirse con el Cardenal que en ese momento presidía la Sagrada Congregación del Clero o con el Cardenal Secretario de Estado quien, con la exquisita delicadeza vaticana, habría intentado hacerle comprender que su petición era potencialmente dañina para el futuro de Nicaragua y que crearía peligrosas tensiones en el seno de la Iglesia. Otra posibilidad es que el Papa o el alto funcionario pontificio que lo recibió le haya dicho: “Usted tiene en sus manos la decisión”, lo cual habría podido interpretarse como una manifestación de confianza en la sensatez y responsabilidad del Cardenal Obando esperando que tomaría la decisión apropiada… que no es precisamente la que tomó.
 

¿ESTA AUTORIZADO EL CARDENAL OBANDO Y BRAVO PARA RECORRER EL PAIS ACOMPAÑANDO A LA PAREJA ORTEGA-MURILLO, O A  FUNCIONARIOS DE SEGUNDA CATEGORÍA REPARTIENDO LAMINAS DE ZINC, ENTREGANDO TITULOS DE PROPIEDAD Y PRONUNCIANDO DISCURSOS ELOGIOSOS DEL SEÑOR PRESIDENTE Y DE LA PRIMERA DAMA?

Personalmente, no creo que el Señor Cardenal necesite pedir autorización para esas actuaciones y recorridos porque es algo que cualquier persona bien informada y experimentada como, sin duda, lo es el Sr. Cardenal puede decidir sin preguntárselo a Roma. He aquí, sin embargo, algunos interrogantes que cualquier persona, en los escarpines cardenalicios, se plantearía: ¿Debo contribuir a difundir la verdad o la mentira? ¿Puedo permitir que me utilicen para engañar a la población? ¿Puedo dar a entender que las autoridades gubernamentales son cumplidoras de la Constitución y respetuosas de los Derechos Humanos cuando es, obviamente, lo contrario? ¿No es acaso evidente, habiendo sido demostrado y documentado de manera incontestable, que en las elecciones municipales de 2008 hubo, por instrucción expresa de la pareja presidencial, un fraude masivo que afectó a unas cuarenta municipalidades, incluyendo a la Alcaldía de Managua y a otras ciudades de primera importancia? ¿Puedo, acaso, hacerme de la vista gorda ante un fraude que ha sido denunciado oficial y formalmente por la Conferencia Episcopal, denuncia que ha sido luego reiteradamente repercutida por los obispos en homilías y declaraciones, con la prudencia del caso, en sus respectivas diócesis? La respuesta a todos estos interrogantes es claramente “NO”. Quien lo hiciere, estaría incurriendo en complicidad, por lo menos pasiva, en la violación de leyes civiles y religiosas, constitucionales e incluso, canónicas. Otras preguntas son inevitables: ¿Es posible promover eficazmente la reconciliación y la paz cuando el Señor Presidente o sus corifeos ofenden y arremeten contra ciudadanos honestos, difunden falsedades, lanzan acusaciones calumniosas y provocadoras, irrespetan e insultan a naciones enteras, provocando a sus gobiernos que son generosos benefactores del pueblo de Nicaragua para forzarlos a retirar su apoyo y, una vez logrado esto, calificarlos de “explotadores imperialistas” y de impulsadores del “capitalismo global”? ¿Puede un ciudadano responsable cerrar los ojos sobre el manejo oscuro de fondos de la ayuda externa de Venezuela, fuera del Presupuesto Nacional de Nicaragua, que debería dedicarse a crear fuentes de trabajo y a aliviar la espantosa pobreza que agobia a nuestro pueblo en lugar de facilitar el enriquecimiento personal de un puñado de miembros de la familia presidencial y de la cúpula partidaria con flagrante desprecio de la Constitución y de advertencias explícitas de la Asamblea Nacional? Evidentemente, NO. ¿Puedo quedarme callado cuando el Jefe del Estado viola flagrantemente la Constitución de Nicaragua que juró respetar y defender, la cual expresamente prohibe a TODOS los presidentes buscar la reelección inmediata o para un tercer período? ¿Puedo permitir que en mi presencia se irrespete el pabellón nacional y los derechos humanos y constitucionales de los nicaragüenses al colocar a su lado, en pretendida y ofensiva igualdad, la bandera de un partido político, cualquiera que éste sea?  Obviamente, NO.

INQUIETUD RESPECTO AL DESTINO DE BIENES DE LA IGLESIA

Se han publicado reportajes inquietantes sobre algunas propiedades donadas originalmente por el Gobierno de Doña Violeta a la Arquidiócesis de Managua para establecer la Universidad Católica (UNICA) y que, según parece, han terminado en otras manos. Hay otras propiedades, dejadas en legado a la Arquidiócesis de Managua que, según fuentes confiables, han sido parceladas y/o vendidas o traspasadas, en todo o en parte, para provecho y beneficio del mismo círculo de personas. Para tranquilidad de todos, me permito sugerir, en la medida que los Sres. Obispos lo estimen oportuno,  crear una especie de “consorcio” para asesorar y apoyar al Episcopado en el ordenamiento y sistematización moderno del patrimonio de nuestra Iglesia. Lo hago con todo respeto sin ánimo ni pretensión de invadir un campo que compete exclusivamente a las autoridades eclesiásticas, merecedoras de nuestra total confianza y afectuoso respeto.

DOLOROSAS LECCIONES DE LA HISTORIA

Hay algunos casos de personajes eclesiásticos que se dejaron arrastrar a situaciones similares en otras partes del mundo y en otras circunstancias de la historia. Esos obispos o purpurados perdieron la confianza de los católicos, se desacreditaron ante la nación, fueron luego despreciados por los mismos funcionarios del régimen con el que buscaban congraciarse ya que los consideraban sus competidores en la sórdida disputa por los favores del Duce, del Führer o del Caudillo. Tal fue, entre otros, el deplorable y grave caso del Cardenal Theodor Innitzer, Arzobispo de Viena, quien promovió activamente el apoyo de la Iglesia Católica de Austria a Hitler. Este prelado, se alineó con el Nazismo y apoyó activamente el “Anschluss” (la “Anexión”) de Austria a la Alemania hitleriana. Llegó a tal punto su imprudencia que el día del referendo sobre dicha “anexión”, fue a votar con bombo y platillo, rodeado de la parafernalia propagandística del Tercer Reich manejada por Goebbels. Al salir del recinto de votación, el Cardenal tuvo la osadía de hacer el saludo hitleriano y, profanando sus labios consagrados, lanzó sin vergüenza un sonoro “¡Heil Hitler!” En abril de 1938, con ocasión del cumpleaños de Hitler, el Cardenal Innitzer ordenó que, en todas las iglesias de Austria (incluyendo, por supuesto, en la Catedral de San Esteban (el célebre “Stephandom”) de Viena, ondeara la bandera roja con la svástica nazi en campo blanco junto a la bandera de la Iglesia. Según parece, más tarde, Innitzer se arrepintió, pero… ¡ya el daño estaba hecho!

¿HASTA DONDE LLEGARA ESTA INCOMODA SITUACIÓN?

Después de haber visto y oído lo que nos ha tocado ver y oír en estos últimos tiempos, no debemos sorprendernos si, uno de estos días, algún clérigo católico o pastor de otras denominaciones cristianas (hay datos precisos sobre la campaña de seducción o de amenazas hacia dirigentes de iglesias protestantes, pastores, responsables de ministerios, etc.) seducido por argumentos contantes y sonantes del sandinismo orteguista, levante el brazo, haga el signo de DOS, y proclame sin vergüenza: “¡Patria Libre o Morir!” …y que luego, intente insultar nuestra inteligencia pretendiendo que aplaudamos su actuación que solo puede ser calificada de “abominable perversidad”.

Mis reflexiones no son fantasía caprichosa sino pronóstico y advertencia. Quizás, sería oportuno releer y meditar sobre el email, blindado contra cualquier virus - luminoso y sobrecogedor como un rayo -  que el Espíritu Santo nos envía en el Capítulo 20 del Apocalipsis, al anunciar y describir la gran calamidad y el triunfo definitivo del Cordero:

    “Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del árbol de la vida sin que le cueste nada. El que salga vencedor recibirá todo esto como herencia, y yo seré su Dios y el será mi hijo. Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que comenten inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de azufre ardiente que es la segunda muerte” (Apocalipsis, cap. 20, 6-8).
 
SUEÑO QUE TODOS JUNTOS ENCONTRAREMOS UNA SOLUCIÓN PRONTA Y CONSTRUCTIVA

La solución no puede improvisarse y tiene que ser eclesial. Tengamos la seguridad de que, con los instrumentos de nuestra razón, de nuestra fe y de nuestro civismo, podemos encontrar una solución. Debemos poner en marcha un esfuerzo en ese sentido, convencidos de que, aunque pueda implicar decisiones graves y, desde algunos puntos de vista, dolorosas, sería claramente beneficiosa para el Señor Cardenal, para la Iglesia Católica y para todos los y las nicaragüenses que estamos decididos a permanecer fieles a Cristo Nuestro Salvador. Por eso, como Martin Luther King, creo que todos tenemos un sueño cuya realización abriría horizontes de luminosa esperanza para nuestra sufrida nación. Este es mi sueño: que en lugar de seguir compareciendo junto con la pareja presidencial, el Señor Cardenal, al cual, como muchísimos nicaragüenses, respeto como a un verdadero padre y guía, se acerque a la Conferencia Episcopal y que sus hermanos obispos que hoy levantan la antorcha de fe y de la fidelidad a Cristo y a su pueblo, lo inviten a concelebrar los santos misterios en oportunidades especiales para que podamos, de nuevo, ver unida, ejerciendo plenamente su insustituible función de Madre y Maestra, a la Santa Iglesia de Cristo nuestro único Señor.
 
Debemos tener la seguridad de que, en el mundo entero, nuestros hermanos nicaragüenses nos acompañan y que, sobre todo, nos acompaña con los ojos y el corazón nuestro dulce y fuerte Hermano Mayor, el mismo que, sin flaquear ante la prueba que se avecinaba, tranquilizó a quienes lo acompañaban diciendo: “No tengan miedo: ¡Yo he vencido al mundo!”
 
Managua, 5 de de septiembre  de 2011
Día de la Constitución




José Esteban González Rappaccioli
Fundador de la CPDH
Candidato a Procurador Nacional de Derechos Humanos

APENDICE

LA PARÁBOLA DE LA VÍBORA


La siguiente parábola fue utilizada por el Cardenal Miguel Obando durante su homilía dominical, poco antes de las elecciones generales de 1996. El pueblo entero de Nicaragua, creyente o no, tanto católicos como de otras denominaciones cristianas, entendieron perfectamente a quién o a quienes se refería el Cardenal Obando Bravo. He aquí una trascripción literal de la célebre parábola:


“Dos hombres iban de camino por el campo, vieron en el camino que estaba una víbora. La víbora parecía que se estaba muriendo a causa del frío. Uno de aquellos hombres dijo: está muriendo esa víbora a causa del frío, creo que si le damos un poco de calor no morirá. El compañero le dijo: ¡Ten cuidado! Yo creo que esa víbora ya mató a alguien porque salía de ese hueco y mató a fulano de tal. El otro dijo: las circunstancias han cambiado. Esta víbora no me hará nada; yo le voy a dar calor. Se agachó, tomó en sus manos la víbora, la metió entre su pecho para darle calor y cuando le había dado calor la víbora lo mordió y lo mató. Creo que el cristiano debe  tener siempre prudencia. Por eso, en estos días, debemos reflexionar qué es lo que más conviene para la patria.”

(Fin del Apéndice) 

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