"Verás que la Virgen María no va a defraudar a este pueblo que la ama, no se dejará utilizar en discursos sincretistas, no dejará llorando a tantas mujeres violentadas, no se olvidará de los pobres y no permitirá que se siga atropellando la justicia y el derecho para manipular al pueblo y enriquecerse a costa de adormecerlo y tenerlo en la mendicidad".
Te escuché en La Corporación, indignada por la manipulación de la religión. Aunque tú dices que no eres creyente, reflejas una hondura de espíritu y una coherencia de vida y e ideales, que deberían adornar la existencia de muchos creyentes. Por eso te admiro y comparto tu preocupación y tu crítica ante la manipulación que se hace de la religión para humillar y dominar al pueblo.
Ahora he leído tu bellísima Carta a la Virgen María, mujer pobre que vivió entre la gente pobre, ama de casa sencilla y trabajadora, mujer valiente que se atrevió a anunciar la caída de los ricos y poderosos, una mujer del pueblo pero también por eso precisamente una mujer de Dios. Estoy seguro de que la Virgen María, en quien fue dignificada la mujer en grado sumo, leerá tu carta, se alegrará de que haya mujeres como tú, escuchará tu advertencia a no dejarse manipular y tu ruego para que haga algo por este nuestro sufrido pueblo que tanto la ama.
Yo te prometo que en mi oración de El Viejo le leeré tu carta a la Virgen María. Será mi oracion de creyente y de obispo. Un Obispo se hará humilde portador de ese bellísimo mensaje con que has penetrado los cielos para llegar con corazón de mujer a la mujer por excelencia, a la mujer digna y buena, trabajadora y santa, critica y valiente frente a los poderosos injustos, que fue esa humilde chavala, que se llamaba María en Nazaret y fue madre de Jesús, el Hijo de Dios.
Aprovecho para manifestarte mi admiración y mi cariño, con la esperanza de que un día podamos encontrarnos personalmente.
Verás que la Virgen María no va a defraudar a este pueblo que la ama, no se dejará utilizar en discursos sincretistas, no dejará llorando a tantas mujeres violentadas, no se olvidará de los pobres y no permitirá que se siga atropellando la justicia y el derecho para manipular al pueblo y enriquecerse a costa de adormecerlo y tenerlo en la mendicidad. Te aseguro que Ella escuchará desde el cielo, tanto tu bellísima carta como mi pobre oración de Obispo.
Un abrazo de hermano y amigo.
Mons. Silvio José Báez
Obispo Auxiliar de Managua
Secretario de la Conferencia Episcopal de Nicaragua
Obispo Auxiliar de Managua
Secretario de la Conferencia Episcopal de Nicaragua
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