El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 17 de agosto de 2012

¿SE ESTÁ DERROTANDO AL CRIMER ORGANIZADO?


La Comisionada mayor y jefa de la Policía Nacional, Aminta Granera Sacasa, así lo afirma en sus pomposas ruedas de prensa vistiendo su uniforme de gala cuajado de condecoraciones, lo que la asemeja a un Almirante victorioso de los siete mares. “El muro impenetrable que Nicaragua junto a las demás naciones del continente latinoamericano, incluyendo República Dominicana, así lo demuestra.”
Las palabras suenan como las campanas de la victoria, pero la realidad, en lo que respecta a Nicaragua, es muy diferente y falsa.
La mayor hazaña de las fuerzas armadas nicaragüenses, son los numerosos quiebres que por mar y tierra le propinan al narco tráfico. Las persecuciones por mar contra lanchas rápidas cargadas de cocaína, la que logran decomisar Caribe adentro, junto con los cabezales caleteados que interceptan antes de que abandonen el territorio nacional, son en verdad triunfos para el Ejército y la Policía.  ¿Pero cuanto significan esas cantidades de cocaína, si las comparamos con las que logran pasar a través del espacio marítimo y terrestre nicaragüenses? Es bueno mencionar los cálculos que los expertos hacen. Ellos dicen que por cada kilo de cocaína que decomisan, logran pasar 10. Y es que el narco tráfico internacional es tan poderoso, que compran aviones comerciales de gran tamaño para usarlos una sola vez en el transporte de miles de kilos, dejándolos abandonados en la pista clandestina. Recordemos el entierro de una avioneta bimotor que aterrizó cargada de droga en las inmediaciones de Montelimar y que por las condiciones de la pista no pudo levantar, optando por enterrarla para no dejar señales acusatorias. Para enterrar una avioneta de ese tamaño se tuvo que necesitar equipo pesado: grúas, excavadoras, tractores Caterpillar y mucho apoyo logístico. La policía encontró el entierro, pero acaso se supo algún día de donde salió tanto equipo pesado, no que yo recuerde, y si lo hicieron, quedó en el secreto.
La experiencia nos dice que en Nicaragua nunca se sabe acerca de los autores intelectuales y que lo único que muestran son los paquetes de droga incautados y después todo queda en el olvido.
Un caso que vale la pena ser recordado, es el del barco con bandera chipriota que fue detenido en el Puerto de Corinto, con dos mil kilos de cocaína. Lo que la policía hizo fue mostrarla, mientras barco se alejaba del puerto con dos pitazos como si hubiera descargado uvas y manzanas.
¿Es eso estar derrotando al crimen organizado? Que sea Dña. Aminta la que conteste.
El caso Fariñas, que solo explotó porque asesinaron a Farabundo Cabral, famoso cantautor argentino e inocente protagonista de una sórdida pasada de cuentas entre dos capos, permitió que se destapara una caja de Pandora, que al irse abriendo más, va mostrando la  verdadera infiltración del crimen organizado en la sociedad nicaragüense, dejando al descubierto los tentáculos de  Henry Fariñas.
La última del caso Fariñas tiene que ver con el sistema bancario, ya que un ex funcionario del departamento de anti lavado de dinero de un famoso banco, resultó ser socio del señor Fariñas en un conocido restaurante de la ciudad de Managua. La voz de la Súper Intendencia de Bancos del Gobierno del Comandante Ortega, ha optado por callar y los encargados de la lucha en contra del crimen organizado, no levantan ninguna investigación al respecto.
Decomisar droga es una cosa, pero llevar las investigaciones hasta el fondo en busca de los culpables, es otra muy distinta y esa no se hace.

Jorge J Cuadra V 

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