El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 19 de octubre de 2010

Un discurso ensimismado


En otras ocasiones he señalado que el discurso de la llamada oposición democrática nicaragüense es un discurso de elite; no es para las masas, para el pueblo, para los marginados, para los que no viven y piensan como viven y piensan los que usan este discurso.

Ni siquiera es un discurso para los llamados “indecisos”; es decir, para los y las nicaragüenses de cualquier condición social que, por cualquier motivo, no saben hoy por quién votarán; o, si votarán en las próximas elecciones. Hoy quiero hablar un poco más sobre este tema.

De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, el ensimismamiento se define como un acto de “recogimiento en la intimidad de uno mismo”. En este sentido, el ensimismado no presta atención al mundo que existe fuera de su propio mundo; o, en este caso, a las personas que viven fuera de su mundo social. Se puede decir, entonces, que la persona ensimismada, o la que articula un discurso ensimismado, se enajena de la realidad que lo rodea y desatiende esta realidad “por entregarse a la consideración de lo que se tiene en el pensamiento”.

El discurso de la oposición anti-danielista nicaragüense es ensimismado; es auto-referencial. Mediante este discurso, los líderes de la oposición se dirigen a los que integran su propio mundo social para darles (y darse) ánimo, para apoyarlos (y apoyarse), para calmarlos (y calmarse), y para motivarlos (y motivarse) a actuar no sólo frente a Daniel Ortega, sino contra cualquier cosa que amenace su futuro.

El discurso ensimismado, entonces, tiene un propósito terapéutico. No es un discurso político ya que la política implica la intención de establecer una conversación afectiva con personas que no piensan como nosotros, para convencerlas del valor de nuestras posiciones e ideas. Veamos el ejemplo que ofrece el discurso que ha articulado la oposición alrededor de la candidatura de Fabio Gadea Mantilla.

La llamada “candidatura de consenso” de “Don Fabio” enfrenta la profunda –y bien justificada– desconfianza de un importante sector de la población nicaragüense que duda de la política que “Don Fabio” representa; o, peor aún, que rechaza las ideas y el pensamiento del candidato. ¿Qué dicen/hacen los líderes de la oposición antidanielista para contrarrestar esta desconfianza y este rechazo? Nada. Ignoran a los que tendrían que tratar de convencer y simplemente se aferran la esperanza de un milagro; a la repetición del irrepetible milagro de Doña Violeta; y, repiten, para ellos, y para otros que viven y piensan como ellos, que “Fabio une” y que la magia de Pancho Madrigal los salvará.

El discurso de la oposición, por ejemplo, no tienen nada que decirle al joven Carlos Villanueva, quien en mi blog del 20 de septiembre, le pedía explicaciones a Fabio Gadea Mantilla sobre su pasado político; sobre sus virulentas declaraciones en contra de los homosexuales y las lesbianas; sobre su visión de la relación entre el FSLN y el “Gran Capital”, sobre sus simpatías por el golpe militar del 2009 en Honduras; y otras cosas más. Carlos representa a miles de nicaragüenses que demandan estas mismas explicaciones.

¿Hacen algún esfuerzo los líderes de la llamada oposición democrática para responder a Carlos y a los miles de nicaragüenses que piensan como él? No. Ellos simplemente repiten su mantra: “Fabio une”; “Fabio es bueno”; Pancho Madrigal: “ruega por nosotros”.

Veamos unos cuantos ejemplos del discurso enajenado y ensimismado de la oposición anti-danielista nicaragüense.

Empecemos con Enrique Sáenz, de los renovadores sandinistas --ahora más lucios que los pescaditos social cristianos de Agustín Jarquín. Sáenz es un político que quiere votos pero que no tiene tiempo para Carlos y los y las miles que, como Carlos, dudan de “Don Fabio”. Los ignora y simplemente afirma: “Vemos con interés la candidatura de Fabio Gadea, es una persona honorable, estamos evaluando la situación”. ¿Evaluando qué? ¿Qué cosa es “la situación”? ¿Y las preguntas de Carlos?

María José Zamora tampoco tiene oídos para Carlos y otros y otras como él. Metida dentro de su propio mundo y sin interés en responder a los que no piensan como ella, proclama: “Por su misma trayectoria de honradez, trabajo y amor a Nicaragua . . . “Don Fabio” tendrá la tarea de erradicar el nepotismo, la corrupción, el clientelismo político, el abuso de poder, el autoritarismo, el derroche de los fondos estatales, la cultura del no pago, la burocracia, e indiscutiblemente la despartidarización de los poderes del Estado, que hasta hoy continúan secuestrados por el pacto Ortega-Alemán.”

¡Pero señora! ¡Miles de Carlos tienen preguntas y dudas sobre la participación de Gadea Mantilla en muchos de los vicios que usted dice que él va a erradicar! “¡Pancho Madrigal: Ruega por nosotras!”

Hasta la revista Envío, que por tanto tiempo supo decirle al pan pan y al vino vino, ahora ignora a Carlos y a los miles que piensan como él. La revista repite las letanías de la oposición con una visión retocada, aumentada, disminuida y corregida de “Don Fabio”: “Don Fabio es un hombre mayor, con un claro perfil de derecha. Pero es respetado e inspira confianza más allá de su generación y de quienes comparten este ideario. Aunque nunca ha dejado de asumir posiciones políticas desde su radio, no es percibido como ‘político’ y se le reconoce independencia. Y aunque ha estado inmerso en todos los avatares políticos nacionales y se le pueden señalar ‘metidas de pata’, no se le conocen ‘metidas de mano’ en los recursos públicos o en otras arcas abiertas”.

Cristiana Chamorro tampoco tiene interés en responder a Carlos y a los miles que piensan como él. Quiere su voto, pero no lo escucha ni lo ve. Sencillamente afirma lo que Carlos niega y cuestiona: “Escuchar a don Fabio es presenciar un acto de reivindicación de la política. En su persona se ve una concreción de dignidad personal, sentido común, con aires de ingenuidad campesina, cuya simplicidad induce a confiar en sus buenas intenciones y ver como genuinas su búsqueda de compromisos. Ser digno en política es ser consecuente con una forma de vida, impregnada por un fuerte carácter moral.”

¿Cómo explicar el ensimismamiento de la oposición anti-danielista nicaragüense? Algunos dirán que es el producto de la torpeza política de este sector. Pero también es posible que el ensimismamiento de la oposición tenga sus raíces en el envanecimiento, la soberbia y la vanidad de sus líderes. Según el diccionario de la RAE la palabra ensimismado también tiene esta connotación.

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