El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 24 de octubre de 2011

EL PÉSAME QUE NADIE QUIERE DAR


“El sentimiento está por encima de la Constitución,” dijo hace pocos días la Primera Dama de la República. Para ser franco, no entendí lo que verdaderamente quiso decir, pero sin llegar tan lejos como desconocer los mandatos de la Carta Magna, estoy de acuerdo con doña Rosario en que a veces los sentimientos están por encima de muchas obligaciones, sobre todo el sentimiento del agradecimiento. No hay persona más malvada, que aquella que es desagradecida, dice el dicho popular, si hasta el perro le lame la mano en señal de cariño al amo que lo trata bien, cuanto más el rey de la creación lo debe hacer con sus benefactores.
El señor Presidente de la República debe estar triste por el trágico final de su amigo el Coronel Muamar el Gadafi, dictador por 42 años de Libia, con todas las crueldades y abusos que ello conlleva. ¿Pero eso que tiene que ver con la forma generosa con la que trató a nuestro Presidente? Ese tratamiento amable implicó, y lo digo porque es del conocimiento público, una ayuda personal del ex dictador libio al Comandante Ortega, durante los años que le siguieron a la amarga derrota de 1990, ayuda que no solo le servía para mantener su hogar, sino para continuar haciendo política a la cabeza de su partido.
Nadie es completamente malo y aunque el balance se incline a lo malo, siempre existe una acción que no es propia de esa maldad. En este caso, la excepción de una vida despótica y corrupta, es la buena acción que el hoy fallecido Coronel Gadafi tuvo por muchos años con el Comandante Ortega.
Lo lógico es que el Presidente Ortega se encuentre triste por la muerte de su amigo y lo correcto es darle el siento mucho, pero hasta el momento nadie se ha atrevido a hacerlo. ¿Por qué?
Porque temen que el señor Presidente se moleste con quien lo haga, o porque el que lo hace tiene miedo que el pueblo se moleste con él por darle el pésame al Presidente Ortega.
¿Por qué temer que el Presidente se moleste si lo más probable es que se sienta triste? ¿Por qué temer que los que nos rodean se molesten con uno, si solo estamos cumpliendo con un deber social muy propio de nuestro país?
A estas alturas yo no le temo al supuesto enojo del Presidente, ni a lo que digan los que me rodean, por eso le digo: Siento mucho señor Presidente por su sensible pérdida. Los amigos no abundan en esta vida y cuando tenemos la suerte de encontrar uno, tenemos que estimarlo y agradecerle todos los favores que nos hacen.
Por razones obvias usted no puede expresar públicamente lo que quisiera expresar y eso ya pertenece al mundo de la política internacional, al mundo complicado de las relaciones diplomáticas y de alianzas. Por eso es que hay que escoger cuidadosamente los aliados ideológicos, sobre todo cuando vivimos en el hemisferio occidental tan golpeado por el terrorismo islámico.
Gadafi terminó como terminan la mayoría de los dictadores. El, como otros antes de él, tuvo la oportunidad de retirarse del poder y de Libia en tiempo y forma, pero pudo más la ambición que la prudencia y por eso su final desastroso.
Gadafi perdió el sentido de la realidad y por eso se mereció lo que le pasó, pero esa lección jamás se la aprenden los dictadores.
Siento mucho señor Presidente.

Jorge J Cuadra V

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