DESPUES DE TODO, SEGUIMOS CON INTERNET

La mejor prueba de que todo fue una farsa mediática, es que estoy escribiendo este artículo con luces por todos lados y con las puertas abiertas. Nuestro 22 estaba supuesto a estar en tinieblas y nosotros encerrados en nuestros cuartos alrededor de una vela encendida, método rudimentario de luchar contra las tinieblas apocalípticas que se iban a apoderar del mundo entero. Además en un silencio total porque la magnitud del calor producto de la erupción solar que estaba pronosticada para el 21, iba a ser tan alta que se iban a fundir todos los transformadores del planeta, sacándonos del aire por completo.


A estas horas estábamos supuestos a estar como los judíos en la noche cuando el ángel exterminador asoló los hogares de los egipcios matando a todos los primogénitos. En la densa oscuridad nosotros íbamos a escuchar ruidos siniestros durante toda esa noche oscura de tres días.

Nada de eso pasó. Simplemente llegó a su fin una era dentro del calendario maya y empezó una nueva, la quinta, con una duración de otros 5200 años.

Siempre pasa lo mismo y siempre se especula sobre el fin de este mundo y siempre los que predican ese fin cuentan con la credibilidad de millones de seres humanos que viven con el credo en la boca haciéndole la bolsa a alguien.

La lección que todo esto me deja a mí, es que los salvajes fueron los europeos que vinieron a esta parte del mundo en donde existía la civilización maya. Hernán Cortez, Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Pedro de Valdivia, Magallanes, Balboa y resto de conquistadores y luego colonizadores, vinieron a destruir un mundo mucho más civilizado que el que vino en las carabelas. Los de aquí eran excelentes ingenieros, arquitectos, constructores, astrólogos, científicos, médicos y sabios, con un grado de cultura muy superior al de los europeos y fueron derrotados porque no estaban condicionados para matar. La violencia no existía en el mundo maya, solo había tiempo para superarse como seres humanos y no concebían la violencia como forma de convencer. Es interesante preguntarse por que una civilización capaz de construir pirámides, sistemas de riego, mecánicas para hacer producir la tierra, un sistema desarrollado para medir el tiempo y gobiernos superiores a nuestra democracia, no fueron capaces de inventar armas de defensa. Se asustaron ante los caballos y los jinetes, llegando a creer que eran una sola pieza. Las espadas toledanas de los sevillanos sembraron el terror entre las fuerzas indígenas y nos quedamos sin comprender, cómo es posible que seres capaces de calcular calendarios exactos, no pudieran neutralizar el daño de las lanzas y las espadas con una simple máquina de guerra. Si fueron capaces de construir grandes grúas, ¿por que no lo fueron para diseñar una maquinaria de defensa que los hubiera salvado del exterminio y de la esclavitud y además de perder el poder?

Tenemos que llegar a la conclusión de que los mayas eran una cultura avanzada que ya había superado el uso de la fuerza para imponer las ideas que regulaban el orden dentro de su sociedad. Entonces tenemos que coincidir en que Cristobal Colón abrió el camino para la destrucción de las civilizaciones existentes, tales como las de los mayas, los aztecas, los incas y el mapuche.

Quiere decir que Hernán Cortez y Francisco Pizarro fueron los Atila que vinieron a sembrar de muertes y de ruinas el paraíso que aquí existía.

Verdaderamente es materia de reflexión todo lo dicho y viendo la solemnidad y lo antiguo del culto maya al fin de una era de 5200 años, es permitido pensar que un soberano maya era más juicioso y sabio que un soberano Habsburgo y que Moctezuma era más civilizado que Iván El Terrible y que Atahualpa lo era más que Enrique VIII.

¿Nos vinieron a civilizar, o nos vinieron a liquidar nuestras civilizaciones? ¿Éramos nosotros los salvajes y ellos los civilizados? Las torturas a las que fueron sometidos Cuauhtémoc, Atahualpa y Caupolicán, deberían hablar por si solas.



Jorge J Cuadra V