Nada raro ver a trece entre ellos, ni tampoco ver al catorce, puesto que eso era una crónica de una traición esperada. ¿Por qué razón le van a devolver una diputación arrebatada a alguien que cumplía con su deber de diputado opositor fustigando al gobierno en sus actuaciones equivocadas? Quizás el día que el poder resolvió incorporarlo de nuevo a la AN era el día de su cumpleaños y por esas cosas raras de la vida, al dictador se le ocurrió hacerle ese regalito impensable. Pero resulta que no era el día de su cumpleaños y su diputación no venía sola. Venía acompañada por la impensable restitución de la personería jurídica del partido político al que pertenece, el partido Conservador, que pese a su antigüedad e importancia se había quedado fuera del juego político.
La conspiración empezó a desarrollarse al instante. La señora Presidenta nacional del partido premiado, le cede automáticamente la presidencia al diputado renacido y comienza el drama de la traición al plegarse partido y diputado a los intereses del partido de gobierno.
William Walker fue el personaje preferido del distinguido historiador-escritor, Alejandro Bolaños Geyer. Realizó un verdadero estudio de la personalidad, actuación e intenciones del famoso filibustero que fue llamado por malos nicaragüenses para ensangrentar la patria por mezquinos intereses que tienen que ver con el poder político. Alejandro Bolaños Davis, hijo del experto en William Walker, se ha de haber inspirado en su connacional, puesto que ambos son de la misma nacionalidad, para cometer la traición que hoy está cometiendo para con su patria, su partido y su familia.
No es por un simple plato de lentejas que el diputado Bolaños Davis votará de hoy en adelante a favor de los intereses de la dictadura Orteguista. Recordemos la razón de su destitución como diputado y tendremos la respuesta de su súbita incorporación. Hoy (domingo pasado) votó a favor de la reforma al presupuesto nacional. Mañana lo hará a favor de otra violación constitucional del señor del Poder Ejecutivo, hasta culminar con los dos votos más importantes para la dictadura e infames para la democracia: La reelección de todo el CSE y la reforma constitucional para hacer posible la reelección presidencial del Comandante Ortega sin violar la Constitución. Después de esos dos votos, Bolaños Davis puede que quede liberado de su compromiso con el orteguismo, pero quedará manchado para la posteridad, no solo políticamente, sino integralmente porque lo político es la llave de lo económico y allí está la madre del cordero. ¿Que interés puede tener Bolaños Davis por el poder político, si no es que a través de este recupera sus grandes inversiones en Tola, interrumpidas por el chantaje económico del que fue víctima a través de un emisario que se dijo era del ejecutivo: Cuatro millones de dólares a cambio de continuar con sus inversiones en Tola contando con la seguridad que solo brinda el poder constituido. Chantaje que en su momento no solo rechazó sino que denunció ante la opinión pública. Todo fue negado, pero las inversiones en Tola cesaron, Bolaños Davis fue defenestrado de la AN y el emisario del chantaje fue enviado de cónsul de Nicaragua en la ciudad casi fronteriza de Liberia, situada en el famoso territorio de El Guanacaste, cedido por Nicaragua a Costa Rica muchos años antes de la Guerra Nacional contra el filibustero Walker.
Una cosa es ceder ante una tentación de esa naturaleza y otra muy distinta es convertirse en una persona descarada y cínica, metamorfosis a la que llega el diputado conservador, hoy pactista y vendido a los intereses de la dictadura, cuando ante las cámaras de televisión hace público su ofrecimiento de la casilla del PC y su adhesión y apoyo político a Dn Fabio Gadea Mantilla, candidato de consenso para la presidencia de Nicaragua, por la oposición unida. Cínico y descarado porque no se había apagado el eco de su burla, cuando ya estaba proclamando su apoyo a las primarias ínter partidarias y su casi segura candidatura presidencial por el PC en los comicios del 2011.
Los 52 votos con que aprobaron la reforma al presupuesto el pasado domingo, es el capital real de votos con que cuenta el partido de gobierno en la AN. Eso lo hace estar a solo cuatro votos de la cifra mágica que permitirá la reelección legal del Presidente Ortega. Escuchamos al diputado Eduardo Montealegre decir que esos cuatro votos jamás saldrán de la bancada democrática y tenemos por que creerle, luego no es muy difícil predecir de donde saldrán esos votos, porque no tenemos por que creer en la lealtad de diputados como, Wilfredo Navarro, Oscar Moncada, Francisco Aguirre Sacasa y los demás miembros de la cúpula arnoldista. Con ese voto estarán confirmando lo que todos ya sabemos: su lealtad desmedida hacia el pactista mayor, que correrá como candidato del PLC para obedecer las órdenes de su carcelero, el Presidente de Nicaragua.
Hoy decía Fabio Gadea Mantilla en su carta de amor a Nicaragua, que su candidatura a la presidencia de Nicaragua era una carrera de obstáculos, siendo el mayor de todos la presencia de su consuegro en el panorama político del país. Sin embargo, Dn. Fabio tiene la suficiente fortaleza para esquivar esos obstáculos y llegar, maltrecho quizás, a la meta propuesta, que no es otra que la Presidencia de la República, para iniciar lo que él llama la revolución de la honestidad. Nosotros los nicaragüenses debemos de servirle de puente y jamás de muro, en su carrera maratónica, con la que va a ganar no solo la medalla de oro al mejor, sino la cruz de diamantes reservada a los grandes luchadores de las causas eternas, como es la de la búsqueda de la democracia en un pueblo subyugado por la injusticia y la ignorancia desde tiempos inmemoriales.
Fabio Gadea Mantilla es el capitán, pero nosotros debemos ser sus soldados dispuestos a llevar su mensaje de libertad hasta la última cañada, comarca o caserío de nuestra vasta geografía. Dn. Fabio quiere hacer la hazaña, pero nosotros tenemos que apoyarlo hasta las últimas consecuencias…Y si perdemos, será porque el pueblo así lo quiso y no porque nosotros no quisimos ayudarle.
Jorge J Cuadra V
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