El emblemático 10 de Enero pasado la tía Eusebia, de 80 años y
usuaria fanática del Ipad, me escuchó hablando por teléfono con una amiga
inglesa, quien me llamó para enterarse de cómo estaban las cosas aquí. La
cantidad de información que tenía en mi cabeza no me dio para darle una
respuesta coherentemente corta y argumentada como corresponde a su cultura
anglosajona, así que solo atiné a decirle “el ambiente cada vez está más
enrarecido”. Al colgar el teléfono, tía Eusebia me dice con tono de
queja, “¿Es lo único que puedes decir, ambiente enrarecido? ¡Eso lo estamos
viviendo hace 14 años!”. Le respondo un poco enojada, “Bien, tía
Eusebia, dime como hubieras transmitido, en pocas palabras, una situación tan
complicada, tratando de ser lo más justa posible.”
A lo que ella me respondió, “¿No me decías el otro día que en
Venezuela estamos a años luz de la “sociedad de la transparencia” de la
que habla un tal postmoderno Vattimo; y que habría
que escribir sobre “La sociedad del ocultamiento” tomando a este
país como caso paradigmático? ¿No es cierto que desde hace tiempo se está
viviendo en este país de medias verdades a partir de hechos ocultos, que
probablemente no más de una docena de personas conoce, entre los cuales la
mayoría son de otro país?”
Tía Eusebia mueve su mecedora, hace una larga pausa y, con su mirada fija
en el árbol más viejo del jardín, continúa con su voz baja, acompasada
por el sonido de Pie Jesu de Faure, que sale de su Ipad, “-¿Es normal
que se acepte como candidato presidencial a una persona con cáncer de
pronóstico reservado, sin tener como requisito un certificado médico sobre si
el cáncer es terminal o no? -¿Es adecuado que un presidente, poco antes
de tomar posesión de su cargo, vaya a otro país a operarse, considerando que en
su país hay mayores adelantos médicos y considerando que la operación tiene
muchos riesgos, incluido la muerte? -¿Es conveniente para un país, donde
el gobierno ha asumido como bandera de lucha la “soberanía nacional”, que el
presidente reelecto, no pueda tomar posesión por haberse agravado su estado, y
quede como rehén de los mandatarios de otro país, quienes son los que deciden sobre
las personas que deben gobernar y cómo se debe gobernar al pueblo venezolano? –
¿Por qué resulta tan difícil que la comunidad internacional progresista
entienda nuestra situación?“
Y tía Eusebia, sin esperar mi reacción, movió plácidamente su mecedora y
continuó leyendo en su Ipad El largo camino hacia la libertad,
de Nelson Mandela.
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Académico: http://www.carmengarciaguadilla.com )
Twitter: @cgguadilla
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