Juan Ramón Flores
Es probable que sean los complejos de inferioridad y los prejuicios que caracterizan a este régimen esquizofrénico, sumado al emborrachamiento que produce el poder, los que tengan al orteguismo cometiendo torpeza tras torpeza. Así quedó evidenciado durante la veloz aprobación de la nueva legislación tributaria, resultado de una negociación secreta entre el régimen y la cúpula empresarial, algo que nos hizo recordar las típicas negociaciones entre Hitler y los grandes empresarios alemanes, quienes luego de que el Fhürer eliminara a la oposición política y triturara a la clase media, se convirtieron en los interlocutores del régimen fascista y posteriormente en los principales promotores y defensores de sus “maravillas”, mientras sus arcas particulares crecían. Qué después Hitler se los llevó en el saco a todos, esa es otra historia.
En Nicaragua, los grandes empresarios aliados del fascismo criollo (el Orteguismo) parecen coincidir en eliminar a la clase media, así quedó demostrado con la nueva Ley Tributaria, y aunque también el golpe se pasa llevando a los trabajadores y a los desempleados, que son la mayoría, el golpe bajo está dirigido a los sectores medios. Es probable que los trabajadores y desempleados, que son la inmensa mayoría, por andar en la rebusca diaria, no le presten en este momento la atención debida a esta ley, pero en su momento sentirán el efecto del garrotazo tributario, porque el costo de la vida lo sienten ellos más que nadie, pues ellos cargan con la mayor contribución tributaria vía los impuestos indirectos, para que las familias del régimen se den la gran vida a base del Presupuesto General de la República.
Toda la gasolina que gastan los desfiles de camionetonas llenas de policías y matones para pasear y cuidar a los opulentos y arrogantes miembros de la familia Ortega-Murillo, sale de la bolsa de los más pobres. Cada viaje al exterior, cada bono “solidario”, cada adorno de las luminarias chamucas, cada almuerzo opíparo de los funcionarios del régimen, sale de los escuálidos bolsillos de los más pobres. Por cada quesillo, gaseosa, vigorón, café, agua, cervezas, cigarros, meneíto, galleta, etc., que se compre en las pulperías, bares, cantinas, hoteles, restaurantes y otros, una parte entra al régimen en concepto de impuestos para pagar y mantener la panza gorda de los funcionarios y sus lujos.
Sin embargo, quien va a resentir fuertemente el golpe es la clase media, ese segmento poblacional pujante que ha luchado a brazo partido para salir de la pobreza con dignidad y que siempre ha sido objeto de fuerte represión oficial, porque en el afán de surgir apuestan al crecimiento formalizándose ante la DGI y las alcaldías y son por tanto quienes másgarrote aguantan. En otras palabras, la nueva Ley Tributaria es un garrotazo dirigido hacia los pobres, pero con más saña hacia la clase media.
De la clase media, por su naturaleza emprendedora y contestataria, es de donde salen los mayores talentos políticos, quienes con mayor lucidez interpretan los momentos políticos, sociales y económicos, en parte porque de todos los sectores sociales estos son los que más están “sobre la jugada” y es parte de sus sueños un ascenso social, a fin de heredar a su descendencia una calidad de vida más digna desde cuya perspectiva se les amplía el horizonte en la búsqueda de afirmar su libertad y su autoestima.
No es casualidad que la inmensa mayoría de los luchadores sociales que promueven el cambio en las sociedades atrasadas como la nuestra, surjan de la clase media, pues es el sector social más crítico e indomable, y en parte por ello la clase media es la más vilipendiada tanto por el gran capital que por ser elitista, los desprecia porque los ve como amenaza, como por los demagogos que bajo el sombrero de un marxismo decimonónico, la tilda de neutralizadora y apaciguadora de las revoluciones violentas. Esos mismos demagogos siempre terminan como los Ortegas, Arce, Borge, etc., con muchos millones mal habidos sus bolsillos, deseando ser aceptados socialmente en las elites empresariales y olvidando el sacrificio a los muertos sobre cuyos cadáveres construyeron “su éxito”.
Las clases medias han tenido muchas decepciones, sus líderes se volvieron caudillos y hoy son reos secuestrados por el chantaje del caudillo usurpador del poder, y hoy solo encuentra eco en el Sandinismo Renovador (MRS), que es la izquierda moderna y democrática de Nicaragua y en el ejemplo de dignidad que representa Don Fabio Gadea. Pero, ¡ojo!, no solo un sector de la clase media resentirá el golpe, pues el golpe viene parejo para todos y golpea también a la clase media orteguista, una parte de la cual al amparo de los fondos públicos (del presupuesto y los petrodólares venezolanos), vía amistosos contactos políticos y partidarios han venido recibiendo concesiones graciosas y “ganando” amarradas licitaciones públicas, para asegurarse un futuro por sus propios medios, a sabiendas que este régimen está construido sobre los pies de barro de la ilegalidad y la ilegitimidad, y por tanto tiene fecha de salida, por mucho que sus aduladores se esmeren en afirmar lo contrario.
La clase media orteguista observa con envidia y rabia contenida el enriquecimiento de su cúpula elitista, pero que tolera mientras no le metan la mano en el bolsillo. No hay que ser doctor en sociología para saber las consecuencias del desarrollo de esas contradicciones. Sin duda, la ausencia de pobres sería fatal para el orteguismo y la perpetuación de la pobreza se vuelve una necesidad vital, por ello, nada mejor para el régimen que atacar por la espalda, amparado en una legalidad impuesta por la aplanadora parlamentaria producto del fraude, para asestar un golpe bajo a las partes nobles de la clase media, como es tener que pagar más impuestos por consumir productos de calidad. Pero por mucho que el Orteguismo trate de impedir que los nicaragüenses tengan acceso a productos de calidad a bajo precio, y por mucho que repita el mismo discurso mentiroso e hipócrita, la gente siempre buscará la salida y se las ingeniará para salir adelante. Si este pueblo supo salir del somocismo, puede salir de cualquier cosa.
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