I
Nuestro buen amigo Rafael Isás nos envió desde México un articulo suscrito por Fernando Barraza para ARGENPRESS CULTURAL, en ocasión del centenario del nacimiento del actor Mario Moreno, 12 de agosto de 1911, quien en más de cincuenta películas, inmortalizó al “pelado”, el personaje popular, que encarna el alma e identidad del pueblo charro.
II
Acordamos con Rafael en escribir a seis manos el artículo que les ofrecemos hoy, destacando que el gran mimo tuvo dos épocas en su carrera cinematográfica, la primera,cuando alcanza la cúspide interpretando al clásico peladito irreverente, que satiriza al orden establecido y que pone en evidencia las contradicciones sociales de México, y la segunda, cuando se convirtió en portavoz de los gobiernos priistas y nos empalagaba con lecciones moralistas. En esta segunda etapa, Mario Moreno le colocó una “camisa de fuerza”, sin éxito, al Cantinflas original.
III
Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes nace en 1911, trabaja y crea un personaje que llega a ser icónico, se casa, adopta un hijo, envejece, llega a empresario, filántropo y físicamente muere.
Pero “Cantinflas” sale de la nada; no tiene familiares, ni nombre, ni casa; nace en un medio adverso, pero aparece en el momento preciso y sobresale por astucia y chispa, más que por conocimientos o habilidades técnicas, y así representa múltiples situaciones y personajes; pero nunca envejece y, ciertamente, jamás morirá.
IV
Cantinflas es un Don Nadie desenvolviéndose en el lugar más propicio a su condición: la carpa, en escenarios improvisados de lonas y gastadas sillas de madera donde asiste el proletario - la plebe-, ,que en súbita comunión mágica se identifica con Cantinflas.
Un “lumpen” con ropa harapienta, pantalones tan bajos que permiten mostrar sus calzoncillos, con chaleco raído y un trapo por corbata, pero el personaje luce con cierta dignidad, elegancia y clase, muy a su modo, agregando un andar, bailar y torear bufonesco con gestos y poses únicas que lo transforman en un mimo consumado.
V
¿Le habrá influenciado Chaplin o Groucho Marx? Es probable, pero los entendidos se inclinan por otro comediante de las carpas, Manuel Medel, socio artístico en los prolegómenos de su carrera.
La raíz de la autenticidad de Cantinflas fue su manera de expresarse. Ese hablar mucho para que, sin decir nada, el público supliera por el actor sus propios pensamientos. Envolvía a los interlocutores, inventaba palabras sacadas de la nada, pronunciando ideas locuaces propias de la seguridad de un docto, con la certeza de que lo que él decía carente de lógica, tenía todo el sentido del mundo, trayendo a la conversación referencias que no venían al caso y brincando magistralmente de una idea a otra, sin conexión alguna.
VI
Pocos personajes con quienes compartía el escenario en la carpa lo entendían, pero el público siempre lo seguía sin problema alguno sabiendo perfectamente lo que decía o quería decir. La magia del mimo fue su identificación inmediata e inquebrantable con el espectador. La lógica aplastante de la racionalidad irracional.
VII
Su apodo nace, según anécdotas, por los gritos de algún espectador que cuando escuchó sus incongruencias le gritó “¿cuánto inflas, en qué cantina inflas?”, pero en las películas, de espaldas a su apodo se le llamaba simplemente el 777, padrecito, barrendero o recluta.
A pesar de sus constantes críticas políticas, Cantinflas no se identificaba con alguna reforma profunda de corte social, sino más bien con la reivindicación del pobre, con la conquista de espacios para que el desafortunado tuviera la oportunidad de acceder a un escalón superior en la bien delineada estructura de la sociedad mexicana. Apelaba además, a las conciencias de los adinerados para que se compadecieran y le dieran alguna oportunidad al “peladito”, al que viene de abajo.
VIII
Su crítica a la corrupción de los funcionarios públicos o de los líderes sindicales adictos al régimen político fue implacable. Sin embargo, Cantinflas fue más bien de ideología conservadora. Apelaba a las conciencias, pero sin perturbar el orden establecido, es decir, “cantinfleando” convincentemente, podríamos afirmar ahora a propósito de su memoria.
Cantinflas también incursionó en el cine internacional, sin embargo, al requerir traducción, se perdió la “chispa” del manejo singular de los giros idiomáticos que hizo del mimo algo especial.
IX
Recordemos con nostalgia algunas de sus muchas frases que le sobreviven: “Algo malo debe tener el trabajo, o los ricos ya lo habrían acaparado”. “Si se necesita un sacrificio… renuncio a mi parte y agarro la suya”. “Señora es después de todo, lo mismo que señorita ….después de todo”. “O sea que usted se casó por poder y se quiere divorciar por no poder”. “El agua es mala compadre ¿No ve que hasta luego la bendicen?”.
“Usted no se despreocupe…” “Si sufre, hábleme…si no sufre, ¿para qué se queja?”. “Deje aquí la botella de tequila, porque si se descuida la adulteran”. “En vez de un scotch prefiero un tequiloch con su limonoch”
“Usted no se despreocupe…” “Si sufre, hábleme…si no sufre, ¿para qué se queja?”. “Deje aquí la botella de tequila, porque si se descuida la adulteran”. “En vez de un scotch prefiero un tequiloch con su limonoch”
IX
Su mejor época, la más auténtica, fue indudablemente la primera. En aquellos films en blanco y negro, el Cantinflas que vivirá para siempre nos legó lo mejor de sí mismo. Sus películas quedan como testimonio vivo de un gran mimo, de un personaje con una agilidad mental fuera de serie, auténtico crítico por una parte de los excesos de una burguesía pujante y por otra símbolo-héroe de un lumpen proletario sin esperanzas, que encontraba en los diálogos “sin sentido” una vía de escape para reírse de sus carencias y aspiraciones truncadas.
X
El mejor epitafio que nos legó es sin duda “¡Pero que falta de ignorancia!…ahí está el detalle, chato!”
Managua a principios de Octubre 2011
Rafael Isas, Neville Cross y Maria Elsa Vogl
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