El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los intocables


Onofre Guevara López

Al margen de si el concepto “sociedad civil” refleja algo real, no lo puedo asimilar. Eso se escucha en pláticas coloquiales y cultas, se lee en escritos periodísticos, académicos, estudios sociológicos y se oye en discursos. Hasta me parece que con ese concepto se pretende soslayar la cuestión de las clases y sus contradicciones.

Prefiero hablar de “organizaciones sociales”; lo veo más apropiado, aunque no esté de moda como “sociedad civil”. Igual está de moda hablar y escribir acerca de viajes, reuniones, conferencias, etcétera, ”en el marco de…” Y como estoy fuera de moda, no meto ningún “marco” en mis artículos.

Pero usar o no muletillas es un derecho. No se puede atacar a quienes se identifican como integrantes de la “sociedad civil”, porque, además de tener derecho, su actividad social –en conjunto— tiende a colaborar con sectores sociales no atendidos por las estructuras del sistema ni las políticas de sus gobiernos.

¿De dónde vienen los ataques contra las organizaciones sociales identificadas como “sociedad civil”?

Del gobierno y de conspicuos miembros o representantes de la gran burguesía, todos metidos en negociaciones de mutuos beneficios. Leamos algunos de los criterios anti “sociedad civil” de un señor Zamora, de la industria energética: “El MRS y la sociedad civil están en guerra contra el sector privado, y cuando están en guerra con vos les podés decir adversario (que) es una manera elegante de decirlo, pero ellos todos los días se levantan buscando qué tienen que hacer para deslegitimar el quehacer de las cámaras en su diálogo con las autoridades”.

No he visto esa guerra por ningún lado, pero sí, se sabe que para el gobierno sus críticos son enemigos, y para señor Zamora la crítica significa guerra. Es  que ellos son parte de una elite que se considera exenta de cuestionamientos, unos en lo político y otros en lo económico. Su libertad de enriquecerse en sus respectivos campos como clase privilegiada, la creen protegida de la libertad de crítica pública, porque todo el mundo tiene que aceptar como bueno lo que a ella le interesa. Sea con el control directo del poder político, o a través de la negociación con quien lo detenta –así no tengan ideologías comunes ni similares—, ciertos empresarios no tienen recato de hacer negocios con autoridades espurias ni bajo cualquier sistema administrativo y político. Lo hicieron con los Somoza, y lo hacen con Ortega.

Fueron y son “autoridades” frutos del fraude electoral y promotoras de fraudes. Peco con ellas dialogaron y dialogan para negociar asuntos de interés común. Entre empresarios de sacras cámaras comerciales y las “autoridades”, por ejemplo, se cocinan salarios mínimos y la legislación sobre políticas impositivas, a espaldas de los sectores afectados.

El hecho de que en la “discusión” del salario mínimo estén presentes burócratas del sindicalismo oficial no significa nada; ellos sólo atienden directrices de sus “autoridades”. Aceptan lo que negocian los patronos gobierno-Cosep sobre el salario mínimo, aunque antes de eso hayan hecho teatro demandando porcentajes por los cuales son incapaces de luchar.

En cuanto a la ley de la reforma fiscal, los diputados oficialistas aprobaron disciplinadamente lo que, en esencia, concibieron las “autoridades” y el Cosep.  Y por si acaso este mecanismo pudiera fallar en el sistema legislativo establecido, el Cosep –para tomar medidas preventivas—, hasta dispone de su propia oficina dentro de la Asamblea Nacional. Y ante estas dos puyas –“autoridades” y Cosep— no hay diputados oficialistas valientes.

Que no se moleste, entonces, el señor Zamora, porque exista una “sociedad civil” o conjunto de organizaciones sociales en disposición –si no de usar todo los métodos de lucha, que sería lo mejor— la tienen para criticar los consensos entre  “autoridades” y empresarios cuando éstos sólo tengan en cuenta sus privilegiados intereses. ¡Ah! Debo reconocer que las cámaras empresariales han demandado el cambio de las “autoridades” del CSE; pero de modo tan tímido, que ni atención les pusieron, lo cual no fue óbice para que siguieran con su diálogo entre iguales, es decir, entre capitalistas de arriba y capitalistas de abajo. Esto, lo menos que hace suponer, es que sus críticas son una cortina demagógica para cubrir sus negocios con… las “autoridades”.  Y considerarse intocables también.

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