Onofre Guevara López
Entre historia e histeria hay más que una similitud fonética, si tomamos en cuenta que dentro de los acontecimientos históricos se descubren momentos en los cuales uno o varios sectores sociales –y a veces la sociedad entera— caen en excitaciones nerviosas, emotivas o histéricas que se convierten en catástrofes sociales, como han sido las guerras. Es fácil, entonces, descubrir la histeria en la historia.
Por donde se quiera comenzar se hallarán ejemplos. Cada año se registran hechos históricos que –según su carácter— se celebra, se conmemora o se rememora. Hace pocos días se rememoró el 40 aniversario del terremoto de Managua. Pero durante 2012 hubo aniversarios ignorados, aunque tienen su raíz social e histórica, y además, relación con prácticas profesionales actuales entonces –hace 68 años—, y actuales hoy, en este Siglo XXI.
Se trata de la primera huelga obrera en Nicaragua, efectuada en un centro industrial urbano, la fábrica textilera Payco, en noviembre de 1944. Se efectuó dentro de una situación política candente por causa de la pretendida reelección de Anastasio Somoza García, a la cual se oponía, por lo menos, el 70% de la ciudadanía (¿no es eso muy familiar, ahora?). Para empeorar la situación, los partidos y los diarios les dieron a la huelga matices políticos, y convergieron los siguientes hechos:
a) Uno de los propietarios de la fábrica era del general Carlos Pasos –líder del recién fundado PLI (abril 1944)—; b) entre los trabajadores huelguistas estaba Manuel Pérez Estrada, dirigente del también recién fundado PSN (julio 1944); c) la lucha sindical de muchos años en pro de una ley laboral, estaba próxima a conseguirla, pues el Congreso Nacional aprobó el Código del Trabajo, en noviembre del 44; d) para los conservadores más recalcitrantes, código de trabajo era igual a comunismo, por lo tanto, decían que “los comunistas están vendidos a Somoza”; e) había una campaña electoral prematura (familiar también, ¿no?) y el PSN (de los temibles “comunistas”) no fueron admitidos en la alianza opositora del PCN con el PLI.
Toda aquella amalgama de contradicciones motivada por cuestiones políticas y laborales que hoy nos parecerían normales, provocó histeria en los medios de prensa nacionales y extranjeros, que hicieron parecer a los huelguistas cuales bolcheviques rusos revolucionando en Nicaragua. Leamos noticias y titulares de los diarios de la época, para hallar similitud entre historia e histeria, y una manipulación –que ahora se diría “mediática”— de aquella simple huelga de 220 obreros, motivada por conflictos labores corrientes:
“Panamá, AP.- Llegan informes de Nicaragua de que masas de trabajadores azuzados por los socialistas (comunistas) se han declarado en huelga y amenazan destruir la industria de tejidos en Managua.”
“San José, CR.- Se informa hoy que en Managua ha habido motines comunistas y que algunas industrias han sufrido daños de alguna consideración y están en peligro de paralizarse. Ha sido de notarse, dice el informe, que las autoridades nicaragüenses han dejado solos a los patronos para que los trabajadores puedan ejercer presión a favor de sus demandas, y dicen ser injustas.”
“Ciudad de México, DF.- Llegaron informes de que el comunismo ha estallado en Nicaragua, registrándose ya choques armados en las calles de la ciudad entre huelguistas y patronos. Se dice que estos últimos rehúyen aceptar el clausulado de un nuevo código del trabajo.”
“Hay inquietud y alarma en todo el país por la huelga ilícita de los obreros de la Payco.”
“Esta semana aumentó la tensión provocada por la huelga.”
“Ha aumentado la actitud de los obreros en forma alarmante.”
“Mora Valverde* satisfecho por el desarrollo del comunismo en Nicaragua.”
“Continúa violencia de los trabajadores huelguistas.”
Los únicos actos de violencia que este su servidor miró durante la huelga, los protagonizaron Julio Frixione, alias “Pelota”, quien llegaba a los portones de la fábrica a lanzar insultos y objetos, y los infaltables guardias de Somoza. La Payco era una fábrica pequeña, instalada en terrenos donde después construyeron el restaurante Los Ranchos y el Ministerio de Relaciones Exteriores, y ahora funcionan casas comerciales, entrada al barrio Altagracia.
Está claro, pues: entre historia e histeria no hay ningún trecho.
* Mora Valverde era líder del Partido Vanguardia Popular, costarricense.
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