El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 22 de octubre de 2010

EXILIO DE ORO Y PUEBLO DOMESTICADO

Son cincuenta años de mentiras y comedia. Cincuenta años de engaño y codicia.

Lo que tiene Fidel Castro de estar en el poder, tiene el “exilio” cubano radicado en Miami de estar negociando con la dictadura. No es que esté negando la existencia de la brutal tiranía castrista, sino cuestionando las intenciones y el proceder del exilio cubano en Miami. Se fueron de Cuba huyendo de una dictadura marxista, jurando combatirla por todos los medios posibles y lo cumplieron hasta la invasión de bahía Cochinos en Abril de 1961. Ese fue un intento real de derrocar a Fidel, pero terminó en fracaso por la falta de apoyo del Presidente Kennedy.

Después de ese intento no volvió a surgir otro que se mereciera el nombre de invasión y allí empezó el mercadeo de los exiliados a dar sus frutos usando la figura del dictador cubano. Allí es cuando surgen los profesionales de la radio con la Mambí y su propietario y director, Armando Pérez Roura a la cabeza. Peréz Roura y radio Mambí sintetizan el comercio del exilio con la revolución cubana. Durante casi cincuenta años este avispado empresario radial mantuvo una cruzada anti castrista, rogando en sus adentros para que Castro y su régimen no cayeran, porque si Fidel Castro y su sistema marxista eran derrocados, se le terminaba la gallinita de los huevos de oro y cesaba de fluir el río de dinero que engrosaba sus cuentas bancarias. Me pregunto si este oscuro personaje que al comienzo de la revolución adulaba al dictador con su gruesa y bien modulada voz desde una radio estatal, soñó algún día con lucir un Rolex Presidente de veinticinco mil dólares en su muñeca derecha, vestir guayaberas de lino irlandés confeccionadas por Ramón Piug, el mejor camisero de Cuba, frecuentar el Víctor Café para saborear los deliciosos brunchs que allí se sirven, para reunirse con lo más graneado de los brigadistas de pacotilla para comentar el último golpe que le habían dado al gobierno de Castro y los próximos que le iban a dar, golpes existentes solo en sus mentes calenturientas y a buen recaudo en la seguridad que los Estados Unidos le brinda a sus ciudadanos.

Recuerdo como si fuera ayer estar escuchando la interminable lista de los fusilados del día por los esbirros castristas. Era una letanía de lunes a viernes que se rezaba a las cinco de la tarde en punto con la puntualidad y el tono fatalista de García Lorca. De toda esa “lucha patriótica” lo que quedó fue una abultada cuenta de millones de dólares producto de la venta de Radio Mambí. ¿Y como es posible que Pérez Roura se deshaga de semejante fuente de dólares? Lo que pasa es que Armando no solo es un excelente periodista radial amarillista, sino un hábil hombre de negocios que sabe que llegó la hora de vender, porque Fidel Castro muy pronto dejará de ser noticia y se convertirá en mito.

Como Pérez Roura hay muchos y no solo en el negocio radial, sino en todas las actividades comerciales del sur de la Florida.

El exilio cubano en Miami es un engaño y es de oro. Nunca quisieron regresar con un fusil en la mano a recuperar el país que les arrebató Fidel Castro porque se rindieron ante el becerro de oro y lo convirtieron en su dios y razón de ser. La mayor vergüenza de ese exilio cómodo y fructífero será ver morir a Fidel Castro, su “enemigo a muerte,” de viejo, en una cama y rodeado de todos sus hijos y nietos, después de haber martirizado a la nación de Martí y de Gómez y de Céspedes y demás heroes de la guerra de la indepencia de España.

La otra realidad de Cuba es que Fidel Castro logró seducir a los casi once millones de cubanos que viven en la isla. Esa es la única explicación posible para comprender los más de cincuenta años de dictadura, tiranía y miseria. La historia nos dice una y otra vez que no hay dictador que resista la oposición de un pueblo decidido a recuperar la libertad perdida y la dignidad humana pisoteada, sin embargo, Fidel Castro fue la excepción y aunque esté igual que una momia, sigue rigiendo el destino de Cuba y de sus once millones de habitantes. Cuando los cubanos entierren a Fidel, van a doblar las campanas de toda Cuba, pero no en señal de felicidad porque se murió el chacal del Caribe, sino de duelo porque partió el máximo líder de la Nación. La actitud del pueblo cubano me autoriza a pensar de esa forma.

Me animé a escribir este artículo motivado por las palabras grandilocuentes del Dr. Luís Conte Agüero pronunciadas en una reciente reunión de los grandes dirigentes del exilio en Los Angeles. Luís Conte Agüero es un orador de la vieja escuela, que usa el idioma con adjetivos solemnes y con una gran elocuencia. Leí su discurso de la A a la Z, en el cual le rindió el culto que se merecen los viejos heroes de la guerra de la independencia, pero cuando trata de elogiar a los grandes heroes de este exilio, se pone al borde del ridículo porque no existen. El bien sabe la realidad. El sabe que el exilio cubano ha sido una comedia muy productiva, en la que nunca existió el deseo de derrocar a Fidel. Y también sabe que si Fidel sigue en el poder, es porque el pueblo así lo quiere.

Síndrome de Estocolmo, masoquismo, costumbre. Lo que sea, pero esa es la cruda realidad.

Jorge J Cuadra V

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