El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 18 de octubre de 2010

Tacho y Daniel: Vidas paralelas


Anastasio Somoza García y Daniel Ortega Saavedra, quien es un fiel copista del sistema político de Somoza García, imitador de la doctrina Somoza, para perdurar en el poder, con todos sus condimentos, trucos, manipulaciones, amenazas, intimidaciones, oposición incluida.



Por Julio Ignacio Cardoze


En "EL SISTEMA POLÍTICO DE NICARAGUA: EL FLUJO DE DEMANDAS Y LAS REACCIONES DEL RÉGIMEN, escrito por Mariano Fiallos Oyanguren, se dice que: "No se dispone de material publicado que trate directamente de las políticas de Nicaragua analizados desde el punto de vista de las ciencias políticas modernas." Y tiene razón. Son muy pocos los estudios existentes en ese sentido, que nos ayuden a tomar conciencia histórica, por ejemplo, por mencionar algunos, las "Reflexiones sobre la historia de Nicaragua de la colonia a la independencia" de José Coronel Urtecho, o "Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación", de Andrés Pérez Baltodano.

No se puede dejar de mencionar los documentos, la: "Historia de Nicaragua: la década de 1980" y la "Interpretación histórica de la década de 1980 en Nicaragua", ambos del investigador José Luis Velazquez Pereira. Pero el déficit del análisis de la historia política contemporánea sigue vigente, particularmente porque no ha llegado a la categoría de cátedra universitaria. Hay mucho que se ha escrito por quienes cuentan sus experiencias y opiniones personales o sus perspectivas sobre determinados hechos. Generalmente; medias verdades y medias mentiras, especialmente cuando se trata de autoría de parte de los protagonistas o de sus allegados. También hay mucho que se ha escrito sobre temas particulares por personas de probidad intelectual muy interesantes pero de manera específica. No existe la conglomeración, encadenamiento y análisis de los acontecimientos, que nos lleven a sacar conclusiones que sirvan de referencia permanente y segura para el futuro político de la nación.

Una institución que está a la vanguardia del tema en Nicaragua es el Instituto de Historia de Nicaragua de la Universidad Centroamericana (UCA) y tampoco se puede negar su gran contribución, aunque ese esfuerzo, parece que no ha calado en las dirigencias políticas nicaragüenses que siguen ignorantes del acontecer histórico-político, pero aún es más penoso que, unos cuantos, contados con los dedos de la mano, que conocen el tema, contribuyen a la confusión apoyando una serie de iniquidades y bellaquerías políticas.

Debería de haber una regulación en las leyes electorales, (no es broma) que para ejercer de político en Nicaragua, sea exigida una certificación de haber pasado por el Instituto de Historia de la UCA, un curso intensivo de 72 horas para que los políticos no anden queriendo ejercer una actividad cuyos fundamentos ignoran, o como dice Arnoldo Alemán de la forma mas cínica, despectiva y desconsiderada, que se metió a "vago", cuando explica por qué se metió a político. Él lo dice y se queda tan tranquilo. No se hasta que punto los políticos nicaragüenses conocen la definición de la palabra "Ética". Uno de los problemas que a través de la historia nacional contemporánea se identifica con facilidad es la predominancia de la ignorancia en todo sentido en los protagonistas. De ahí que sean famosas irracionalidades tan comunes en las actitudes de los dirigentes, como: "Esta mula es mi macho".

Según Fiallos: "En Nicaragua tenemos un país cuya vida política no es analizada y acerca de la cual tenemos muy poca información que pueda ser considerada útil como una base para la investigación científica. Esta deficiencia debería de ser suficiente para despertar la curiosidad, que de acuerdo al criterio de Aristóteles, es la base de todo conocimiento."

Gran parte del problema es que cada quien escribe la historia a su conveniencia ideológica o interés imaginativo, todo eso queda disperso y de ahí no pasan a la concatenación ni al análisis para hacerla, lo mas congruente posible, por lo menos para los que estudian la eterna disyuntiva de "Estamos como estamos porque somos como somos". Es sorprendente, como en Nicaragua, aún los medios que reclaman democracia, libertad de prensa y difusión, censuran opiniones políticas ciudadanas que no están de acuerdo con los parámetros ideológicos de su preferencia.

Fue Andrés Pérez Baltodano en un seminario en la UCA, quien recordó la urgencia para el pueblo nicaragüense de leer, estudiar y conversar sobre su historia. De ahí, que todos tenemos la obligación patriótica de contribuir de alguna forma, cada quien dentro de sus capacidades, para ver si algún día salimos del marasmo en que estamos hundidos hasta las narices, aunque sea, como dice Fiallos… para despertar la curiosidad.

De ahí, que las ilusiones del paraíso perdido siguen alimentando falsas esperanzas a lo largo y ancho de Nicaragua en medio de profunda confusión política. Confusión, porque, aunque se sabe lo que ocurre, pretendemos no reconocer las causas, y en consecuencia nunca encontraremos la solución. Siempre damos el grito al cielo hasta que nos encontramos frente a hechos consumados.

Mientras se procesan los hechos hacia la consumación de los errores tenemos la vista vuelta hacia otra dirección pretendiendo no ver lo que ocurre. Por ejemplo: Actualmente, quienes alegan que están por el cambio vuelven a lo mismo, vuelven a confiar en personas, nombres y a hacer promesas de la tierra prometida, critican unos nombres, pero confían en la alternativa de un equipo de personas que también ha sido causa de errores pasados, no proponen sistemas. Se opina sin contexto. En política andamos como jugando a la gallina ciega o como un niño con los ojos vendados que en una piñata quiere ponerle la cola al burro estampado en la pared. Los nicaragüenses debemos bajar de las nubes y medir el pulso de las circunstancias con honestidad, para comprender la triste realidad nacional, entenderla y algún día corregirla. Los analistas extranjeros, y algunos nicaragüenses, han descrito las causas y las posibles correcciones del problema político nicaragüense. ¿Por qué ellos ven lo que la mayoría no vemos?

Los problemas históricos de Nicaragua no han sido por Cerda y Arguello, Cleto Ordóñez, Crisanto Sacasa Parodi, Fruto Chamorro, Zelaya, Adolfo Díaz, Somoza, el FSLN, Arnoldo Alemán, Daniel Ortega, de la intervención americana, de la Unión Soviética, la cubana castrista, la dictadura o la corrupción. Son producto del carácter y la cultura nacional nicaragüense. Todos y cada uno de nosotros, y nuestros antepasados, somos culpables. Ninguno de los grandes errores históricos hubiera acontecido si quienes los cometieron no hubieran tenido el apoyo de algún sector importante de la sociedad. Por ahí debemos empezar. Mientras tanto vuelve la burra al zacate.

Cuando llegué al exilio en Miami en 1979 escribí un articulo de opinión en El Herald en el cual dije que, si habíamos perdido los liberales el poder a causa de tantos y tantos errores y equivocaciones políticas que cometimos, ojalá los que llegaban con la proclamada revolución, aprovecharan la ocasión histórica e hicieran un buen gobierno dando a Nicaragua la anhelada democracia.

No mucho tiempo después, con la visita a Miami de José Estaban González, campeón de los Derechos Humanos, desterrado y perseguido por el gobierno sandinista, con denuncias sobre los desastres que estaban haciendo, hice otro escrito en el cual lamenté cómo despreciaron los sandinistas la ocasión de pasar a la historia como los libertadores de los nicaragüenses.

Los errores políticos en Nicaragua son cíclicos. Después de un periodo, se repiten, actualizados y empeorados. Solución, históricamente, nunca hemos tenido voluntad de averiguarla. Eso es ignorancia. A lo más que hemos llegado cuando no queremos más un régimen, es inventar consensos o una Unión Nacional Opositora. Pero nunca hemos hecho nada, como dicen los americanos, "proactivamente", para evitar llegar a esos extremos.

Quienes tienen alguna experiencia de los acontecimientos, los que ven lo que otros no quieren ver, desde cualquier punto de vista ideológico, deben contribuir para que las nuevas generaciones conozcan y traten de corregir. Hay mucha información documentada por quienes vivieron circunstancias claves en la vida nacional y debemos tratar de estudiar, analizar y divulgar el contenido, especialmente, cuando son análisis hechos por personas capaces, en beneficio de la memoria histórica, porque cuando ignoramos… repetimos.

En el mediocre e inestable proceso, por difuso e incierto, del gobierno americano de alejarse de Somoza, en 1977 llegó a Nicaragua como embajador del gobierno Carter, Mauricio Solaún, quien fue embajador hasta inicios de 1979. Solaún no era un diplomático de carrera, fue reclutado siendo catedrático de Sociología Política Latinoamericana y de ahí la importancia de sus análisis sobre esa época. Consultor internacional y conferencista, fue catedrático en la Universidad de Illinois. A este embajador fue a quien A. Somoza D. prepotente le dijo: "Dígale a Carter que venga él a sacarme de la presidencia…".

Poco tiempo después, A. Somoza D. de acuerdo con ese bendito carácter del típico político que se cree indispensable y del gobernante autoritario nicaragüense de todas las épocas, en ese presente largo descrito por José Coronel Urtecho, que piensa que solo él puede, y quien vivía en el paraíso del planeta de sus ilusiones personales, salía al exilio y a la muerte, arrastrando con él a la GN., al Partido Liberal Nacionalista, a sus partidarios, amigos, y hasta a muchos de sus no partidarios y enemigos. Cuando vemos a través de la perspectiva histórica y el tiempo a estos que se creen indispensables, no comprendemos su irracionalidad histórica. Todos acaban mal. Nadie es indispensable.

Creo que el embajador Solaún, quien tuvo una misión extremadamente difícil, en un medio aun más difícil todavía, como era tratar de entender a los nicaragüenses, mas la confusión y contradicciones de su propio gobierno, en relación a la situación de Nicaragua, presidido por un hombre inseguro y mediocre como Jimmy Carter, en general actuó de buena fe e hizo un buen trabajo dentro de sus posibilidades.

Es tanto el apego que tienen los políticos nicaragüenses a un cargo político, que cuando dejan la presidencia de un partido, siguen como presidente honorario. Así vemos como la anterior presidenta del Partido Conservador, Azalia Aviles, en vez de pasar a la llanura ahora se queda como presidente honorario. Igual hacen los liberales con Arnoldo Alemán. Los del PLI tienen un enredo con todos los que dicen ser presidentes del partido o caudillos. Daniel Ortega se queda como jefe directo. Igual hizo Somoza.

Tuve oportunidad de hacer entonces buena amistad con el embajador Solaún, al punto que esa amistad, después me dijeron, me había costado el cargo en el gobierno. La misión del embajador era establecer comunicación con todos cuanto pudiera, tanto en el gobierno, como en la oposición a Somoza. Establecer comunicación con funcionarios del gobierno le fue algo difícil pues como por consigna nadie se atrevía ni a tomarse una foto con el embajador en una recepción. Para un funcionario del gobierno era pecado mortal tener algún contacto con el embajador Solaún. Una de las victimas que fue enviado al ostracismo político liberal nacionalista por esos contactos con el embajador Solaún fue Cornelio Hueck.

Cuando llegué a Miami tuve oportunidad de volver a conversar con él cuando me llamó por teléfono, estando él ejerciendo su cátedra universitaria en otro Estado, sobre los recientes acontecimientos en Nicaragua, causas y efectos históricos, que culminaron con la derrota y expatriación de Somoza. Entonces el embajador-catedrático Mauricio Solaún estaba poniendo en orden sus anotaciones sobre la experiencia nicaragüense. El resultado del ordenamiento fue un interesante documento titulado: "U.S.Intervention and regime Change in Nicaragua", University of Nebraska Press, que será de ayuda, junto otra inteligente bibliografía, para entender el manicomio político nicaragüense, de entonces y de ahora.



Vidas paralelas, un ejemplo del ciclo que se repite en otro hecho consumado

Releyendo el documento compilado por el embajador Solaún, se me ocurrió comparar algunos detalles históricos en el libro, con los acontecimientos políticos del presente. No pude evitar encontrar un paralelismo entre las acciones que fueron la parte medular del régimen instaurado por Anastasio Somoza García, con el régimen que modela Daniel Ortega Saavedra/Murillo.

Sin duda, en ese sentido Somoza García fue un innovador al establecer la Doctrina Somoza que garantizó un gobierno dinástico por mucho tiempo. El embajador Solaún analiza la dinámica, el método y el sistema que hizo perdurar al somocismo tanto tiempo en control del gobierno. Las características de cómo se fue forjando el sistema de la doctrina Somoza, fundamentado en un Estado Patrimonial, en el control de la GN (ejército) y su extensión militar de la policía; su brazo político civil con el Partido Liberal Nacionalista, las turbas, la creación de crisis para forzar a pactar, los cambios constantes de la letra de la Constitución, constituyentes para promover su reelección, el fraude por medio de autoridades electorales sometidas al régimen, los Pactos que lo consolidan y lo reeligen a raíz del Pacto de los Generales Somoza-Chamorro a partir de 1950; los partidos políticos de la seudo-oposición zancuda con participación en una tajada del pastel nacional y espacio gracias a los pactos, dirigencia opositora cómplice, comprada, doblegada y sometida, la tradición seudo-democrática nicaragüense, el reclutamiento opositor compinche entre las elites sociales-empresariales asociadas, el control absoluto de los poderes del Estado, la Asamblea, Corte Suprema de Justicia y Consejo Supremo Electoral.

En su primer gobierno Daniel Ortega imitó a Fidel Castro, con un régimen totalitario, estalinista; a partir de 1990, cuando empieza a gobernar desde abajo, fuerza pactos con Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.

Cuando es presidente por segunda vez, y en resumen a partir de 1990, es un fiel copista del sistema político de Somoza García, imitador de la doctrina Somoza, para perdurar en el poder, con todos sus condimentos, trucos, manipulaciones, amenazas, intimidaciones, oposición incluida.

Pero, que Daniel Ortega se equivoca en lo que hace, y que indefectiblemente acabará mal, no quiere decir que sus supuestos opositores estén en lo correcto. La precandidatura de Fabio Gadea, no ha salido a la palestra como producto de la racionalidad histórica, sino de odios y rivalidades personales. Igual fue la actitud de la oposición a Somoza hasta su derrocamiento. De la misma forma entonces se rivalizaba, por miedo o intimidación, quien era mas antisomocista, y el que no lo era, era traidor con la posibilidad de que le mandaran una escuadra de los "muchachos" a eliminarlo.

Ahora nos retrotraemos y se ha vuelto a caer en el mismo fundamentalismo absurdo cómo dice Andrés Pérez Baltodano, (Confidencial 20 septiembre 2010.-): "Mientras que Ortega se empecina en ver a Nicaragua como una sociedad dividida entre sus seguidores y sus enemigos, las llamadas fuerzas democráticas… empiezan a dividir el país entre “los amantes de la dictadura” (los que simpatizan con el FSLN) y “los amigos de la democracia” (los que en su mayoría “van”, o “iban”, o “seguirán yendo”, con “Eduardo [o Fabio Gadea]”). Todo para que después de un período de pensar con el hígado, volvamos a lo mismo. Como ya ocurrió en el pasado reciente como resultado de esas actitudes irracionales y apasionadas para salir del problema.

No se dan cuenta que nuestro sistema político, creado y alimentado por nosotros, es obtuso, irreal y tiene que ser totalmente reformado, empezando por reformar lo que cada uno de nosotros los nicaragüenses tenemos debajo del cráneo. Haber derrocado a Somoza para volver a lo mismo, o algo peor, lo demuestra. No podemos cambiar nada si primero no nos cambiamos a nosotros, y la candidatura de Fabio Gadea propuesta por Montealegre y su ilusorio consenso, no es la respuesta al problema nacional. En todo caso será una respuesta al problema de Montealegre.

Muchos nicaragüenses sustentan falsamente la ilusión de que quitando a Ortega, que lo veo difícil, o haciendo a un lado a Arnoldo Alemán, cambiarán las cosas para bien y eso es falso, porque seguirán iguales; lo único que quieren hacer gentes como Montealegre y Compañía es cambiar el maquillaje, pero para el pueblo y la gran mayoría las cosas no van a cambiar.

Tanto muerto, especialmente del pueblo que derramó su sangre en abundancia… para nada. Otro ciclo que se repite. Y así hasta el próximo.


Imágenes cortesía de La Estrella de Nicaragua

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