El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 5 de diciembre de 2011

La cuestión electoral del seis de nov. 2011

Víctor  Tirado López



La victoria de la revolución popular sandinista el 19 de julio de 1979 tuvo una proyección internacional, porque significaba el fin del sistema del poder  político dictatorial de la familia Somoza en Nicaragua; además proyectaba  un nuevo sistema social. Sin embargo, la revolución con el andar del tiempo, es decir, después de la derrota electoral de 1990,  se entierra la furia revolucionaria. 
      Es necesario destacar en este año electoral, del 2011,  cómo algunos de los actuales  dirigentes del gobierno llamado “sandinistas”, como Daniel Ortega, que se proyectó dentro de la tendencia tercerista del Frente Sandinista en los años de 1978 y 79 y  que ahora reniega de él.
    En el mismo sentido,  los  personajes que se postularon al parlamento y al Estado en las elecciones este seis de noviembre, aunque algunos de ellos fueron  los iniciadores  de la primera y segunda generación de la formación del Frente Sandinista, por los años de la década del 60  del siglo pasado, hoy han dado muestras de su  debilidad y  traición al  sandinismo. La  victoria de la revolución del 19 de julio de 1979 en vez de continuarla, han dado marcha atrás al postular a la reelección al actual presidente de la República de forma ilegal;  esa moral es antisandinista.  Hasta aquí este recordatorio. Lo demás depende del que interprete este párrafo y lo profundice.
     Recuerdo  un episodio  de los años 60 del siglo pasado  donde el sistema somocista fue atacado con violencia en la ciudad y  el campo, éramos entonces, como  decía Carlos Fonseca, un pequeño grupo pero con una calidad  moral de grandes perspectivas. Traigo a cuento  esto por la personalidad de  Daniel Ortega, por ser presidente de la República hoy y continuador de la obra del reeleccionismo, principio en el cual el Frente Sandinista estaba en contra. En esos años, recuerdo,  Carlos Fonseca lo había descalificado por circunstancias importantes a mitad de los años de 1960 como dirigente y  miembro del Frente Sandinista; aunque él fue uno de los que  sobrevivieron con el tiempo no supo encarnar el espíritu de Fonseca y menos de Sandino.  Desde luego existieron líderes tan  importantes, como Silvio Mayorga, Julio Buitrago, Casimiro Sotelo,  Rigoberto Cruz (Pablo Ubeda) el campesino Jacinto Hernández y otros. Todos  ellos fueron fundadores del Frente Sandinista.
El Frente Sandinista  que obtuvo la victoria  el 19 de julio de 1999 del siglo pasado, encarnaba la nueva sociedad al establecer el fin de la dictadura somocista y la creación de la República, la democracia y el  Estado de Derecho. Es cierto, nosotros creímos  que íbamos a  construir como sandinista la nueva   historia, al  derrotar a la dictadura, pero no lo pudimos realizar  a nuestro antojo, libre, sino que existían ciertas circunstancias que lo impedían: la herencia somocista; aunque el Frente dictaminó en su programa  romper  con el pasado dictatorial, esas exigencias en la cual  pretendíamos  borrar el pasado, existían; independientemente de nuestra voluntad, caímos en el pasado. Es cierto lo que se trataba en nuestro programa sandinista de 1978  consistía no solamente de interpretarlo sino de  transformarlo esto es y será lo  más difícil.  Los sandinistas generadores del nuevo  orden les fue imposible el cambio social y de hombres a la vez.
    Traigo a cuento esta interpretación  porque  Nicaragua está sufriendo un proceso, no de reacomodo, sino de vuelta al pasado en donde se dan ciertas características de identificación con él y además lo que aparenta lo nuevo no es más que el  retroceso, la experiencia más reciente es la que se dio el seis de noviembre de esta año  en el proceso electoral.
    Este proceso electoral ya ha sido enjuiciado por los observadores de la UE y la OEA, sin dejar de subestimar a los observadores nacionales como EyT  e IPADE. No trato en este artículo de manifestar lo que otros partidos políticos han manifestado sobre el fraude de estas elecciones, las alianzas la desaprueban y tratan de convocar a nuevas elecciones. Sin mucho argumento, estoy de acuerdo con esa interpretaciones, no obstante,  lo que yo trato de valorar es el fin de la Constitución, las Instituciones y la implementación de reglas no legales para promulgar  un sistema fuera de la legalidad existente, aunque hoy es ilegal. Ellos defienden sus propios intereses económicos, mal habidos desde el Estado. Eso es el proceso electoral del seis de noviembre de este año. Por eso se le llama fraude pues disfrutan de la propiedad, la familia y el orden que ellos mismo han establecido para salvar su reinado y renuncian a la historia que realmente  en un tiempo protagonizaban la renuncia a la riqueza mal habida y hoy se hacen cargo de ella para proteger el espíritu de su riqueza.
    Por eso, el proceso electoral y el Consejo Electoral se mostraron tan impotentes que se convirtieron en aventureros en un país donde la población, desde julio de 1979  confiaban en la revolución.  Hoy  no es la esperanza. Los votantes  defraudados  se les canceló todas sus condiciones  de  asumir no solo de cambiar el sistema político sino participar  en el proceso económico de producción y contribuir en la discusión de la carga de los contribuyentes, a como lo ha expuesto atinadamente el economista y sociólogo Adolfo Acevedo, Sin embargo, hoy no da para eso. Se terminó.  A pesar de las consecuencias de un cambio.

Estas elecciones se celebraron para cubrir la ilegalidad del actual presidente de la República, Daniel Ortega, elevar el número de su sus diputados  a 62, obteniendo una mayoría absoluta sin ánimo que lo corrijan, pues las elecciones del  2006 dejaron alguna vacantes que hoy fueron llenadas. Esa es la ”democracia” que nos dejó el seis de noviembre de este año. Hay que cambiarla, por  supuesto. Así como se cambió a Somoza en su 42 años de dictadura; el resto le corresponde a las fuerza votantes y políticas  y económicas, de cualquier signo. 

       Por último, los votantes defraudados fue un golpe contra el presidente;  no a favor de  él, así hay que entenderlo, por lo tanto hay que prepararse para cumplir con el programa de unidad nacional, pues el cambio pude ser en sentido contrario de los concursantes oficiales y de acuerdo a las manifestaciones  en contra de la ilegalidad.

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