Don Procopio y doña Procopia

- Por fin, Procopió, el Poder Judicial se trasladó a su nuevo y lujoso edificio…


- Eso está muy bueno, y felicito a los magistrados, Procopiá, pero tengo una duda…

- ¿Cuál es esa duda, Procopió?

- Mi duda es, Procopiá, que si algún día los magistrados les darán posada a la Justicia… ¡aunque sea en el parqueo!

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- Me parece bien positivo, Procopió, que en los municipios le estén dando importancia y utilidad a la basura para convertirla en dinero…

-A mí también me lo parece, Procopiá, pero pienso que en que la pobreza también está produciendo dinero…

-¿Cómo puede ser posible, Procopió, que la pobreza produzca dinero?

-Pues sí, es posible, Procopiá; fijate en los burócratas nacionales y extranjeros que llevan años “luchando” para acabar con la pobreza, pero la pobreza “aitá”… ¡y ellos siguen ganando dinero!