Las amenazas, la campaña de miedo, los carnavales y la toma de las plazas con gente pagada con el dinero de Chávez y el dinero robado al pueblo de Nicaragua, la manipulación y partidización de la Policía Nacional, las mentiras de Daniel Ortega para impedirnos salir a las calles a expresar nuestra repulsa a su reelección inconstitucional, no han servido de nada. La ciudadanía nicaragüense ha demostrado una vez más que es capaz de vencer el miedo y las dificultades y que no hay poder capaz de silenciarla. Con esas acciones Ortega no limpiará la mancha de su candidatura ilegítima e ilegal, no ocultará los trapos sucios de un Consejo Supremo Electoral corrupto, ocupado por usurpadores y mercenarios a su servicio. Lo único que ha demostrado Daniel Ortega con su prepotencia e irresponsabilidad es que le tiene terror al pueblo de Nicaragua, hoy más que nunca decidido a poner fin a sus pretensiones dictatoriales.
Aquí termina esta gran marcha de la sociedad civil por la no reelección, la libertad, el trabajo y la paz; pero no finaliza nuestra lucha. Aquí acaba esta jornada pero nuestra movilización continúa, nuestro compromiso es permanente y nuestra vigilancia y protesta seguirá el día de mañana y todos los días que sea necesario: para denunciar el robo y mal uso de los bienes del Estado, para exigir la entrega de las cédulas de identidad sin discriminación y de forma gratuita, como corresponde a nuestro derecho a la identidad ciudadana, para exigir la observación electoral nacional e internacional, para defender nuestro voto, denunciar y abortar el fraude, para defender nuestro derecho a la paz y a la democracia.
Nuestra masiva participación esta mañana es una muestra más de que la sociedad nicaragüense está despierta, que estamos dispuestos a defender nuestro derecho a la convivencia pacífica, al trabajo digno y a un futuro mejor para nuestros hijos, que un pequeño grupo de mafiosos pretende arrebatarnos. Es una demostración más de nuestra decisión inquebrantable de ser libres y de construir la República soñada por tantas generaciones de nicaragüenses que han abonado esa esperanza con sufrimiento y sangre. Vamos a organizar nuestra convivencia en paz en el marco de una República democrática, donde nunca más tengan cabida los tiranos, los dictadores y sus ejércitos nacionales genocidas. Vamos a hacer realidad esa República de leyes y de ciudadanos siempre vigilantes, donde brillen el respeto a la Constitución y las leyes, la honestidad y el trabajo digno. Vamos a hacer realidad el país que todos merecemos, donde el pobre tenga oportunidades para superar su pobreza, educar a sus hijos y trabajar dignamente, y los sinvergüenzas y ladrones estén donde deben estar: EN LA CÁRCEL!!
La actual encrucijada presenta grandes similitudes con la historia que vivimos los nicaragüenses en 1990. Si entonces el voto ciudadano representó la salida pacífica al infernal laberinto de la guerra, una oportunidad para la paz y la reconstrucción de un país destruido por el odio fratricida, las elecciones que tendrán lugar el próximo 6 de noviembre representan la última oportunidad para salvar la democracia y con ella el camino civilizado para construir la convivencia y encontrar las respuestas adecuadas para salir de la pobreza y la miseria. Por eso estamos aquí y debemos de continuar nuestra lucha por unas elecciones libres, honestas y transparentes, en las que la voluntad ciudadana expresada en el voto sea respetada. Es inaceptable la candidatura inconstitucional e ilegítima de Ortega. Debemos impedir que el Consejo Supremo Electoral continúe en manos de usurpadores y corruptos, responsables del gigantesco fraude electoral llevado a cabo en las pasadas elecciones municipales. Es nuestra obligación exigir la observación electoral nacional e internacional: es un derecho adquirido por el pueblo nicaragüense, practicado durante los últimos tres comicios nacionales. De igual forma tenemos absoluto derecho a demandar de este gobierno, la inmediata entrega de las cédulas de identidad ciudadana sin hacer excepciones y gratuitamente. Si todas las arbitrariedades e irregularidades cometidas por el CSE en este proceso electoral nos indican que se prepara un fraude colosal para el próximo 6 de noviembre, con mayor razón debemos de ir a depositar nuestro voto en contra de un gobierno autoritario y dictatorial, para que esa montaña de votos sea una prueba contundente e irrefutable del fraude.
No podemos ceder a la amenaza y el chantaje de Ortega de reelegirse a como de lugar, por las buenas o por las malas. Ninguna sentencia de la Corte Suprema de Justicia, con magistrados de facto y obedientes a Ortega, ninguna patraña legal, ninguna infamia jurídica, es capaz de reformar la Constitución y legitimar su candidatura. A Ortega, y sus comparsas del pacto, le decimos: Señor, usted no es dueño de Nicaragua, el destino de la nación no lo decide nadie más que nosotros los ciudadanos, su obsesión de poder y sus corruptos negocios no están por encima de la voluntad del pueblo de tener una patria digna y soberana; usted no tiene derecho a burlarse de la sangre derramada por miles de hermanos y hermanas que lucharon por una Nicaragua libre en la que todos y todas debemos ser iguales ante la Ley y tener iguales oportunidades. Nuestro voto ciudadano nos otorga el derecho de elegir libremente un gobierno que respete nuestra bandera azul y blanco, defienda la soberanía nacional y dignifique a la Patria.
Vamos a defender nuestro derecho constitucional de tener elecciones libres, a pesar de las trampas y el fraude que se viene cocinando. Nuestro voto ha sido y continuará siendo el arma más poderosa: unida a nuestra movilización permanente, al ejercicio efectivo de nuestro derecho a la protesta en las calles y plazas, es capaz de derrocar a cualquier tirano. Usted tiene el poder de las armas y del dinero producto del robo y el apoyo de Chávez; nosotros el poder que nos otorga la justicia y la razón. Como se ha demostrado en Túnez y Egipto, como se está demostrando en Libia, en Yemen, en Siria, en Irán y otros países del mundo árabe, asolados durante décadas por tiranías corruptas, cuando un pueblo dice basta no hay poder capaz de doblegarlo. Nuestra solidaridad con esos pueblos valientes y todos aquellos que levantan la cabeza y sin miedo ven a los ojos del tirano y le dicen: BASTA Ya! HASTA AQUÍ LLEGASTE!!.
Han sido nuestras movilizaciones y marchas, nuestro grito de protesta, nuestra denuncia incansable ante los medios de prensa y los foros internacionales, lo que ha impedido la profundización del pacto y la reforma constitucional que habría legitimado la candidatura de Ortega. Eso demuestra que nuestra lucha no ha sido en balde, que unidos somos un poder imbatible, que unidos podemos arrinconar y vencer a los enemigos de la República democrática, a los dictadores y corruptos.
La juventud nicaragüense, notoria en esta movilización ciudadana, tiene derecho a un futuro brillante y su presencia reafirma su compromiso y decisión de lograrlo. Juntos podemos hacer de Nicaragua un país con un sistema educativo de primera calidad, en todos los niveles, para asegurarnos que cada nicaragüense tenga un trabajo digno que le permita vivir en su país y no se vea obligado a emigrar y pasar penurias en tierras lejanas. Esta posibilidad no caerá del cielo, jamás será la regalía de ningún dictador. Esa realidad será posible únicamente terminando con la corrupción, el autoritarismo, la ilegalidad, la impunidad; promoviendo la libertad, la paz, la esperanza, la educación, la preservación de nuestros recursos naturales y la promoción de los valores y principios morales y cívicos.
Estas movilizaciones y marchas, nuestro grito de protesta, nuestra denuncia incansable ante los medios de prensa y los foros internacionales, impidió la reforma constitucional que hubiera legitimado la candidatura de Ortega. Esto demuestra que nuestra lucha no ha sido en balde, que unidos somos un poder capaz de vencer a los dictadores y corruptos y a quienes atentan contra la República democrática.
Queremos hacer un llamado a la comunidad internacional. Su papel en 1990 fue determinante para terminar con la guerra e iniciar el camino hacia la democracia. Su contribución a la reconstrucción y democratización de Nicaragua a lo largo de estos años ha sido fundamental. Los derechos humanos, civiles y políticos, de los nicaragüenses están por encima del cacareado alegato del principio de no intervención, en el que usualmente se escudan los dictadores para oprimir y masacrar a sus pueblos. Las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos, la Unión Europea, tienen una responsabilidad y un compromiso con la gobernabilidad y el desarrollo sostenible de Nicaragua. Los resultados de las elecciones del próximo 6 de noviembre deben estar avalados por un proceso ajustado a las reglas y estándares electorales democráticos. Desde ahora, hacemos un llamado a la comunidad internacional a que no sea reconocido ningún gobierno PRODUCTO DEL FRAUDE. La negativa del presidente Daniel Ortega a permitir la observación electoral es un claro síntoma de sus intenciones de burlar la voluntad popular y debe ser un poderoso llamado de atención hacia lo que ocurre en Nicaragua. Hoy más que nunca necesitamos el apoyo y la cooperación de los gobiernos democráticos en esta batalla, que si bien es cierto nos corresponde a los nicaragüenses librarla, ha sido, es y seguirá siendo una lucha de todos los demócratas del mundo. El mensaje a Ortega debe ser claro: si se roba las elecciones estará condenado al aislamiento internacional y sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de llevar al país al desastre.
-MOVILIZACIÓN PERMANENTE POR UNAS ELECCIONES LIBRES Y TRANSPARENTES
-NO A LA REELECCIÓN DE ORTEGA
-OBSERVACIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL YA
-FUERA LOS MAGISTRADOS DEL PODER ELECTORAL DEL PACTO
-DEMOCRACIA SI, DICTADURA NO
-SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO DE NICARAGUA Y TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO QUE LUCHAN POR SU LIBERTAD
-VIVA NICARAGUA LIBRE Y SOBERANA
-NO AL FRAUDE: SI A LA PAZ, LA LIBERTAD Y EL TRABAJO
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