Esa
fue la frase que dijo Enrique IV de Francia ante la exigencia que le ponía el rey
Felipe II de España, influenciado por el Papa Sixto V, de convertirse al
catolicismo si quería ser coronado rey de Francia. La ambición que todo lo
puede, hizo que aceptara la condición impuesta y fue cuando dijo: “PARÍS BIEN
VALE UNA MISA.
Oficialmente
Enrique IV era calvinista, pero se convirtió al catolicismo, sin embargo,
ciertos historiadores dicen que no fue una conversión de fe, sino un acto
político cuyo premio era la posesión de la ciudad luz, Paris, la hija preferida
del Vaticano.
Después
de ese episodio histórico, la frase pasó a la historia como símbolo del actuar
por interés. Y así vemos como miles de personajes han usado esa frase para
colmar sus anhelos, aunque a veces implique traición.
En
el caso de Enrique IV no fue una traición política, sino teológica, pero El
Vaticano adquirió un nuevo para defender y aumentar la causa católica.
París
bien vale una misa, ha de haber pensado en su momento el futuro General,
Anastasio Somoza García cuando le dijo si a los yankes para traicionar a
Sandino y asesinarlo. La misa fue el asesinato y París el poder político de
Nicaragua por cuarenta años.
De
los casos más conocidos, es el del banquero político, militante activo del
somocismo, por lo que a la hora de la pasada de cuentas fue confiscado y
enviado al exilio.
Cuando
el triunfo de Dña. Violeta, el banquero confiscado regresó a casa y como todos los que
regresaron, se dio a la tarea de recuperar sus bienes confiscados. Entre ellos
estaba una hermosa casa que, para desgracia del reclamante, en ella habitaba y
aun habita el hombre más poderoso de Nicaragua.
La
lucha del banquero por la recuperación de su casa no se le miraba solución, tomando
en cuenta que desde ella operaba la secretaría general del FSLN. Pero a pesar
de eso, el banquero no cejaba en su lucha, hasta que llegó el momento de poner
en práctica la frase de Enrique IV. En una ocasión le preguntaron al banquero
en una rueda de prensa que como iban las negociaciones por la recuperación de
su casa y él contestó que satisfactorias, porque había llegado a un pacto de
caballeros con el Comandante Ortega.
Al
poco tiempo empezó la campaña presidencial del 2006 y el Comandante Ortega,
después de perder tres elecciones en fila, tenía que ganar la cuarta. Arnoldo
Alemán, socio y compadre del banquero, ya le había hecho el primer favor al
Comandante candidato. Pero necesitaba credibilidad como Presidente y allí es
cuando entra el banquero en función y resuelve que París (el millón de dólares
que dicen que le pagaron por su casa) bien vale una misa (la vice presidencia
del Ortega) adjurando de su ideología
política, económica y social y desconociendo los principios morales que le
inculcaron frente a la costa del lago Cocibolca.
El
período de su vice presidencia ya pasó y solo quedó la traición a sus
convicciones para los anales de nuestra historia.
Jorge
J Cuadra V
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