Managua, 2 de agosto 2012
La Unión Ciudadana por la Democracia (UCD), en relación a las elecciones municipales a celebrarse el próximo 4 de noviembre, hace del conocimiento público lo siguiente:
1) Desde un inicio hemos sostenido y seguimos sosteniendo que actualmente en Nicaragua no existen las condiciones mínimas o necesarias para tener elecciones honestas, en las que el voto de todos y cada uno de los nicaragüenses sea respetado. Estas condiciones, caracterizadas por un sistema electoral sin ninguna credibilidad, con un Consejo Supremo Electoral integrado por los mismos magistrados de facto que dirigieron los fraudes de 2008, 2009 y 2011, no han cambiado ni posiblemente cambiarán antes del 4 de noviembre y, por tanto, no existe razón alguna para variar nuestra posición de que en estas condiciones no se debe participar.
2) Ninguna de las razones esgrimidas a favor de participar en unos comicios, cuyos resultados han sido previamente determinados, nos parecen suficientes:
a) La historia demuestra que los partidos políticos no han necesitado el reconocimiento jurídico oficial para existir y desarrollar una lucha vigorosa en contra del sistema dictatorial que los excluye. Esgrimir la necesidad de no perder la personería jurídica no es motivo suficiente.
b) La corrupción y falta total de independencia del Poder Electoral está más que comprobada con los informes de la Unión Europea, la OEA y los organismos de observación nacionales sobre las elecciones del pasado 6 de noviembre. El fraude de las últimas elecciones municipales de 2008 fue tan evidente que provocó el retiro de la ayuda directa presupuestaria de la Unión Europea y el retiro de la ayuda de la Cuenta Reto del Milenio. No vemos por ninguna parte la necesidad de documentar un nuevo fraude.
c) Decir que si no se participa en estas elecciones la alternativa es la guerra es un falso dilema. No participar no implica renunciar a los espacios en la Asamblea Nacional ni recurrir a la violencia: existen muchas formas cívicas y pacíficas de luchar, las que pueden combinarse con el aprovechamiento inteligente de los espacios institucionales legítimamente ganados. Esta otra vía, de lucha cívica y movilización ciudadana, es la que no se ha querido desarrollar. Mientras no se vaya más allá del espacio parlamentario, controlado por Ortega, los resultados serán los mismos, es decir nada, excepto mayor frustración y aumento de incredulidad y la apatía en la ciudadanía.
d) El argumento del mono de la resurrección de Alemán es un recurso que siempre estará en las manos de Ortega, con o sin elecciones. Ortega ya tiene estudiado el mapa electoral y ya ha designado qué alcaldías se robará y cuales cederá a los partidos que participen, incluido el PLC. El miedo a esa posibilidad es inaceptable y no justifica ceder al chantaje de los oportunistas que decidan aliarse nuevamente con Alemán, quien seguirá representando el pacto con Ortega, la corrupción y la traición a los ideales democráticos.
3) ¿Con qué autoridad moral se va a pedir la movilización para votar por un programa de gobierno local y unos candidatos a alcaldes y concejales, cuando no se ha movido un solo dedo para reclamar un nuevo Consejo Supremo Electoral y un sistema electoral creíble? Algunos líderes políticos se escudan en la apatía de la ciudadanía, olvidando que el deber de un líder no es acomodarse sino despertar y educar y orientar. Escudarse en la apatía ciudadana es simplemente renunciar a la responsabilidad de ser un líder político.
4) El día después de estas elecciones municipales Nicaragua no habrá resuelto los dilemas fundamentales. Continuaremos enfrentando un sistema electoral sin la más mínima credibilidad, unas instituciones totalmente doblegadas a la voluntad de Ortega, el irrespeto a la Constitución y las leyes, la represión y la corrupción a todos los niveles que caracteriza a las dictaduras. Seguiremos enfrentando el problema de lograr poner al frente del CSE a personas honestas, profesionales e independientes, que garanticen el respeto a la voluntad de los nicaragüenses expresada en el voto. Seguiremos enfrentando la necesidad de articular una estrategia de lucha contra la dictadura, en el marco de una unidad sin hegemonías, en la que no sean los intereses económicos de una cúpula los que determinen las decisiones políticas que el pueblo espera de sus dirigentes a fin de avanzar en su lucha por la libertad y la democracia.
Por todas las razones anteriores, llamamos a la ciudadanía a repudiar la presente farsa electoral y a continuar demandando su derecho a unas verdaderas elecciones, democráticas, libres y transparentes.
Unión Ciudadana por la Democracia (UCD)
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