El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 7 de enero de 2013

EL ESTRECHO DUDOSO



EL CONTENIDO DEL CORAZÓN
 Pedro García Domínguez           Para situarnos, diré que las actividades culturales del ICI (Instituto de Cooperación Iberoamericana) los organizábamos Luis Rosales, la poeta Francisca Aguirre y  un servidor. La TERTULIA LITERARIA HISPANOAMERICANA,, con hondas raíces nicaragüenses, dirigida por el incombustible Rafael Montesinos tenía lugar los martes —continúa celebrándose en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe—. Pero, entre las innumerables actividades culturales del ICI destacaban dos: TRIBUNA  LIBRE, destinada a los intelectuales emergentes del momento: Ignacio Gómez de Liaño, Fernando Savater, Javier Sádaba,  Javier Ruiz, Marcos Ricardo Barnatán, Luis Alberto de Cuenca y otros. EL AUTOR COMENTA SU PROPIA OBRA, un programa de divulgación de la narrativa americana con Jorge Luis Borges, Arturo Uslar Pietri, Ernesto Cardenal, Eduardo Carranza, Jorge Luis Borges,  Manuel Múgica Lainez y un larguísimo etc.  Pero este programa era agotador para los creadores, pues consistía en dar sendas conferencias durante dos días. De modo que decidimos que el autor invitado solo intervendría en el turno de preguntas y que durante tres días presentaría los aspectos peculiares de su obra, cuatro especialistas destacados. Llamamos a este programa SEMANA DE AUTOR. Luis Rosales decidió que la primera edición de este novedoso programa —que ha sido calcado— estuviera dedicada a Federico García Lorca, con motivo del quincuagésimo aniversario de su asesinato. Lo titulamos FEDERICO EN AMÉRICA y lo programamos para los días 20, 21, 22 de mayo de 1986.          No sabía a quién invitar de Cuba, pero Luis  Rosales, sin dudarlo, me dijo: «Evidentemente a Cintio Vitier o Eliseo Diego.» Por cortesía, excepcionalmente, me dirigí a la embajada de Cuba en Madrid y me topé con un agregado cultural desconfiado, que de manera intransigente me dijo que no vendría ni Cintio Vitier ni Eliseo Diego, sino un especialista que ellos decidieran. Argumenté en vano, de manera contundente, que ambos poetas cubanos habían conocido personalmente a Federico. Pero ni por esas. No entraban en razón. Me sentía más que incómodo, pues estaba montando un conflicto diplomático involuntariamente. Mis superiores —Carmelo Angulo Barturen— me dieron carta blanca. No podía ceder. Lo que estaba aconteciendo me parecía injusto. Decidí cortar por lo sano, e invitar a un revolucionario díscolo lúcido, Guillermo Cabrera Infante, convertido en ‘tigre’ de las letras, que vivía exiliado en Londres, el cual aceptó inmediatamente y su nombre apareció estampado en un hermoso cartel hecho con el dibujo de un payaso, con lápices de colores — ¿’Alpino’?— por el mismo Federico García Lorca, que, hurgando en los legajos de los fondos de la Biblioteca Hispánica, encontré por, casualidad, y armó mucho revuelo, pues era desconocido. Estaba dedicado: «Querido Melchorito, te escribí y no me has contestado. Federico 1928.» Luis, al verlo se estremeció. Pero dejemos esto a un lado.          Cuando la embajada cubana supo que venía Cabrera Infante accedió a que viniese Eliseo Diego. Demasiado tarde. Guillermo Cabrera Infante y Miriam Gómez su esposa ya estaban en Madrid, hospedados en el Hotel Mindanao, donde, a pesar de mi rechazo, alojaron a Cintio Vitier, ya provecto y a su esposa. El encontronazo de ambos fue muy desagradable. Cabrera Infante no tuvo consideración alguna. De modo y manera que una vez concluida con éxito la SEMANA DE AUTOR  me vi en la obligación moral de organizar una conferencia extra a Eliseo Diego, que además de gran poeta, era una entrañable persona. Eliseo pretendió exiliarse en España, pero terminó en México, patria generosa de tantos trasterrados, donde yace en paz.

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