El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

LAS MIL Y UNA CARAS DE LA DIGNIDAD


Luis Rocha

Un hombre debe de ser de una sola cara, y a la vez tener mil facetas de su dignidad que converjan en esa cara. Guillermo Suárez Rivas, nacido el 11 de marzo de 1927 y fallecido en Managua el viernes 2 de diciembre de éste 2011, fue y es un hombre probo, digno y por lo mismo ejemplar. Un hombre como para estos tiempos, que viene desde vencer al somocismo. En un escrito del 2008 dije y hoy lo reitero que era un patriota a toda prueba y en todo el sentido de esa enaltecedora y comprometedora palabra. Alguien cuya vida reconforta porque es la ética en vivo. La demostración vital de que la corrupción es inadmisible y derrotable, y que gracias a esa formación moral uno puede y debe ser inclaudicable ante cualquier dictadura.
En sí mismo fue rechazo ardiente de cualquier fraude electoral, que solo sirven para eternizar tiranías y dinastías. A raíz de los sucesos de abril de 1954, partió al exilio en Honduras, y durante siete años fue el exiliado de los brazos abiertos; quien más socorrió, a pesar de sus escuálidas posibilidades económicas, a los compatriotas que llegaban huyendo de la sangrienta represión de la estirpe sangrienta. Fue su casa en Tegucigalpa un santuario de la insurrección. Centro de tertulias políticas y conspiraciones. Protector de Carlos Fonseca Amador, fundador sin mácula del FSLN. Sirvió a la revolución como diplomático capaz y honrado. Y repito: Sirvió a la revolución, y no se sirvió de la revolución. Fue un servidor y no un servil. Nunca un oportunista.
Los últimos años de su vida –salvo los meses antes de su muerte en Managua en casa de su hija Aurora- los pasó en una sencilla y calurosa vivienda en las afueras de Tola, Rivas, sobrellevando su mal de párkinson y sus secuelas, con su habitual entereza. Hasta allá llegábamos a visitarlo con relativa frecuencia, en una especie de romería, Danilo Aguirre, Henry Ruiz, Onofre Guevara y yo, reanimándonos al venerarlo con fraternidad de ideales compartidos; reviviendo, otra vez, aquel santuario de indignación y rebeldía que fue su casa en Tegucigalpa.
Fue un hombre plural y anti dogmático. Severo en lo político, pero más consigo mismo. De una sola pieza. Cargaba con su alma como un viejo camarada un pan al hombro para compartirlo. Su amor al prójimo le revoloteaba en el pecho como un pájaro luchando por salir. Transigente, pero no pusilánime. Su solidaridad no tuvo bolsillo. Fue militante del PLI, como buena parte de la izquierda nicaragüense, hasta que su salud se lo permitió, y leal amigo de Virgilio Godoy. Nadie dudó jamás de su vehemencia cívica, la cual compartió con socialistas y comunistas, como Domingo Sánchez “Chagüitillo” y Manuel Pérez Estrada, y ya no digamos su afán de que Nicaragua volviera a ser república, como la soñó Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en un sueño nacional cada vez más compartido. Nos hereda Guillermo su indeclinable vocación de libertad. Da gusto haber conocido a un hombre que nació aceptando a todos los seres humanos, por humanos. Es un honor haber conocido a un hombre que sembró con su ejemplo la pureza del espíritu: la flor de los patriotas. La que siempre renace.
“Extremadura”, Masatepe, 6 de diciembre de 2011.

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