El coronel retirado Víctor Boitano Coleman se ha audefinido recientemente de esta forma: “ Soy un nacionalista con el deber patriótico de oponerme a la intervención extranjera en nuestros asuntos internos, y defender a mi país de parias y mercenarios políticos que han acabado con los recursos del Estado, a los cuales debemos dar de baja de la actividad política” (Urge Operación Limpieza en Filas Opositoras, mensaje electrónico, 17/01/2013).
Reconoce también que para cumplir con ese deber patriótico llegó a ser “activo cabecilla ocupando importantes responsabilidades dentro la oposición política en Nicaragua”. Y en esa etapa de su cometido, no tuvo ningún empacho en realizar, según propia confesión, “al lado de los condenables y emplazados opositores, … ilegalidades de todo tipo en contra del gobierno del Presidente Daniel Ortega: desde la confección de planes de diversionismo ideológico, elaboración de análisis políticos, formulación de estrategias y tácticas, diseños de planes desestabilizadores, enlazamiento con extremistas de la derecha internacional, realización de intervenciones, financiamientos ilegales, falsedad ideológica, asesoramiento a candidatos presidenciales, diputados, concejales, etc., y hasta actividades con la CIA. Como parte importante de las actividades ‘opositoras’ me relacioné a todos los niveles con la clase política criolla, partidos políticos, supuestas organizaciones de la sociedad civil, mercenarios extranjeros, organismos internacionales y funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos, dentro y fuera de Nicaragua. En otras palabras estuve a como se dice popularmente dentro de la ‘mera argolla’, la ‘crema y nata’, de la derecha interna y externa” (Ibidem).
Además de esas autorreconocidas actividades inmorales o inéticas (en el párrafo anterior he subrayado las que, sin lugar a dudas, constituyen ese tipo de actividades), los medios en Nicaragua, al menos desde 2009 han reportado sobre Boitano actividades de verdadero ataque público al prestigio del Frente Sandinista de Liberación Nacional así como a la figura de Daniel Ortega y otros personajes importantes del gobierno de la Nación, del Ejército, de la Policía Nacional o de sus aliados internacionales. Por un tiempo, Boitano públicamente se identificó como un miembro muy activo de la oposición política al orteguismo.
Así, a fines de julio 2009 se reportan quejas públicas de Boitano contra el Ejército y la Policía Nacional por permitir que los simpatizantes de Mel Zelaya obstruyeran la circulación por la carretera internacional y se tomaran Ocotal (EFE, La Prensa, 29/07/2009). Boitano no se conformó con redactar esa queja, sino que pasó a plantear ante la Fiscalía una acusación formal contra Manuel Zelaya y Daniel Ortega, que fue rechazada por la misma Fiscalía el 4 de agosto de 2009. Pero Boitano pasó más adelante. El 5 de diciembre de 2009 denunciaba nada menos que un plan de asesinato en su contra: “ es una orden partidaria-gubernamental de asesinarme, dada por Daniel Ortega a su militancia. Cueste lo que cueste, digan lo que digan, tengan que hacer, lo que tengan que hacer, para cumplirla”. Según Trinchera de la Noticia (24/10/2011), Boitano, junto con una fuerte grupo de coroneles, muchos de ellos “jóvenes y valiosos oficiales” pero que habían devenido supernumerarios por el forzoso recorte de personal que el ejército estaba comprometido a realizar tempranamente, fue retirado del ejército, pero él “nunca aceptó las razones de su retiro, siempre creyó que fue una decisión política y personal en su contra y con ese pensamiento decidió encarar su futuro… Su irrupción en los medios de información fue violenta y frontal. No tuvo pelos en la lengua para acusar a Ortega de cometer graves crímenes, elaboró libros que son acusaciones públicas directas contra la dirigencia sandinista, a la que destapó por completo. Desde las masacres en los años 80 que el mismo Boitano atestiguó, hasta la extraña muerte de Alexis Argüello, el coronel en retiro hizo una puesta en escena arriesgada y peligrosa para él”.
Es evidente, pues, que, al igual que las acciones estrictamente “ilegales” que Boitano emprendió contra el Gobierno sandinista desde 2009, estas otras actuaciones “legales” pudieron hacer, y de hecho hicieron mella en la opinión pública como acusaciones legítimas de un opositor legal contra Daniel Ortega, su gobierno y su partido y han ayudado desde entonces a crear la imagen que, con razón o sin ella, la oposición política de este país ha configurado, de que estamos ante un intento y una construcción de una verdadera dictadura.
En esa línea, el 19 de febrero de 2010, Boitano escribió: “Las maniobras del dictador con apoyo del Ejército y la Policía Nacional para permanecer (in) saecula saeculorum en el poder son evidentes. Si los patriotas no hacemos algo para evitarlo, continuarán las reiteradas violaciones constitucionales, el silencio cómplice de los generales vitalicios y el traspaso de mando populista en plazas públicas, al mejor estilo del Circo Romano. Todo con el afán de llevarnos a la fortificación de la dictadura. Ojo, después no digamos que nadie nos avisó de la presencia de la dictadura y sus cómplices guardianes militares”.
Pero en 2011, ALN, hasta entonces aliado de Boitano –éste era candidato a Concejal— y bajo la iniciativa de Enrique Quiñónez, acusó a Boitano de actividades serias de desastabilización del estado y atentar contra la seguridad nacional y logró ponerlo en prisión y que fuera llevado a los tribunales. Según la interpretación ofrecida por Radio La Primerísima (20/11/2011), “Boitano creyó que en ALN escucharían sus ideas duras y sus propuestas de elevar la parada al FSLN, aún con las armas. En el fondo él es un sandinista radical resentido que confió en Quiñónez y su gente hasta que se dio cuenta que éste no es confiable porque sigue siendo el mismo asustadizo miembro de la Guardia Nacional que en 1979 se integró con todo su fusil y cantimplora a las tropas Pablo Úbeda de Tomás Borge, de las que fue su primer entrenador. .. Víctor Boitano Coleman obtendrá así una grande y dolorosa lección de la vida, y todos los demás habremos confirmado lo que siempre supimos de Enrique Quiñónez Tuckler”.
Sin embargo, Boitano sufrió desde entonces un resentimiento que extendió a todos los miembros de la oposición política, así como a la CIA y la Embajada Estadounidense. Durante su prisión sufrió crisis emocionales muy fuertes que lo hicieron derramar lágrimas y que le ganaron la compasión de mucha gente. Cuando salió finalmente en libertad, Boitano dio “una vuelta de calcetín”, como decimos popularmente. Radio La Primerísima lo cita en sus nuevas creencias: “Estas actividades de desestabilización política del PLI-MRS es la plataforma impulsada por los funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, Dalier Spat, Arthur Nat, entre otros, que operan en el país y que dan atención a los señores Hugo Torres Jiménez, Carlos Brenes, Eduardo Montealegre, Fabio Gadea Mantilla, Irving Dávila, Víctor Hugo Tinoco, Eliseo Núñez, Edmundo Jarquín, Roberto Sancan, Maximino Rodríguez y Santiago Aburto, entre otros. Estos señores norteamericanos y la dirigencia del PLI-MRS articularon acciones que obedecían a un plan único de desestabilización, consistiendo en desestabilizar el país, desacreditar y desprestigiar al Consejo Supremo Electoral (CSE) y a sus funcionarios, promover actos de violencia, principalmente saboteando la cedulación y torpedeando a los organismos electorales en los territorios, dirigiendo sus acciones principalmente en la zona norte del país, en los poblados de San Fernando, Siuna, Waslala, Rosita, Mulukuku, Río Blanco y Matiguás”. Curiosamente, Boitano no menciona a Quiñónez entre los opositores desestabilizadores , quien claramente lo traicionó, y sospechosamente en connivencia con el orteguismo mete en el saco de opositores ilegales que atentan contra la seguridad del estado nicaragüense y son aliados del imperialismo norteamericano y la CIA, a personas de reconocido prestigio moral. Pero hay que punturalizar que Boitano formula muy graves acusaciones pero nunca, ni en su supuestamente exhaustivo libro, da pruebas convincentes de las mismas.
Desde entonces, Boitano ha consolidado esa nueva faceta, totalmente en contra de su posición política anterior, de enemigo de la oposición política, de la sociedad civil y del gobierno estadounidense y de defensor de Daniel Ortega y del FSLN –¡aunque paradójicamente se confiesa amigo personal del Presidente Barack Obama!, parece que quiere dejar cabos sueltos que le permitan en un futuro simular una reconversión a sus primitivas posiciones...
¿Hasta dónde el apoyo aparentemente incondicional que Boitano da ahora a Daniel Ortega y al FSLN es fruto de una verdadera conversión intelectual y política y no de una decisión oportunista o de autodefensa como resultado de un chantaje que haya sufrido durante su prisión como precio necesario para recobrar su libertad y librarse de peligros que le pueda plantear su enemistad con Enrique Quiñónez y otros opositores de esa calaña? Ni sus argumentos ni las muestras de su temperamento volátil convencen de que esté diciendo la verdad, ni tampoco de que la haya dicho anteriormente.
Ése es mi comentario al mensaje puesto en Voz de Gigante por Carlos Corea recientemente: “Independientemente de la opinión que se tenga del Coronel retirado Victor Boitano, el escrito que he recibido de su parte el día de hoy, tiene cierto interés pués describe la situación política nicaragüense. Sin más que agregar, les dejo el manifiesto personal de Boitano. Gracias”. De ese escrito forma parte el párrafo citado al comienzo de este ensayo.
El nacionalismo, pues, que se atribuye Boitano es extremadamente dudoso. Más bien habría que pensar, tal vez, en un chantajeado que se ha visto obligado a actuar como un mercenario.
Iván García Marenco
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